Econom¨ªa de altura sobre Catalu?a
Escuchando a los expertos, tal vez exista una relativa sinton¨ªa en que el apoyo a la independencia no se explica solo por cuestiones econ¨®micas
Un grupo de estudiantes de la London School of Economics and Political Science (LSE) est¨¢ organizando una serie de conferencias sobre el futuro de Catalu?a y Espa?a (What Next for Spain and Catalonia?). Me ha llamado poderosamente la atenci¨®n la que se refiri¨® a la dimensi¨®n econ¨®mica la semana pasada. Participaron cinco de los m¨¢s destacados economistas de este pa¨ªs, algunos de los que han contribuido a forjar la profesi¨®n y la Asociaci¨®n Espa?ola de Econom¨ªa: Antonio Cabrales, ?ngel de la Fuente, Jordi Gal¨ª, Ram¨®n Marim¨®n y Andreu Mas-Colell.
La afinidad pol¨ªtica ¡ªincluso, seguramente, personal¡ª entre estos ponentes es de geometr¨ªa variable, pero resulta importante y necesario que se produzcan este tipo de acercamientos para tratar con altura acad¨¦mica la dimensi¨®n econ¨®mica de este gran problema. Que se celebrara en Londres y en ingl¨¦s le da un cierto aire de impostada neutralidad, seguramente prescindible. Pero tal y como est¨¢ el clima, se agradece un debate sin exageraciones y con rigor acad¨¦mico, que de otros ya nos sobran. No me atrevo a decir que hubiera muchos puntos en com¨²n, mucho menos consensos. Ni que se obviaran algunas cuestiones de naturaleza pol¨ªtica. Pero hubo ideas, muchas, y ganas de plantear alternativas. Los dos grandes ejes fueron los desequilibrios fiscales ¡ªel mal llamado ¡°qui¨¦n roba a qui¨¦n¡± en los territorios espa?oles¡ª y las propuestas para un futuro econ¨®mico en un nuevo marco pol¨ªtico (federal, independiente o continuista).
Tal vez lo m¨¢s importante, por simple que parezca, es el reconocimiento de enormes lazos de capital social mutuamente beneficiosos que nadie propone perder, pero sobre los que existen agrias discrepancias sobre c¨®mo y con qu¨¦ autonom¨ªa deben gestionarse. Tal vez exista una relativa sinton¨ªa en que el apoyo a la independencia no se explica solo por cuestiones econ¨®micas, pero se aport¨® evidencia experimental y emp¨ªrica sorprendente. Por ejemplo, que el problema de confianza es un problema espa?ol y no particularmente catal¨¢n y que hay m¨¢s afinidad entre territorios que entre partidarios de distintas opciones pol¨ªticas. Se demostr¨®, adem¨¢s, que la educaci¨®n genera un ¡°sentido de identidad¡±, lo que puede ser bueno de forma natural o perverso si se somete a manipulaci¨®n.
Se aport¨® tambi¨¦n, evidencia (no necesitamos m¨¢s que mirar a la realidad) de que la situaci¨®n a la que hemos llegado en la gesti¨®n del estado es disfuncional. Se sugiri¨®, desde alguna instancia, sin embargo, que los referendos son incluso m¨¢s disfuncionales porque, en el contexto actual, es casi imposible precisar qu¨¦ se est¨¢ votando.
La determinaci¨®n de la estructura del Estado espa?ol no es una pasi¨®n de poderes, es una cuesti¨®n t¨¦cnica. Tal vez hay que plantearse cambiar estructuras antes de que lo que provoque el cambio sean las exaltaciones. Eso s¨ª, para los que conf¨ªan en un proyecto com¨²n, se apunt¨® (no por todas las partes, claro est¨¢) que tal vez sea importante ¡ªdial¨¦ctica y pr¨¢cticamente¡ª comenzar a hablar del valor de quedarse m¨¢s que de si tiene valor irse. En Londres y en todo el Reino Unido hace meses que los brit¨¢nicos tambi¨¦n se lo preguntan.
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