Emancipados a medias: ¡°Trabajar, compartir piso y necesitar ayuda de tus padres es surrealista¡±
Tres de cada diez j¨®venes que salieron del hogar familiar a¨²n requieren del apoyo de terceros para hacer frente a los gastos de la vivienda


Salir del hogar familiar es un paso complicado para los j¨®venes espa?oles desde hace d¨¦cadas. Seg¨²n datos del Consejo de la Juventud de Espa?a (CJE), solo el 14,8% de los menores de 30 a?os lo consiguieron hasta mediados del a?o pasado, la peor cifra desde el 2006. A este drama se a?ade el c¨®mo. El CJE revel¨® en enero que el 30% de los j¨®venes que cruzaron este umbral a¨²n necesitan del apoyo de terceros para hacer frente a los gastos de la vivienda.
Andrea Garc¨ªa, asturiana de 25 a?os, est¨¢ en la recta final de una doble titulaci¨®n y compagina sus estudios con un empleo de 30 horas semanales en una cafeter¨ªa por el que recibe 900 euros al mes. El alquiler de una habitaci¨®n en Madrid le arrebata la mitad de su sueldo, sin contar con los servicios. Esto la lleva a depender de la asistencia de sus progenitores, que le env¨ªan en torno a 200 euros mensuales. ¡°Darte cuenta de que, aunque trabajes y compartas piso, a¨²n necesitas ayuda de tus padres es surrealista¡±, lamenta. Tambi¨¦n recuerda que durante alguna de sus intensas jornadas de fin de semana no puede evitar pensar: ¡°Esto es un poco para nada, porque tampoco da para vivir realmente bien o ahorrar¡±, comenta.
Una persona que ha salido de la casa de sus padres cumple la condici¨®n b¨¢sica para engrosar las cifras de emancipaci¨®n, pero el responsable del ¨¢rea socioecon¨®mica del CJE, Javier Mu?oz, pone en duda la conveniencia del t¨¦rmino. Se pregunta si se puede considerar enteramente independiente a alguien que se ve obligado a compartir vivienda, depender de ayuda, tener un trabajo precario o ahorros pr¨¢cticamente nulos. ¡°Al final, esa persona no es libre porque est¨¢ sometida a condiciones materiales que no le permiten desarrollar su proyecto de vida¡±, reflexiona. A su juicio, la asistencia de terceros se ha ido prolongando, en gran medida, debido a ¡°una p¨¦rdida tremenda de poder adquisitivo¡± para los j¨®venes, ocasionada por la subida de los precios, en especial en el mercado de la vivienda, y a unos salarios que no avanzan en la misma medida.
Los trabajadores m¨¢s j¨®venes ¡ªaquellos menores de 24 a?os¡ª son los ¨²nicos que no han podido recuperar su nivel salarial desde la crisis del 2008. As¨ª lo refleja el informe Juventud y Empresa, publicado en enero por la Fundaci¨®n PwC, que advierte de que, pese a que el salario medio ha subido un 18% durante los ¨²ltimos 15 a?os en Espa?a, hasta los 2.158 euros mensuales, los salarios de los j¨®venes no han despegado de un promedio de 1.102 euros, sin contabilizar prestaciones ni rentas del capital.
A estos datos se a?aden los del Banco de Espa?a, que describen que los hogares formados por mayores de 65 a?os son los ¨²nicos que han incrementado su renta en los ¨²ltimos 20 a?os. La grieta que separa a las distintas generaciones no hace m¨¢s que ensancharse y el reciente golpe de la pandemia parece haber hecho su parte. Mientras la riqueza neta media de los hogares cuya cabeza de familia tiene entre 65 a 74 a?os y de 35 a 44 subi¨® un 8,7% y un 17,5%, respectivamente, entre 2020 y 2022; en ese tiempo, la de aquellos encabezados por los m¨¢s j¨®venes se mantuvo congelada.
Donaciones de inmuebles y dinero
La tenencia de vivienda es un factor fundamental para entender las dificultades por las que atraviesan los j¨®venes. Lara Ruiz, de 23 a?os, se march¨® de Santander para estudiar en la capital en 2018, y entr¨® en el mercado laboral hace dos a?os. Empez¨® como becaria y hace unos meses firm¨® un contrato indefinido como social media manager, por el que le pagan el salario m¨ªnimo ajustado a 30 horas por semana. Adem¨¢s, dedica el tiempo restante a estudiar un m¨¢ster. Mientras sus padres abonan el alquiler de su habitaci¨®n, ella corre con los dem¨¢s gastos. ¡°Esta situaci¨®n se inici¨® porque como becaria me resultaba imposible llegar a fin de mes, y ahora es m¨¢s como un plan hacia el futuro para poder ahorrar¡±, explica. Espera acceder a una hipoteca en algunos a?os, pero tampoco descarta destinar esos ahorros para seguir estudiando. Reconoce que es probable que su siguiente paso sea irse a vivir con su pareja. ¡°Me gustar¨ªa tener una fase de independencia total primero, pero s¨¦ que no va a pasar¡±, dice con resignaci¨®n.
