La necesidad de adaptar la educaci¨®n en Am¨¦rica Latina para un cambio tecnol¨®gico disruptivo
Una nueva realidad exige sistemas educativos que pongan el acento en el pensamiento cr¨ªtico m¨¢s que en la memorizaci¨®n y escuelas que cuenten con los medios para que estos esfuerzos sean realizables
Pareciera que las implicancias de la disrupci¨®n tecnol¨®gica est¨¢n hoy en el centro de todas las conversaciones. Casi a diario se a?aden a nuestro vocabulario t¨¦rminos como digitalizaci¨®n, robotizaci¨®n y muchos otros conceptos. Resulta atractivo pensar en las consecuencias de un futuro tecnol¨®gico altamente sofisticado, pero sobre todo es importante que quienes deben definir las pol¨ªticas p¨²blicas para el desarrollo de nuestros pa¨ªses presten atenci¨®n a estas tendencias.
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Pareciera que las implicancias de la disrupci¨®n tecnol¨®gica est¨¢n hoy en el centro de todas las conversaciones. Casi a diario se a?aden a nuestro vocabulario t¨¦rminos como digitalizaci¨®n, robotizaci¨®n y muchos otros conceptos. Resulta atractivo pensar en las consecuencias de un futuro tecnol¨®gico altamente sofisticado, pero sobre todo es importante que quienes deben definir las pol¨ªticas p¨²blicas para el desarrollo de nuestros pa¨ªses presten atenci¨®n a estas tendencias.
Si bien es dif¨ªcil anticipar c¨®mo ser¨¢ el futuro dentro de algunas d¨¦cadas, sabemos que ser¨¢ muy diferente de la realidad actual y que esto tendr¨¢ amplias implicancias. En unos pocos a?os hemos visto algunas industrias (pel¨ªculas fotogr¨¢ficas, CDs) y ocupaciones (agentes de viajes, alquiler de videos) desaparecer pr¨¢cticamente de la noche a la ma?ana, y tambi¨¦n c¨®mo se han visto afectadas ciertas actividades econ¨®micas (servicios de taxi) por el surgimiento de emprendimientos colaborativos.
Para ser justos, no es la primera vez que esto ocurre en la historia. Durante la Revoluci¨®n Industrial del siglo XIX, las tejedur¨ªas y otras ocupaciones artesanales experimentaron importantes disrupciones como resultado de la introducci¨®n del motor a vapor y la mecanizaci¨®n. Pero la velocidad de los cambios es hoy mucho mayor que en el pasado, y se est¨¢ acelerando.
En efecto, de acuerdo con un informe reciente de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos (OCDE), el 40% de los empleos que los estudiantes de hoy quisieran tener en el futuro pueden desaparecer en los pr¨®ximos 15 a?os. Este es sin duda un asunto que los encargados de dise?ar pol¨ªticas p¨²blicas deben atender para anticiparse a un futuro que demandar¨¢ habilidades diferentes. Esta nueva realidad exige sistemas educativos que pongan el acento en el pensamiento cr¨ªtico m¨¢s que en la memorizaci¨®n, maestros que est¨¦n a la altura del desaf¨ªo, y escuelas que cuenten con los medios para que estos esfuerzos sean realizables.
M¨¢s a¨²n, el desaf¨ªo no es solamente adaptar los sistemas educativos a las necesidades futuras, sino enfrentar tambi¨¦n el hecho de que ni siquiera se est¨¢n alcanzando las expectativas del presente. Seg¨²n el Indicador de Pobreza de Aprendizaje del Banco Mundial, m¨¢s de la mitad de los ni?os de 10 a?os de Am¨¦rica Latina y el Caribe apenas pueden leer o incluso comprender un simple p¨¢rrafo.
