Impuesto digital, por tierra mar y aire
M¨¢s pronto o m¨¢s tarde, doblar¨¢n campanas por la elusi¨®n fiscal. El malestar ha llegado a los dirigentes pol¨ªticos europeos
El aplazamiento hasta mitad de 2021 del impuesto internacional a las multinacionales digitales ¡ªentre otras¡ª perjudica a Espa?a. Igual que Francia, ya decidi¨® en su momento postergar la tasa para envolverla en un impuesto global dise?ado por la OCDE.
Como otros pa¨ªses, pretend¨ªa rellenar ese agujero negro fiscal para compensar una pizca del exceso de endeudamiento generado por los est¨ªmulos contra la recesi¨®n. Por ahora no hay marcha atr¨¢s sobre el calendario previsto: diciembre, tras un eventual desplome del imperio Trump.
Tambi¨¦n da?a a la UE, que ha previsto amortizar la factura de la emisi¨®n mancomunada destinada a financiar el plan de recuperaci¨®n econ¨®mica, con esa nueva figura... junto a otras como la tasa Tobin, el ajuste del carbono en frontera, la ampliaci¨®n del sistema de comercio de emisiones a la navegaci¨®n a¨¦rea y mar¨ªtima.
La primera ser¨¢ una tasa sobre desechos de pl¨¢stico, desde el 1 de enero pr¨®ximo, como decidi¨® la cumbre del 21 de julio. Y en ese primer semestre Bruselas debe presentar su propuesta para la tasa Google. As¨ª que el retraso de la OCDE, espoleado por el obstruccionismo de Donald Trump, complica el calendario.
No es de recibo que este club, gestionado en general sensatamente por Angel Gurr¨ªa, presione para que los que m¨¢s han trabajado en ello sigan esperando al m¨¢s lento del convoy. Huelgan las advertencias contra los da?os de una eventual ¡°carrera¡± de los pa¨ªses para implantar sus tasas digitales. La alternativa era haber hecho los deberes a tiempo.
En Europa el agujero fiscal digital es de esc¨¢ndalo, al combinarse con el r¨ªdiculo impuesto de sociedades de los semipara¨ªsos fiscales: Irlanda (12,5%). Las grandes multinacionales de EE UU declaran en ese pa¨ªs el 47% de sus ganancias en Europa.
Claro que, m¨¢s pronto o m¨¢s tarde, doblar¨¢n campanas por la elusi¨®n fiscal ¡ªo sea, la evasi¨®n con cobertura legal¡ª en el continente. Pues esa desfiscalizaci¨®n es, en relaci¨®n con la presi¨®n sobre las empresas y personas f¨ªsicas ordinarias, socialmente insostenible. El malestar antidiscriminatorio ha llegado a los dirigentes pol¨ªticos.
Y empiezan a actuar por tierra, mar y aire: 1) Ursula von der Leyen se comprometi¨® a relanzar la tasa Google europea si la OCDE no lo hac¨ªa este a?o: deber¨¢ cumplir. 2) La heroica comisaria de Competencia, la liberal Margrethe Vestager, acaba de anunciar un paquete m¨¢s amplio para exigir conductas transparentes y responsables a las grandes plataformas. 3) La Comisi¨®n recurri¨® ante el TJUE la sentencia que liber¨® a Irlanda de recuperar 13.000 millones enjugados a Apple. 4) Tambi¨¦n explora el uso del art¨ªculo 116 del Tratado ¡ªun bazuka¡ª contra los pa¨ªses de fiscalidad risible. Y 5) El Parlamento aprieta en favor del impuesto digital en las negociaciones de estos d¨ªas sobre los ¡°recursos propios¡± para financiar el plan de recuperaci¨®n.
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