Mientras los padres de Lara pueden ayudarla a hacerse con un colch¨®n de ahorro para la entrada de un piso o para su formaci¨®n, otros optan por la donaci¨®n directa de viviendas, bienes inmuebles, acciones, veh¨ªculos o incluso sumas elevadas de dinero a sus hijos. El catedr¨¢tico en la Universidad Complutense de Madrid y subdirector de Fedea, Jos¨¦ Ignacio Conde-Ruiz, se?ala la nueva longevidad como un factor determinante para el auge de esta pr¨¢ctica. ¡°Ahora, por el envejecimiento, heredas mucho m¨¢s tarde, porque tus padres viven m¨¢s tiempo y no recibes la herencia en el momento en el que a lo mejor m¨¢s la necesitar¨ªas. Algunos padres est¨¢n adelantando la herencia para que pueda llegar antes, en el momento adecuado¡±, explica.
Este tipo de transmisiones avanzaron un 15% anual en 2024 frente al ejercicio anterior, y alcanzaron las 199.047, un r¨¦cord hist¨®rico en la serie del Consejo General del Notariado (CGN). Seg¨²n los notarios, aunque es imposible saber con certeza cu¨¢ntas cesiones corresponden a inmuebles o efectivo, los datos del INE permiten contrastar que el a?o pasado se cedieron a trav¨¦s de esta modalidad unas 23.000 viviendas. Desde el CGN creen que la mayor parte del aumento registrado se puede explicar por una tendencia al apoyo paterno para abonar la entrada de una hipoteca. Cifra que se vincula estrechamente con otro hallazgo del CJE: casi la mitad de los j¨®venes que est¨¢n pagando una letra necesitaron ayuda de otras personas para hipotecarse.
Ante esta realidad, Francisco P¨¦rez Garc¨ªa, director de investigaci¨®n del Instituto Valenciano de Investigaciones Econ¨®micas (Ivie), advierte de que hay que tener cuidado con las medias porque entre los j¨®venes hay mucha heterogeneidad. ¡°No es lo mismo la situaci¨®n de un joven que viene de un entorno familiar favorable y que adem¨¢s tiene un buen nivel de estudios y puede acceder a la universidad, que la de alguien que tiene un nivel de estudios solamente obligatorio y adem¨¢s viene de un entorno familiar desfavorable¡±, se?ala.
Obligados a desplazarse
Pese a los datos poco alentadores, P¨¦rez Garc¨ªa celebra las recientes ca¨ªdas en la tasa de desempleo juvenil y el recorte de la contrataci¨®n temporal. ¡°La creaci¨®n de puestos de trabajo y la reducci¨®n de la precariedad del empleo juvenil juegan a favor de que esa brecha no se ampl¨ªe¡±, apunta. Para Mu?oz, del CJE, a¨²n queda un largo camino por recorrer para garantizar un trabajo digno para los m¨¢s j¨®venes. ¡°El problema que hab¨ªa hace unos a?os era que no encontr¨¢bamos empleo, pero una vez solucionado, ya se podr¨ªa desarrollar el proyecto de vida, ahora muchas veces eso no basta para poder emanciparse y hace falta ayuda de terceros¡±, apunta.
Este apoyo puede llegar a representar un gran esfuerzo para las familias. Los padres de Alexandra Furnea, nacida en Rumania hace 23 a?os, tienen ingresos variables porque trabajan por cuenta propia, pero algunos meses le transfieren m¨¢s del 50% de lo que ganan a su hija para que pague los 580 euros de alquiler por una habitaci¨®n en Madrid. Furnea lleg¨® a la capital desde C¨®rdoba ¡ªdonde pas¨® casi toda su vida¡ª para estudiar una licenciatura. Ahora cursa un m¨¢ster y trabaja media jornada como becaria, donde le pagan 300 euros al mes. Las becas del Ministerio de Educaci¨®n (MEC), que cubren la matr¨ªcula y le dotan de un monto anual, fueron su principal sost¨¦n en los ¨²ltimos a?os, junto a la ayuda de sus progenitores. Sin embargo, dado el panorama se plantea la opci¨®n de regresar a su ciudad tras concluir su formaci¨®n. ¡°De momento creo que tendr¨¦ que volverme a casa de mis padres o mudarme a una ciudad m¨¢s barata, porque para encontrar un trabajo que me permita vivir bien me piden muchos a?os de experiencia¡±, relata.
