Donald Trump intenta matarnos
Hay mucho que no sabemos acerca del legado que Donald Trump nos dejar¨¢. Y, c¨®mo no, es sumamente importante lo que ocurra en las elecciones de 2020. Pero una cosa parece segura: aunque sea un presidente de un solo mandato, habr¨¢ causado, de manera directa o indirecta, la muerte prematura de un gran n¨²mero de estadounidenses. Algunas de esas muertes se producir¨¢n a manos de nacionalistas blancos de extrema derecha, que constituyen una amenaza en r¨¢pido crecimiento, en parte porque se sienten autorizados por un presidente que los califica de ¡°muy buenas personas¡±. Otras se producir¨¢n por fallos de la Administraci¨®n, como la inadecuada respuesta al hurac¨¢n Mar¨ªa, que sin duda ha contribuido al elevado n¨²mero de muertes en Puerto Rico. (Recuerden: los puertorrique?os son ciudadanos estadounidenses). Y otras se deber¨¢n a los continuos esfuerzos del Gobierno por sabotear el Obamacare, que no han conseguido anular la reforma, pero han paralizado el descenso del n¨²mero de personas sin seguro, lo que significa que muchos no est¨¢n recibiendo a¨²n la atenci¨®n sanitaria que necesitan. Por supuesto, si Trump se sale con la suya y elimina por completo el Obamacare, las cosas en este frente se pondr¨¢n mucho, much¨ªsimo, peor.
Pero es probable que el mayor n¨²mero de fallecimientos lo provoque el programa liberalizador de Trump; o quiz¨¢ no deber¨ªamos llamarlo ¡°liberalizador¡±, porque su Gobierno es curiosamente selectivo acerca de qu¨¦ sectores quiere dejar a su aire. Piensen en dos cuestiones recientes que ayudan a comprender lo mortalmente raro que es lo que est¨¢ ocurriendo.
Una de ellas es el plan para que los mataderos de cerdos asuman buena parte de la responsabilidad federal de llevar a cabo inspecciones de seguridad alimentaria. ?Y por qu¨¦ no? No es que hayamos visto problemas derivados de la autorregulaci¨®n en, pongamos por caso, el sector aeron¨¢utico, ?no? Ni que hayamos experimentado importantes brotes de enfermedades provocadas por alimentos. O que, para empezar, hubiera una raz¨®n para que la Administraci¨®n p¨²blica estadounidense regulase las industrias c¨¢rnicas.
El Gobierno quiere revocar las normas que limitan las emisiones de mercurio de las centrales el¨¦ctricas
Ahora bien, podr¨ªamos ver la voluntad del Gobierno de Trump de confiar en la industria c¨¢rnica para que nuestra carne sea segura como parte de un ataque general a la reglamentaci¨®n p¨²blica, una voluntad de confiar en que los sectores con ¨¢nimo de lucro har¨¢n lo correcto, y dejar que gobierne el mercado. Y algo de verdad hay en ello, pero no es toda la historia, como ilustra otro acontecimiento: la declaraci¨®n que hizo Trump el otro d¨ªa de que las turbinas e¨®licas producen c¨¢ncer.
Ciertamente, podr¨ªamos atribuirla a su propia demencia: Trump siente un odio irracional por la energ¨ªa e¨®lica desde que fracas¨® en su intento de impedir la construcci¨®n de un parque e¨®lico cerca de su campo de golf escoc¨¦s. Y el presidente parece demente e irracional en tantas cuestiones que una afirmaci¨®n extra?a m¨¢s apenas parece importar.
Pero no se trata de un mero trumpismo m¨¢s. Despu¨¦s de todo, normalmente pensamos que los republicanos en general, y Trump en particular, son personas que minimizan o niegan las ¡°externalidades negativas¡± (los costes no compensados) que imponen algunas actividades empresariales a otras personas o empresas. Por ejemplo, el Gobierno de Trump quiere revocar las normas que limitan las emisiones de mercurio de las centrales el¨¦ctricas. Y para lograr ese objetivo, quiere impedir que la Agencia de Protecci¨®n Medioambiental tenga en cuenta la multitud de beneficios que comporta la reducci¨®n de las emisiones de mercurio, como una reducci¨®n asociada de ¨®xido de nitr¨®geno.
Pero en lo que a energ¨ªa renovable se refiere, a Trump y compa?¨ªa les preocupan mucho de repente los supuestos efectos negativos, que en general solo existen en su imaginaci¨®n. El a?o pasado, el Gobierno present¨® una propuesta que habr¨ªa obligado a los operadores de las redes el¨¦ctricas a subvencionar la energ¨ªa del carb¨®n y la nuclear. La supuesta l¨®gica era que las nuevas fuentes amenazaban con desestabilizar estas redes, pero los propios operadores negaron que esto fuese cierto.
De modo que hay liberalizaci¨®n para algunos, pero nefastas advertencias sobre amenazas imaginarias para otros. ?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo? Parte de la respuesta es: sigan al dinero. Las aportaciones pol¨ªticas de la industria c¨¢rnica favorecen abrumadoramente a los republicanos. La miner¨ªa del carb¨®n apoya casi exclusivamente al Partido Republicano. Las energ¨ªas alternativas, por el contrario, prefieren en general a los dem¨®cratas.
Probablemente haya tambi¨¦n otras cosas. A un partido que desea poder volver a la d¨¦cada de 1950 (pero sin el tipo fiscal m¨¢ximo del 91%), le resultar¨¢ dif¨ªcil aceptar la realidad de que cosas jipis y poco masculinas como la energ¨ªa e¨®lica y solar se est¨¦n volviendo cada vez m¨¢s rentables. Con independencia de qu¨¦ impulse la pol¨ªtica de Trump, el hecho, como he dicho, es que matar¨¢ a la gente. Las turbinas e¨®licas no causan c¨¢ncer, pero las centrales t¨¦rmicas de carb¨®n, s¨ª (adem¨¢s de provocar otros muchos males). Los c¨¢lculos del propio Gobierno de Trump indican que esta relajaci¨®n de las normas sobre la contaminaci¨®n causada por el carb¨®n matar¨¢ a m¨¢s de 1.000 estadounidenses cada a?o. Si el Gobierno consigue poner en pr¨¢ctica todo su programa ¨Cno solo la liberalizaci¨®n de muchos sectores industriales, sino tambi¨¦n la discriminaci¨®n contra sectores que no le gustan, como las energ¨ªas renovables¨C el da?o ser¨¢ mucho mayor.
De modo que si comen carne ¨Co, ya puestos, beben agua o respiran aire¨C Trump intenta matarlos en un sentido muy real. Y aunque se vea despojado del cargo el pr¨®ximo a?o, para muchos estadounidenses ser¨¢ demasiado tarde.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa
? The New York Times, 2019
Traducci¨®n de News Clips
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