¡°De cien vecinos que ¨¦ramos ya solo quedamos dos¡±
Ante la despoblaci¨®n rampante que genera el capitalismo, hoy buscamos alternativas que atraigan nuevos residentes al mismo tiempo que se respeta la calidad de vida y del medioambiente
La manifestaci¨®n de la ¡®Espa?a vaciada¡¯ hizo resurgir en la agenda medi¨¢tica un asunto que, sin embargo, no tiene nada de novedoso. Que la mitad de los municipios espa?oles se encuentren en riesgo de extinci¨®n y que casi 4.000 cuenten con menos de 500 habitantes no es un hecho reciente. Las migraciones de poblaci¨®n procedente de zonas rurales hacia n¨²cleos urbanos se desencadenaron durante la segunda mitad del siglo XX a consecuencia del crecimiento econ¨®mico resultado de la industrializaci¨®n, y el mayor nivel de bienestar que por ello proporcionaban las ciudades, lo que en t¨¦rminos hist¨®ricos se denomin¨® ¨¦xodo rural. Si bien es cierto que este fen¨®meno fue perdiendo velocidad, es una tendencia que ha persistido hasta nuestros d¨ªas y especialmente empeor¨® a ra¨ªz de la crisis econ¨®mica de 2008.
Pero ya no son solo los pueblos los que experimentan la p¨¦rdida de poblaci¨®n, sino que algunas capitales de provincia y cabeceras de comarca tambi¨¦n han empezado a decaer. Actualmente, el 90% de espa?oles vive en el 30% del territorio.[1] Estamos evolucionando hacia un modelo territorial de capitales muy pobladas y municipios despoblados, que no es en modo alguno sostenible. En los n¨²cleos de poblaci¨®n que est¨¢n perdiendo a sus habitantes es ya habitual escuchar frases de este tipo: ¡°De cien vecinos que ¨¦ramos ya solo quedamos dos¡±, como reividicaba el cantautor Labordeta en una de sus letras.
Ahora bien, la gesti¨®n pol¨ªtica del problema es dif¨ªcil, pues requiere estrategias que, adem¨¢s de integrar diferentes niveles de gobierno, presenten un enfoque innovador y discriminatorio que puede llegar a generar incomprensi¨®n u ofensas en otros actores pol¨ªticos y territoriales. Entre las propuestas de los partidos pol¨ªticos destaca la accesibilidad a internet de banda ancha y 3G como medida estrella, adem¨¢s de incentivos al empleo y al emprendimiento, diversas reducciones fiscales y una mayor dotaci¨®n de recursos p¨²blicos.
Aunque algunas de estas iniciativas son muy necesarias -garantizar la cobertura de servicios b¨¢sicos y mejorar las telecomunicaciones, as¨ª como las v¨ªas de transporte y los medios de transporte p¨²blico interurbano-, hay que ser cautelosos a la hora de desarrollar nuevas medidas fiscales e inversiones en infraestructuras y servicios, pues queda la duda de que el medio rural pueda soportar el desarrollo de las grandes conurbaciones o regiones metropolitanas que, como ¡®agujeros negros del desarrollo¡¯, se tragan todo alrededor de su amplia zona de influencia.
A simple vista puede parecer que la ra¨ªz del problema est¨¢ en la falta de empleo y, aunque la oferta laboral es un factor importante para la recuperaci¨®n demogr¨¢fica, no es la causa principal de la p¨¦rdida de poblaci¨®n. La obsesi¨®n por la rentabilidad econ¨®mica propia de los sistemas capitalistas es lo que ha llevado a mermar la poblaci¨®n en el medio rural; as¨ª lo analiza desde una perspectiva hist¨®rica Luis del Romero en su libro Despoblaci¨®n y abandono de la Espa?a rural. El imposible vencido.