El caso de Furnea es un claro ejemplo de c¨®mo varios j¨®venes abandonan su hogar de origen y se desplazan a otra regi¨®n en busca de mejores oportunidades. Para Conde-Ruiz, el crecimiento se produc¨ªa de una forma m¨¢s homog¨¦nea en todo el territorio nacional hace unas d¨¦cadas, mientras que ahora se ha concentrado en n¨²cleos urbanos espec¨ªficos. ¡°Los j¨®venes se sienten obligados a mudarse a las ciudades donde est¨¢ el empleo, pero, a su vez, estas tienen un problema de vivienda; entonces si tienen padres que les pueden ayudar pues les ayudar¨¢n¡±, sostiene.
¡°Aquellos que tienen la suerte de vivir en la zona en la que est¨¢ el trabajo pueden seguir en casa de sus padres, pero otros se tienen que ir fuera, y como el salario que les dan no es lo suficientemente alto, tienen que, o bien compartir habitaciones, o aceptar el apoyo familiar¡±, a?ade. Andrea Garc¨ªa relata que, pese a que tiene amigos en su ciudad, Oviedo, que pagan por un piso entero lo que ella por una habitaci¨®n, hay m¨¢s oportunidades en las ciudades grandes. ¡°Siento que siempre tenemos que elegir entre sacrificar tu dinero y estabilidad o tu carrera¡±, afirma.
Desde dinero hasta tuppers
La directora de estudios sociales de Funcas, Mar¨ªa Miyar, recuerda que, adem¨¢s de las ya mencionadas ayudas econ¨®micas o de patrimonio, los padres colaboran con sus hijos de formas muy diversas. ¡°Desde donaciones en notario, pero tambi¨¦n dando comida en tuppers, recibi¨¦ndoles en casa para darles de comer o cuidando de los nietos, que tambi¨¦n es una ayuda econ¨®mica, al aliviar la carga que puede suponer pagar una guarder¨ªa¡±, describe.
Ese es el caso de Claudia, educadora orensana de 29 a?os, que prefiere no dar su apellido. Regres¨® de Londres a Galicia en un intento de evadir el elevado coste de la vida en el Reino Unido para encontrarse con que la situaci¨®n en Vigo no es la m¨¢s alentadora. Tras varios meses de inestabilidad laboral cubriendo vacantes, firm¨® recientemente un contrato indefinido, de tipo fijo discontinuo, en un gabinete de atenci¨®n infantil. Sin embargo, reconoce que la asistencia familiar ¡°no viene para nada mal¡±. ¡°A veces mi madre me hace una compra grande y llena el congelador¡±, detalla.
Miyar, de Funcas, remarca que ¡°la sociedad espa?ola, como otras del sur de Europa, se caracteriza por unas redes familiares de apoyo bastante intensas; lo que es una ventaja, pues alivia el sufrimiento en momentos de crisis, cuando es mejor tenerlas que no tenerlas¡±. Sin embargo, tambi¨¦n advierte de los riesgos de que estas ayudas se extiendan cada vez hasta cohortes m¨¢s altas. ¡°Tener una sociedad en la que somos j¨®venes durante tanto tiempo implica una sociedad menos atrevida, con menos capacidad de innovaci¨®n, en definitiva, menos din¨¢mica; si a esto le sumamos que Espa?a est¨¢ envejeciendo, no es un futuro especialmente alentador¡±, apunta.
Otro aspecto que para la experta es especialmente preocupante es el impacto de esta din¨¢mica en los proyectos familiares. ¡°La dependencia de los padres es poco estimulante para que la gente se decida a emprender sus propios proyectos; si t¨² ves que ni siquiera puedes mantenerte a ti mismo, es realmente m¨¢s dificultoso tomar decisiones sobre la fecundidad¡±, advierte. Claudia y su pareja se han dado cuenta de que la inestabilidad laboral les ha obligado a modificar su proyecto de vida. ¡°Hemos hablado de comprar una vivienda, pero es una cosa que hoy no podemos hacer, tambi¨¦n est¨¢ el tema de tener hijos, pero creo que tendremos que atrasar los planes¡±, concluye.
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