Los retos asociados a la calidad de la educaci¨®n en la regi¨®n tambi¨¦n se ven reflejados en las pruebas PISA, de la OCDE, que hacen una comparaci¨®n estandarizada de los resultados en m¨¢s de 70 pa¨ªses. En promedio, las pruebas PISA indican que un estudiante de 15 a?os en nuestra regi¨®n est¨¢ tres a?os detr¨¢s en matem¨¢ticas, lectura y ciencias si se lo compara con un estudiante de su misma edad de un pa¨ªs de la OCDE como puede ser Australia, Suecia o Estados Unidos.
Esto es inaceptable si so?amos con una regi¨®n capaz de adaptarse a los cambios tecnol¨®gicos o, m¨¢s relevante a¨²n, si so?amos con eliminar la pobreza y mejorar la calidad de vida de los latinoamericanos. Despu¨¦s de todo, para elevar la calidad de vida de la poblaci¨®n necesitamos crear m¨¢s puestos de trabajo y garantizar que estos empleos paguen buenos salarios, algo que s¨®lo ocurrir¨¢ tenemos una fuerza laboral productiva que cuenta con las habilidades y la educaci¨®n necesarias.
Entonces, ?qu¨¦ necesitamos hacer para reparar los sistemas educativos? En el Banco Mundial estamos desarrollando nuestra estrategia para la regi¨®n en torno a cuatro pilares:
- Invertir en educaci¨®n temprana, porque sabemos que, hacia la edad de 15 a?os, los menores que no asistieron a preescolar est¨¢n casi un a?o retrasados en su aprendizaje si se los compara con aquellos que s¨ª asistieron.
- Medir el aprendizaje e innovar en la ense?anza dado que es dif¨ªcil esperar que los ni?os se familiaricen con las nuevas tecnolog¨ªas si sus maestros no lo est¨¢n.
- Hacer frente al abandono escolar mediante una mayor flexibilizaci¨®n de la educaci¨®n secundaria superior y un ¨¦nfasis en las habilidades socioemocionales para mejorar la experiencia de aprendizaje, la motivaci¨®n y la empleabilidad de los estudiantes.
- Utilizar mejores pr¨¢cticas de gobernanza mediante la incorporaci¨®n de garant¨ªas de calidad y mecanismos de financiaci¨®n.
Los desaf¨ªos hacia adelante son muchos. Pero tambi¨¦n son numerosos los ejemplos de mejoras recientes, y esto debe servir de incentivo para quienes definen las pol¨ªticas. En Nicaragua, por ejemplo, hemos apoyado la reforma de la educaci¨®n preescolar con un nuevo curr¨ªculo y asegur¨¢ndonos de que todos los maestros de preescolar reciban la preparaci¨®n para ense?ar en ese nivel. En Rep¨²blica Dominicana hemos apoyado la introducci¨®n de tecnolog¨ªa adaptativa para evaluar los niveles cognitivos iniciales de los alumnos, a fin de poder dise?ar programas personalizados de aprendizaje.
En Guatemala hemos incorporado modelos ¨²tiles para identificar a los alumnos con m¨¢s probabilidades de abandonar la escuela en sexto grado, lo que permite dirigir recursos hacia quienes enfrentan ese riesgo. En M¨¦xico, una reforma administrativa en las escuelas fue clave para ayudar a que los estudiantes tengan un mes y medio adicional de escolarizaci¨®n anual.
Tenemos adem¨¢s ejemplos de importantes reducciones en el abandono escolar, como en el estado brasile?o de Pernambuco, donde estos niveles cayeron del 14% al 2% entre 2008 y 2014. Y tenemos buenos ejemplos de progresos en materia de aprendizaje en Per¨², donde el porcentaje de alumnos de segundo grado que alcanzan el nivel dos en comprensi¨®n de lectura creci¨® del 16% al 44%. Tambi¨¦n estamos midiendo los resultados de aprendizaje en Paraguay.
Es un comienzo, pero debemos hacer mucho m¨¢s para modificar sistemas educativos dise?ados en el siglo XIX para escuelas construidas en el siglo XX si queremos preparar a nuestros ni?os para el siglo XXI.
Humberto L¨®pez es vicepresidente en funciones del Banco Mundial para Am¨¦rica Latina y el Caribe.