Una mentalidad m¨¢s cooperativa y el trabajo entre ayuntamientos puede fortalecer la prestaci¨®n de servicios p¨²blicos en zonas con poca poblaci¨®n
Por ello, parece una buena ocasi¨®n para apostar por otros modelos productivos, distintos de la tradicional f¨®rmula de empresa capitalista, que permitan aprovechar la enorme riqueza cultural y natural de la que disfrutan los municipios rurales, activando la econom¨ªa y generando empleo a la vez que se mantiene la calidad del medio ambiente.
La Econom¨ªa Social y Solidaria[2] defiende un modelo que priorice a las personas por encima del capital. En este sentido, tanto las iniciativas privadas como las pol¨ªticas del sector p¨²blico deber¨ªan tener en cuenta la eficiencia social de sus proyectos y no solo su rentabilidad econ¨®mica. Dar importancia exclusivamente al capital como generador de riqueza nos ha llevado a ocupar masivamente las ciudades y a abandonar aquellos pueblos con excelentes condiciones para la vida humana. A¨²n con m¨¢s motivo incluso, los servicios p¨²blicos no pueden ni deben prestarse desde un enfoque lucrativo, concentrando las inversiones donde la demanda es mayor e infradotando las zonas con m¨¢s impedimentos demogr¨¢ficos y geogr¨¢ficos.
El trabajo en red, anteponer la cooperaci¨®n frente a la competitividad, representa otro de los principios de este modelo econ¨®mico. Las sociedades cooperativas o laborales, las sociedades agrarias de transformaci¨®n, los grupos de consumo comunitario, las mutualidades o las asociaciones y fundaciones del tercer sector social son f¨®rmulas empresariales alternativas que evitan ciertos problemas que generan, por ejemplo, las centrales de suministro de energ¨ªa t¨¦rmica, los vertederos de residuos o las industrias ganaderas de cr¨ªa intensiva, que est¨¢n proliferando en el medio rural y que tienen un coste ambiental muy elevado y muy poca capacidad para crear puestos de trabajo. De nuevo, un principio que tambi¨¦n conviene adoptar en las administraciones p¨²blicas, especialmente en el ¨¢mbito local. Una mentalidad m¨¢s cooperativa y el trabajo conjunto entre ayuntamientos puede fortalecer la prestaci¨®n de servicios p¨²blicos en zonas donde los municipios cuentan con poca poblaci¨®n.
Las localidades rurales, a fin de cuentas, necesitan atraer poblaci¨®n, y para ello requieren alcaldes y l¨ªderes pol¨ªticos entusiastas, dispuestos a cooperar y a promocionar peque?as iniciativas con el fin de mantener a la gente que ya reside en ellas y de favorecer la llegada de nuevos vecinos. Asimismo, es ineludible una revisi¨®n del modelo de financiaci¨®n con partidas presupuestarias que beneficien a las entidades m¨¢s cercanas al medio rural, como ayuntamientos, comarcas y agencias de desarrollo; sin olvidar, sin embargo, que est¨¢ redistribuci¨®n de recursos no deber¨ªa acabar en la construcci¨®n desmesurada de inmensos equipamientos y obras p¨²blicas inservibles.
?* Ana Lascorz es analista pol¨ªtica de la Fundaci¨®n Alternativas
[1] Pazos-Vidal, S. (2019). ¡°Reto demogr¨¢fico¡±. Agenda P¨²blica, El Pa¨ªs, 7 de abril. Disponible en: http://agendapublica.elpais.com/reto-demografico/
[2] Mart¨ªnez del Arco, M. A., Sab¨ªn Gal¨¢n, F., ?lvaro Moreno, A., Gallero Moreiras, A. y Sals¨®n Mart¨ªn, F. (2019). La Econom¨ªa Social y Solidaria: Balance provisional y perspectivas para Espa?a. Laboratorio de Fundaci¨®n Alternativas. Disponible en: https://www.fundacionalternativas.org/laboratorio/documentos/zoom-economico/la-economia-social-y-solidaria-balance-provisional-y-perspectivas-para-espana
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