Cuidado con el contagio italiano
La prima de riesgo espa?ola est¨¢ lejos de la italiana, pero no puede descartarse que haya efecto arrastre
Por fortuna, el contagio est¨¢ a¨²n lejano. La prima de riesgo italiana sobre la alemana era ayer de 302 puntos (lleg¨® a 320). El italiano pagaba un 3% m¨¢s por su cr¨¦dito que el tudesco. La prima espa?ola, solo 118.
Pero ojo, ese l¨ªo puede durar. Agravarse. Infectar. Sabemos c¨®mo las gastan (2011 y 2012) los especuladores en modo manada en estampida. B¨²falos, lo apisonan todo.
Ojo, estos dirigentes italianos no son florentinos. Son zafios. El mejor, el ministro de Econom¨ªa, Giovanni Tria, cometi¨® la estupidez de asegurar que si la prima llega a 400 puntos ¡°podemos decidir intervenir¡±.
Ignora que si la autoridad marca un techo, act¨²a como el torero con la muleta: el toro salta. Tienta si el diestro reacciona. Si no, embiste. Arrasa. O la muerte en el ruedo. O el dividendo, proveniente de la ruina de un pa¨ªs, en la selva del mercado.
Adem¨¢s de la provocaci¨®n, Tria, ese que es el mejor, peca de ingenuo sobre la impotencia que le sobrevendr¨ªa. Cuando uno llega a su tope p¨²blico ¡ªese 400¡ª es que ya no tiene tiempo de reaccionar. Salvo con cierres, corralitos o rescates fara¨®nicos.
Por m¨¢s que bramen los grandilocuentes, si no llega una cat¨¢strofe general, Italia no saldr¨¢ del euro. Pues en su gran mayor¨ªa (el 65%, cuatro puntos m¨¢s que en marzo) los italianos son partidarios de la moneda ¨²nica (Eurobar¨®metro de octubre). Porque hay 16 millones de jubilados y otros pensionistas, para nada dispuestos a cobrar sus pensiones en salvinas o neoliras devaluadas; y si se redenominase la moneda, se desplomar¨ªa.
Porque con una deuda del 131,2% del PIB (en 2017) es subcampeona europea. Aun si la han comprado sus nacionales. Se arruinar¨ªan. Tambi¨¦n sus bancos, que ostentan m¨¢s de 140.000 millones de bonos p¨²blicos. Ojo, ma?ana, a los stress tests.
Y porque un pa¨ªs tan internacionalizado sufrir¨ªa deterioros de activos y disrupciones de flujos comerciales, aunque en un primer instante lograse exportar a¨²n m¨¢s.
El Gobierno populista alega que Francia y Alemania incumplieron en 2003 ¡ªcomo ¨¦l pretende ahora¡ª los objetivos de d¨¦ficit pactados con la UE. Cierto, fue miserable, s¨ª, pero usaron la norma y convencieron a una mayor¨ªa para sus intereses.
El Gobierno ambidiestro de extremas derecha e izquierda sostiene que necesita multiplicar lo indecible el gasto p¨²blico para crecer m¨¢s. Yerra: crece menos ¡ªo sea, creci¨® cero¡ª en el tercer trimestre, desde que ¨¦l ocupa el poder; antes Italia creci¨® al 0,2%. Poco, pero mucho m¨¢s que nada.
El problema italiano no es de inversi¨®n p¨²blica, sino de econom¨ªa corporativizada, farmacias que no abren, empresas que no tributan, mafias que se lo llevan crudo. Y Bruselas le ha otorgado una flexibilidad para que gastara 30.000 millones de euros m¨¢s de lo permitido en el Pacto de Estabilidad (Carta del 23/10, C(2018)7510 final).
En igual condici¨®n, otros la mejoran: la deuda belga baj¨® 51 puntos (desde el 138%) entre 1993 y 2007; la italiana, solo 27 (desde el 127%). Y el PIB belga creci¨® al 2,4%, contra el 1,7% el italiano (Bruegel, 4/9). Antes de capotar al encefalograma plano.
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