¡°Quiero fotograf¨ªar a todas las especies del mundo. Y ya llevo m¨¢s de la mitad¡±
Joel Sartore est¨¢ retratando a los cerca de 15.000 animales diferentes que viven en parques de conservaci¨®n y zool¨®gicos
Toughie (en ingl¨¦s, algo as¨ª como dura de pelar) era la ¨²ltima rana arb¨®rea de patas rayadas de Rabb. El fot¨®grafo Joel Sartore la retrat¨® pocas semanas antes de morir y su imagen dio testimonio de la extinci¨®n de una especie. Para Sartore (Nebraska, Estados Unidos, 1962), fue un momento triste pero tambi¨¦n inspirador: ¡°He fotografiado animales que ya no est¨¢n¡±, afirma. ¡°Pero eso no me deprime. Me inspira para seguir en busca de m¨¢s especies¡±. El estadounidense ha dedicado sus ¨²ltimos 13 a?os a una empresa casi b¨ªblica: poner frente a su c¨¢mara a las cerca de 15.000 especies que viven en centros de conservaci¨®n y zool¨®gicos de todo el mundo. Con un objetivo: ¡°Para proteger a las criaturas del planeta nos tenemos que enamorar de ellas¡±, afirma. ¡°Si desaparecen las especies desparecemos todos¡±.
Su archivo, un proyecto llamado Photo Ark que gestiona National Geographic, la revista a la que Sartore lleva unido tres d¨¦cadas, tiene en la actualidad unas 28.000 im¨¢genes de casi 9.000 animales diferentes. De vuelta a casa, mientras atraviesa en coche el estado de Misuri, el fot¨®grafo echa cuentas: "Puede que en quince a?os haya terminado. A este ritmo es factible", conf¨ªa. Y recuerda c¨®mo empezo todo hace 13 a?os, en su casa de Nebraska.
"Mi mujer Kathy estaba en pleno tratamiento para combatir un c¨¢ncer de pecho", explica. "Tuve que apartar temporalmente mis viajes y me qued¨¦ en casa cuidando de ella y de mis hijos". En ese tiempo Sartore pens¨® en qu¨¦ hacer cuando su mujer se recuperase, algo que finalmente sucedi¨®.
"Quer¨ªa hacer algo que durase m¨¢s que las historias de la revista. Al final solo est¨¢n en el aire un mes", dice divertido. Influido por su repentino sedentarismo, Sartore pas¨® de fotografiar lobos grises y osos grizzly a hacer posar sobre un fondo de estudio casero a vegetales y objetos inanimados que encontraba por su casa. "Poco despu¨¦s empec¨¦ a ir a zool¨®gicos locales a retratar animales aplicando esta idea", rememora. "Me parec¨ªa una manera de poder mirarles a los ojos y ver la vida y la inteligencia que hay en ellos. Una alerta de lo que tenemos y podemos perder".
Una t¨¦cnica ins¨®lita
Sartore y su equipo montaban una especie de set en el que situar a los animales que quer¨ªan fotografiar, que durante un tiempo previo se alimentaban en ese espacio para acostumbrarse al lugar. Las paredes, al principio, estaban empapeladas de negro o blanco, un recurso que eliminaba la comparaci¨®n entre tama?os. "A efectos de conservaci¨®n, es igual e importante un pez que un elefante", entiende el fot¨®grafo. "Y el fondo neutro consigue un efecto igualador". Aunque detalla que el papel pintado pronto dej¨® paso a la pintura tras un incidente simiesco. "Un d¨ªa vi c¨®mo unos chimpanc¨¦s desgarraban el papel en menos de cinco segundos", cuenta. "Ahora utilizo pintura para los animales grandes y peque?as tiendas para los peque?os. Es m¨¢s seguro y efectivo".
Con el paso de los a?os, su ingeniosa t¨¦cnica y el aire vivaz y humano de los retratos le granje¨® reconocimento y le vali¨® una llamada de National Geographic, que financi¨® a Sartore para que viajara por el mundo en busca de m¨¢s especies que a?adir a su inimitable arca. Aparte de la amplia colecci¨®n digital del proyecto, una parte de este qui¨¦n es qui¨¦n natural se puede contemplar en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid hasta el 5 de enero de 2019.
Zoos alrededor del mundo
Sartore ha visitado centros de conservaci¨®n de unos 40 pa¨ªses. En lo que va de oto?o, ha pasado por Berl¨ªn, Madrid y Lisboa. En unos d¨ªas, viajar¨¢ a Florida a inmortalizar a algunas especies raras. Sabe de las controversias que los zool¨®gicos y acuarios suscitan pero no duda en romper una lanza en su favor. "La inmensa mayor¨ªa son sitios vitales para la preservaci¨®n de la biodiversidad", opina. "Muchos de ellos albergan animales que ya no existen fuera, reciben atenci¨®n y disponen de fondos para protegerlos".
Tambi¨¦n entiende que son un buen lugar para reconectar con la naturaleza "si uno vive en la ciudad": "Hay que contar a los ni?os el valor que tienen los animales, hay educar sobre ellos, hay que mostr¨¢rselos al mundo", reivindica. Esa tarea de visibilizaci¨®n la ha cumplido alguna de sus series, como una sobre loros y guacamayos en Sudam¨¦rica, que sirvi¨® de acicate para que las autoridades locales planteasen programas de conservaci¨®n. "Hacemos fotos porque pensamos que con ellas se pueden ganar mentes y corazones. Y le decimos a la gente que el futuro de la vida salvaje est¨¢ todav¨ªa en nuestras manos", expresa.
Preguntado por su fotograf¨ªa preferida, el estadounidense contesta sin contestar: ¡°Si seguimos as¨ª, la mitad de las especies podr¨ªa extinguirse en 2050. Por eso mi foto favorita es la siguiente que vaya a hacer¡±.
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