Tapones para salvaguardar la calidad del vino
Diam, la segunda mayor empresa del mundo en la fabricaci¨®n de tapones de corcho, es una de las m¨¢s innovadoras del sector
Cada a?o se fabrican 18.000 millones de tapones para botellas de vino en todo el mundo, de los que 11.000 millones son de corcho. Una producci¨®n que consume el 70% de la fabricaci¨®n mundial de este material, seg¨²n datos de ASECOR (Agrupaci¨®n Sanvicente?a de Empresarios del Corcho). De ellos, 1.500 millones salen de las dos f¨¢bricas de Diam, ubicadas en los municipios de C¨¦ret, en la regi¨®n de los Alpes Orientales (Francia) y en San Vicente de Alc¨¢ntara (Extremadura), conocida como la capital del corcho espa?ola. Esta factor¨ªa, con 205 empleados, asume una producci¨®n de 1.300 millones, que representa el 80% de la producci¨®n total. Una f¨¢brica con m¨¢s de 30 a?os dedicados a esta actividad y que en 2000 pas¨® a formar parte de Diam, hoy dentro de la multinacional francesa Oeneo.
En 2004 la compa?¨ªa dio un giro de 180 grados en su actividad productiva. Dej¨® de fabricar tapones de corcho cl¨¢sico y comenz¨® a trabajar en una nueva y revolucionaria tecnolog¨ªa llamada Diamant. Con ella, tras triturar y reducir el corcho a polvo, es sometido a un tratamiento de limpieza con CO2 en estado supercr¨ªtico (a caballo entre el estado l¨ªquido y el gaseoso) que es capaz de arrastrar no solo el temido TCA (siglas de Tricloroanisol, un hongo que infecta el vino y que es el responsable del ¡°sabor a corcho¡±, principal frente de batalla de la industria corchera tradicional), sino tambi¨¦n m¨¢s de 150 mol¨¦culas que podr¨ªan estropear el sabor y que el consumidor solo relacionar¨ªa con un vino ¡®malo¡¯ y no con un problema en el corcho.
Desde 2004 reduce el corcho a polvo, lo limpia y lo reconstruye para evitar malos sabores
Una limpieza que desecha m¨¢s de la mitad de cada 100 kilos de polvo de corcho, con el fin de rescatar solo la parte noble, y que Diam transforma en una completa gama de tapones para vinos con uno, tres, cinco y hasta 30 a?os (cifras que se corresponden con el tiempo que la empresa garantiza la elasticidad del corcho). Una numeraci¨®n que se adapta a distintas gamas de vinos desde los m¨¢s j¨®venes a los reservas o grandes reservas y que va escalando precios desde los 50 euros por millar del Diam 1 hasta los 400 para el Diam 30.
Algunas cr¨ªticas
Unos tapones que con una efectividad demostrada, no han estado exentos de ciertas cr¨ªticas por parte de la industria del corcho tradicional, al utilizar elementos sint¨¦ticos en su composici¨®n necesarios para unir el polvo de corcho. ¡°Estos componentes est¨¢n dentro de la legislaci¨®n y se pueden usar de forma segura. Trabajamos con la FDA (Agencia del Medicamento y Seguridad Alimentaria de Estados Unidos) que nos ha dado la certificaci¨®n correspondiente¡±, afirma Bruno Saizieu, director comercial y de marketing de Diam.
Con el cambio de actividad del corcho tradicional a producir a esta nueva tecnolog¨ªa, Diam ha crecido en progresi¨®n geom¨¦trica con una facturaci¨®n de 121 millones de euros en el pasado ejercicio. Sus exportaciones suponen el 60% de su producci¨®n repartida entre 55 pa¨ªses con Francia, Italia, Estados Unidos, Argentina o Espa?a como sus principales clientes. En Espa?a, 230 millones de botellas de vino llevan sus tapones, lo que supone un 15% de cuota de mercado, con clientes como Bodegas Artadi, Emilio Moro, Cepa 21 o F¨¦lix Sol¨ªs, entre una larga lista.
El a?o pasado sustituy¨® lo elementos sint¨¦ticos del tap¨®n por otros de origen natural
En 2017 dieron un paso m¨¢s al incorporar una nueva referencia, que han bautizado con el nombre de Origine by Diam. Un tap¨®n que supone un avance tecnol¨®gico al sustituir los elementos sint¨¦ticos por naturales (cera de abejas y un aglomerante compuesto de polioles 100% vegetales). ¡°Es una ampliaci¨®n de la gama, acorde a la tendencia actual, donde lo natural se impone¡±, seg¨²n Saizieu. Su fabricaci¨®n ha supuesto un aumento del coste del producto y en consonancia de su precio, que alcanza unos 500 euros el millar, lop que lo sit¨²a, principalmente, en el taponado de vinos de alta gama. ¡°Ahora tenemos una colecci¨®n muy completa y hemos pasado de producir 600 millones de tapones en 2010 a 1.500 millones el pasado a?o y todos en perfecto estado, sin ning¨²n riesgo de partidas defectuosas. Argumento de peso por el que Diam nunca pierde cliente, a no ser que sea por el precio¡±, a?ade el director comercial.
Cada a?o venden 150 millones de tapones m¨¢s; incluso el pasado a?o multiplicaron por dos esta cifra. ¡°Es probable que en 2019 frenemos un poco el crecimiento y solo la aumentemos en 100 millones de tapones¡±. Una ralentizaci¨®n ligada a los problemas climatol¨®gicos ocurridos en 2017, con prolongados per¨ªodos de sequ¨ªas e inundaciones, que pusieron en jaque la producci¨®n del vino, que se ha visto mermada notablemente. Una situaci¨®n que no reduce las expectativas de crecimiento en facturaci¨®n; m¨¢s bien al contrario, con una subida estimada de entre un 6% y un 10%.
La empresa produce el 80% en Extremadura, donde emplea a m¨¢s de 200 personas
Unas cifras que, en general, empeque?ecen las de sus competidores m¨¢s cercanos en el sector del taponado a nivel mundial, que hablan de un volumen de producci¨®n de cinco millones de tapones de rosca y de dos millones (y a la baja) de sint¨¦ticos. Una competencia en la que el corcho parece alzarse con el primer puesto del podio, como se pone de manifiesto en un estudio de Iniciativa Cork, que indica que un 83% de los espa?oles asocian el tap¨®n de corcho con vinos de alta calidad.
Y es que aunque el tap¨®n de rosca parec¨ªa que ganaba adeptos dentro y fuera de Europa, sobre todo en pa¨ªses como Nueva Zelanda, Suiza o China, hasta hace poco fervientes defensores de este tipo de tap¨®n, ahora apuestan por el corcho, ¡°incluso entre las nuevas generaciones que apenas lo conoc¨ªan¡±, explica Saizieu.
Sin alcornocales propios para elaborar sus tapones, Diam compra la materia prima fundamentalmente en Portugal, Espa?a, Italia y Marruecos, sin distinguir entre corcho ¡°enfermo¡± y sano. ¡°No nos importa que el corcho est¨¦ da?ado o que tenga cualquier enfermedad. Nosotros lo limpiamos y le damos una nueva vida. Lo reutilizamos sin problema¡±, argumenta Saizieu.
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