Bruselas contra los gigantes tecnol¨®gicos: dejar atr¨¢s la impotencia sin caer en la prepotencia
La Comisi¨®n Europea planta cara a las plataformas digitales con dos normas de largo alcance
La Comisi¨®n Europea lleva m¨¢s de 20 a?os faj¨¢ndose con los grandes gigantes tecnol¨®gicos estadounidenses en un desigual combate en el que Bruselas siempre parece golpear tarde y con escasa fuerza. El organismo comunitario ha impuesto sanciones multimillonarias a Google, Qualcomm o Intel por abuso de posici¨®n dominante. O a Facebook por enga?ar cuando pidi¨® permiso para comprarse Whatsapp. Y persigui¨® durante una d¨¦cada a Microsoft para impedirle, con escaso ¨¦xito, que aprovechase el sistema operativo Windows para apoderarse de otros mercados.
Las cuantiosas multas han tenido tanto impacto medi¨¢tico como escasa repercusi¨®n en la situaci¨®n real del mercado. Y las gigantescas plataformas digitales, lejos de ver mermado su poder por la intervenci¨®n de las autoridades europeas, han crecido hasta convertir Internet en un coto privado en el que es dif¨ªcil navegar o hacer negocio si no se aceptan sus reglas.
Las normas aprobadas este martes por el organismo comunitario aspiran a reequilibrar un poco las fuerzas entre reguladores europeos y compa?¨ªas reguladas. Un justificado contrapeso para evitar que gigantes privados causen, deliberada o inadvertidamente, da?os sociales, econ¨®micos o pol¨ªticos irreparables.
El proyecto de reglamento de servicios digitales (DSA, por las siglas en ingl¨¦s) impondr¨¢ a las grandes plataformas la obligaci¨®n de retirar los contenidos ilegales, incluidas las ofertas de venta de productos fraudulentos, siempre que lo reclame una autoridad judicial o administrativa de cualquier pa¨ªs de Europa, no solo de su pa¨ªs de residencia. Y la ley de la selva dejar¨¢ tambi¨¦n de aplicarse en cuanto a los contenidos destinados a propagar la desinformaci¨®n de manera deliberada y masiva.
Bruselas asegura que ha calibrado muy bien la propuesta para preservar la libertad de expresi¨®n y no propiciar un celo censor incompatible con los valores europeos. Pero el riesgo existe si la tramitaci¨®n del reglamento a?ade invasiva letra peque?a. ¡°No debemos permitir que los gigantes de Internet se conviertan en los polic¨ªas online, ya se les ha regalado demasiado poder sobre nuestra democracia como para permitirles que decidan tambi¨¦n lo que podemos ver¡±, se?ala Eva Simon, de la ONG Uni¨®n por las Libertades Civiles de Europa.
La segunda norma, el proyecto de reglamento de mercados digitales (DMA), ha requerido tambi¨¦n un equilibrio muy delicado desde el punto de vista econ¨®mico. Bruselas someter¨¢ a una vigilancia mucho m¨¢s estrecha a las compa?¨ªas digitales que sean calificadas como gatekeepers o puertas de entrada a la red con base en una serie de criterios (facturaci¨®n, valoraci¨®n burs¨¢til y n¨²mero de usuarios).
Los umbrales son tan elevados que apenas una decena de empresas, de la talla de Google, Apple o Amazon, estar¨¢n sujetas a obligaciones adicionales. Pero Bruselas se reserva el derecho de imponer las mismas normas a empresas m¨¢s peque?as en las que detecte un potencial de convertirse en gatekeepers.
El alcance de ese instrumento preventivo se ha rebajado en relaci¨®n con las ideas iniciales de la Comisi¨®n. Pero colocar¨ªa a Bruselas en la peligrosa tesitura de dirimir qu¨¦ start-ups o qu¨¦ unicornios tienen derecho a seguir creciendo. ¡°La Comisi¨®n Europea no ha podido ir tan lejos como pol¨ªticamente hubiera deseado por falta de una base competencial y jur¨ªdica adecuada¡±, se?ala Pablo L¨®pez-?lvarez, directivo de la consultora FTI Consulting. Pero no cabe descartar que el texto se endurezca a su paso por el Parlamento Europeo. Y ¡°tambi¨¦n hay otras piezas del puzle a tener en cuenta, como la normativa de competencia que van a adoptar pr¨®ximamente Francia y Alemania, que se anticipan m¨¢s duras¡±, a?ade L¨®pez-?lvarez. Europa deber¨ªa extremar el cuidado para no pasar de la impotencia a la prepotencia en un escenario tan innovador, veloz e imprevisible como es el sector digital.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.