Covid-19, otra econom¨ªa es deseable
El Estado debe invertir m¨¢s en salud e investigaci¨®n, con medidas redistributivas y sueldos dignos para caminar hacia una sociedad m¨¢s justa, en la que tengan cabida las propuestas ecol¨®gicas y feministas
La crisis econ¨®mica derivada de la pandemia se ha producido cuando apenas se hab¨ªa salido de la que se origin¨® en 2008. Una crisis tras otra sin apenas poder respirar hace que la que se est¨¢ sufriendo actualmente adquiera una gravedad sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Adem¨¢s, la salida de la crisis anterior no supuso un cambio de paradigma ni de la pol¨ªtica econ¨®mica llevada a cabo desde la d¨¦cada de los ochenta del siglo pasado, y que fueron los causantes del estallido financiero que se traslad¨® a la econom¨ªa real.
El modelo econ¨®mico de las tres d¨¦cadas anteriores a la crisis de 2008 se sustent¨® en dar prioridad al fundamentalismo de mercado y en la expansi¨®n de la globalizaci¨®n neoliberal hegemonizada por las finanzas. Una econom¨ªa de casino, por usar el t¨¦rmino de Keynes, que se impon¨ªa sobre la econom¨ªa real. Esto dio lugar a un endeudamiento creciente de las empresas y de las econom¨ªas dom¨¦sticas, acompa?ado de una elevada especulaci¨®n. La obtenci¨®n de ganancias r¨¢pidas, c¨®modas y f¨¢ciles, caracterizaron a la econom¨ªa. Todo ello dio alas a un sistema financiero que fue crecientemente desregulado. La fragilidad de este sistema qued¨® en evidencia cuando estallaron las burbujas financieras, inmobiliarias y burs¨¢tiles. No se aprendi¨® nada de las lecciones que hab¨ªa expuesto Minsky en diferentes obras y art¨ªculos.
El endeudamiento privado se traslad¨® al p¨²blico cuando hubo que rescatar a los bancos y afrontar las consecuencias del desempleo, conjuntamente con una bajada de los ingresos fiscales resultados de una menor actividad econ¨®mica y del consumo. El creciente endeudamiento p¨²blico se combati¨® con las pol¨ªticas de austeridad, que supon¨ªan recortes en el gasto p¨²blico. Estas pol¨ªticas contribu¨ªan as¨ª a disminuir m¨¢s la demanda efectiva, lo que alarg¨® m¨¢s la crisis, al tiempo que contribuy¨® a debilitar al Estado del bienestar. La econom¨ªa comenz¨® a recuperarse, pero con una desigualdad de rentas y riquezas creciente en el interior de los pa¨ªses, y con un aumento del trabajo precario.
De modo, que la llegada de esta nueva crisis, motivada por una causa no estrictamente econ¨®mica, ha cogido, sin embargo, a las estructuras econ¨®micas debilitadas, consecuencia del predominio del mercado y de la manera en la que se sali¨® de la crisis anterior, donde una vez m¨¢s se impusieron las teor¨ªas neoliberales que llevaron a la econom¨ªa al borde del abismo. Por si fuera poco, se estaba produciendo una desaceleraci¨®n del crecimiento econ¨®mico en casi todos los pa¨ªses. As¨ª que, al frenazo econ¨®mico que ya es de por s¨ª grave para la econom¨ªa, hay que a?adir el estado en el que la mayor parte de las econom¨ªas se encontraban antes de la pandemia.
Esta vez las lecciones que se puedan extraer de esta experiencia espero que sirvan para ir sentando las bases de un modelo econ¨®mico diferente, con el fin de no caer en los mismos errores. No es una tarea sencilla porque en econom¨ªa no basta con tener buenas ideas, sino que estas se puedan llevar a la pr¨¢ctica, lo que depende no solamente de las intenciones de los gobiernos, sino de los grandes poderes econ¨®micos y financieros que han ido progresivamente reforzando su poder y que son reacios a cualquier cambio que pueda hacer disminuir sus abultados beneficios. Otra pol¨ªtica econ¨®mica diferente choca con los intereses establecidos y que en este caso gozan de una gran influencia en los ¨®rganos decisorios.
