Pol¨ªticas inconexas
La falta de apoyo a los Presupuestos del Gobierno est¨¢ haciendo que tenga cada vez menos sentido proponer acciones si no forman parte de un todo contable razonado
Ayer conocimos que la inflaci¨®n de la eurozona se redujo hasta el 1,9% en noviembre desde el 2,2% del mes precedente. Est¨¢ en l¨ªnea con el ligero enfriamiento de la econom¨ªa. En todo caso, sigue estando en el rango del objetivo de inflaci¨®n del Banco Central Europeo. Draghi sugiri¨® la semana pasada que la decisi¨®n de desmantelar la expansi¨®n cuantitativa es firme.
Lo mucho que cuesta que suba la inflaci¨®n estos d¨ªas revela que, entre otras razones, la presi¨®n de los salarios no parece muy elevada. Simplemente, porque el crecimiento de los mismos tampoco parece serlo en muchas econom¨ªas de la eurozona. En Espa?a, se palpa la tensi¨®n en torno a la negociaci¨®n salarial para el pr¨®ximo a?o. Al mismo tiempo, se sigue hablando de la propuesta "de choque" anunciada por el Gobierno de elevaci¨®n del salario m¨ªnimo interprofesional (SMI). El pespunte de esta dif¨ªcil costura quiere ser una especie de contrarreforma laboral que, al mismo tiempo que propone cuestiones l¨®gicas como la simplificaci¨®n de los tipos de contratos, conlleva fundamentalmente derogar la que fue aprobada por el Gobierno anterior, siguiendo las recomendaciones (primero) y alabanzas (despu¨¦s) de las autoridades internacionales.
Desde esta tribuna se?al¨¦ hace semanas que la elevaci¨®n del SMI podr¨ªa tener cierto sentido econ¨®mico y oportunas dosis de dignidad social siempre que se acompa?e, por ejemplo, de una calibraci¨®n presupuestaria adecuada. Es una de esas medidas que no puede ser un ca?onazo aislado. La falta de apoyo a los Presupuestos del Gobierno est¨¢ haciendo que tenga cada vez menos sentido proponer acciones si no forman parte de un todo contable razonado. Las pol¨ªticas inconexas no suelen funcionar. No ayudan a una formaci¨®n de expectativas adecuadas para la necesaria estabilidad de largo plazo. Como suele suceder cuando la confrontaci¨®n no ofrece salidas en la aritm¨¦tica parlamentaria, se trasladan debates adulterados a la calle. Se ejerce pedagog¨ªa negativa. Se desaprende. As¨ª, ahora parece que la ¨²nica forma de solventar la recuperaci¨®n de los salarios es mirar a la inflaci¨®n. Y lo mismo ocurre con las pensiones. Porque cuando por primera vez en mucho tiempo se avanz¨® en el debate de la sostenibilidad de las mismas, hubo un acuerdo coral para una subida conforme a la inflaci¨®n que volvi¨® a echar la racionalidad por tierra.
Por otro lado, los aspectos que han trascendido de la propuesta de la contrarreforma laboral se centran en dar mayor prevalencia a la negociaci¨®n sectorial sobre la de empresa y otras medidas que pueden traer de vuelta m¨¢s rigidez, con posibles efectos no deseados. La simplificaci¨®n de contratos s¨ª que ha estado siempre ah¨ª como una medida que podr¨ªa haber generado consenso pero que nadie ha podido sacar adelante. Entretanto, las pol¨ªticas activas de formaci¨®n y reciclaje siguen teniendo poco ¨¦xito y los j¨®venes no sienten los beneficios del Estado del bienestar en la medida en que lo hacen sus mayores. Sigue existiendo un desajuste entre formaci¨®n y empleo que no se quiere afrontar. O, al menos, no se afronta con el realismo necesario.
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