La crisis del coronavirus se lleva por delante m¨¢s de un mill¨®n de empleos durante el confinamiento
La ocupaci¨®n baja hasta los 18,6 millones de puestos de trabajo, seg¨²n la EPA
Casi 1,1 millones de empleos perdidos en un solo trimestre. Esas han sido las consecuencias del coronavirus y el confinamiento en el segundo trimestre del a?o. El dato no tiene precedentes en la serie estad¨ªstica. Ni en los peores momentos de crisis anteriores se encuentra un golpe de esa magnitud, lo que no es poca cosa en un pa¨ªs como Espa?a, tristemente acostumbrado a r¨¢pidos ajustes laborales a base de destrucciones masivas de empleo. Ese golpe ha dejado el n¨²mero total de ocupados en 18,6 millones, seg¨²n la encuesta de poblaci¨®n activa (EPA) divulgada este martes por el INE.
El impacto podr¨ªa haber sido mucho mayor. Los ERTE y otras medidas de ayuda aplicadas durante la hibernaci¨®n de la econom¨ªa han contenido la destrucci¨®n de empleo. De hecho, el INE teniendo en cuenta estas medidas calcula que durante este trimestre han trabajado en Espa?a 13,9 millones de personas de forma efectiva, aunque en este dato tambi¨¦n se incluyen a quienes estaban de vacaciones o de baja.
Probablemente, el dato que mejor refleja el par¨®n que ha tra¨ªdo la pandemia a la actividad laboral est¨¢ en las horas trabajadas a la semana en el segundo trimestre y la comparaci¨®n con el anterior: una ca¨ªda del 22,5%. Este ajuste recoge tanto la destrucci¨®n anual de empleo, un retroceso del 6%, como el menor n¨²mero de horas trabajadas por quienes han conservado su ocupaci¨®n. Y aqu¨ª es donde entran en juego los ERTE (tanto las suspensiones de empleo como las reducciones de jornada) como la prestaci¨®n extraordinaria de los aut¨®nomos. Entre ambas, el INE cuenta a 3,4 millones de afectados.
Por el lado del empleo, la EPA, el mejor term¨®metro para saber lo que sucede en el mercado laboral, ofrece datos concluyentes de lo que ha sucedido en el segundo trimestre del a?o. En cambio, la otra cara del mercado laboral, el paro, esta vez dice mucho menos. Las restricciones impuestas por el confinamiento y la propia metodolog¨ªa de la encuesta distorsionan el resultado. Los criterios internacionales, marcados por la OIT, para calificar a alguien como parado exigen que el desocupado busque activamente empleo. Durante la pandemia, esto se ha convertido en una tarea imposible por las restricciones de movilidad.
El resultado de esta combinaci¨®n perversa ha sido que el paro apenas creci¨®. Solo lo hizo en 55.000 personas. Y elev¨® la cifra total a 3,37 millones y una tasa del 15,3%.
La enorme diferencia entre quienes perdieron su empleo y los que pasaron a engrosar la lista de paro se esconde entre los inactivos. Este colectivo, que agrupa a quienes no participan en el mercado laboral, ha crecido en un solo trimestre de 16,5 millones a 17,6. La resta ya ofrece explicaciones claras, pero todav¨ªa dice m¨¢s saber que entre los inactivos hay 1,6 millones de personas que no han buscado empleo pero s¨ª estaban disponibles para trabajar, casi el doble que en primer trimestre del a?o.
La consecuencia directa de esto implica un aut¨¦ntico desplome de la poblaci¨®n activa, que ha pasado de 22,9 millones a 21,9 millones. Un movimiento de este calibre es totalmente at¨ªpico entre quienes est¨¢n en edad y disposici¨®n de trabajar, pues la evoluci¨®n de este grupo, ligada tanto a los vaivenes de la econom¨ªa como a fen¨®menos demogr¨¢ficos y migratorios, suele ser m¨¢s lenta que otros indicadores laborales.
Dado que estos fen¨®menos est¨¢n muy influidos por las medidas de confinamiento y par¨®n econ¨®mico, que han llevado a una intensa destrucci¨®n de empleo y, en cambio, han impedido que se busque empleo, lo m¨¢s probable es que en los pr¨®ximos trimestres emerjan como parados centenares de miles de trabajadores que han pasado directamente del empleo a la inactividad. Aunque esta afirmaci¨®n depende de las respuestas que den las autoridades sanitarias a los rebrotes y el aumento de contagios que se observan en las ¨²ltimas semanas.
La crisis del coronavirus ha invertido el signo tradicional del mercado de trabajo entre abril y junio. El segundo trimestre del a?o suele ser tradicionalmente el mejor para el empleo. Comienza la temporada tur¨ªstica, el buen tiempo anima las obras y las campa?as agr¨ªcolas requieren mano de obra. En definitiva, las contrataciones temporales aumentan las plantillas. Este a?o ese ritual no se ha cumplido.
Y eso se ha notado mucho m¨¢s entre los asalariados, especialmente los del sector privado, que entre los trabajadores por cuenta propia. El saldo que arroja la EPA confirma lo que ya apuntaba la afiliaci¨®n a la Seguridad Social desde el primer momento: los m¨¢s golpeados han sido los temporales. Casi el 70% del empleo destruido ha sido temporal y eso ha provocado un hundimiento de la tasa de temporalidad. Ha bajado hasta el 22,3%, 2,6 puntos porcentuales menos que hace a?o.
Esta ca¨ªda de la temporalidad por la v¨ªa de la destrucci¨®n de empleo repite otra constante del mercado laboral espa?ol durante las crisis. La primera es que destruye muchos puestos de trabajo, m¨¢s de lo que cae la econom¨ªa. Esta primera solo se ha cumplido parcialmente esta vez porque los ERTE -tan demandados en otros episodios de recesi¨®n- han funcionado y contenido algo la debacle. La otra es que esa destrucci¨®n masiva de empleo se ceba con los temporales aprovechando que es mucho m¨¢s f¨¢cil la rescisi¨®n de la relaci¨®n laboral cuando se finaliza el contrato. Tras ella est¨¢ la famosa dualidad del mercado de trabajo espa?ol, uno de los grandes problemas no resuelto en casi 40 a?os.
En este trimestre, la EPA s¨ª que recoge la crisis a lo largo de todo un trimestre, algo que no sucedi¨® en la edici¨®n anterior. Entonces la estad¨ªstica, como el estado de alarma se decret¨® el 14 de marzo, solo pudo recoger dos semanas del impacto sobrevenido de la crisis.
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