En la ¨¦poca en la que el neoliberalismo se ha convertido en el paradigma dominante ha habido voces discrepantes, voces adem¨¢s con gran prestigio acad¨¦mico, algunos de ellos premios Nobel, como es el caso de George Akerloff, Paul Krugman, Robert Schiller y Joseph Stiglitz. Otros que sin serlo tambi¨¦n gozan de un gran predicamento en los c¨ªrculos acad¨¦micos como Mark Blyth, James Galbraith, Steve Kenn, Mariana Mazzucato, Thomas Piketty y Dani Rodrik, por citar algunos de los m¨¢s conocidos en Espa?a. Con esto, lo que quiero se?alar es que hay alternativas al dogma dominante, pero si no se llevan a la pr¨¢ctica sus ideas, que no son ni mucho menos radicales, es precisamente por las razones aducidas de que no son aceptadas por los poderes f¨¢cticos econ¨®micos, los organismos econ¨®micos internacionales impregnados de neoliberalismo y la mayor parte de los gobiernos.
Ahora bien, no son solamente estos poderes, sino que se han instalado estas ideas en gran parte de la academia, y que sirven de soporte te¨®rico, consciente o inconscientemente, a un sistema que favorece fundamentalmente, aunque no solo, a los grupos econ¨®micos m¨¢s poderosos. El poder de las ideas es grande, sobre todo cuando se tienen medios de comunicaci¨®n que las difunden de una manera simple. Esta influencia ha penetrado tambi¨¦n en pensadores y pol¨ªticos de izquierda moderada que alaban las excelencias de la globalizaci¨®n y el mercado sin ning¨²n tipo de matices.
Hay que estar alerta porque los neoliberales, que est¨¢n fracasando y poniendo a la econom¨ªa al pie de los caballos, tratar¨¢n de volver, como zombis
No obstante, estas apolog¨ªas, conviene subrayar que la globalizaci¨®n financiera trajo la crisis de 2008 y ahora han quedado al descubierto los puntos d¨¦biles de la globalizaci¨®n comercial y de la productiva. Las insuficiencias de esta globalizaci¨®n se han podido contemplar en el suministro de mascarillas, respiradores y equipamiento de seguridad para el personal sanitario. Parece mentira, pero los pa¨ªses desarrollados no han tenido capacidad para fabricar estos materiales y ha habido que comprar todo ello en China. Se ha generado una gran demanda con todos los pa¨ªses en disputa, lo que ha encarecido los precios, y se han producido especulaciones y fraude en productos vendidos sin condiciones de seguridad.
Otro impedimento para el cambio es que el Estado, que es el agente necesario para vencer al virus, poner en marcha pol¨ªticas de emergencia social y jugar un papel primordial para la reconstrucci¨®n, sale debilitado de esta crisis como consecuencia del endeudamiento creciente que tanto la pandemia como la crisis econ¨®mica est¨¢n provocando. Esto volver¨¢ a servir m¨¢s adelante para introducir otra vez las pol¨ªticas de austeridad. Hay que estar alerta porque los neoliberales, que est¨¢n fracasando y poniendo a la econom¨ªa al pie de los caballos, tratar¨¢n de volver, como zombis, tal como dice Krugman.
La ¨²nica manera de contrarrestar esto es con una mejora de la cooperaci¨®n internacional con acciones diferentes como las mantenidas hasta ahora. Una cooperaci¨®n que debe ser eficaz para luchar contra el cambio clim¨¢tico, la p¨¦rdida de biodiversidad, y regular la globalizaci¨®n. As¨ª como fomentar el desarrollo econ¨®mico de los pa¨ªses m¨¢s pobres, combatir el hambre y la pobreza, y proteger a los emigrantes y refugiados.
De esta grave crisis no va a sacarnos el mercado, sino el Estado. Otra econom¨ªa es deseable y hay que hacerla posible, pues si no se camina hacia el abismo. Hay que reformar el Estado para fortalecerlo. Un Estado que no debe desempe?ar solamente un papel asistencial sino de emprendedor, tal como expone Mazuccato, lo que requiere llevar a cabo pol¨ªticas industriales. Hay que invertir m¨¢s en salud e investigaci¨®n, favorecer la seguridad alimentaria, y poner en marcha medidas redistributivas, con pol¨ªticas fiscales progresivas y salarios dignos. Menos privatizaciones y m¨¢s empresas e instituciones p¨²blicas, sin olvidar la gran importancia de la econom¨ªa de los cuidados. Una econom¨ªa que camine hacia una sociedad m¨¢s justa y equitativa y en la que tengan cabida las propuestas ecol¨®gicas y feministas.
* Carlos Berzosa, catedr¨¢tico em¨¦rito de la Universidad Complutense y patrono de la Fundaci¨®n Alternativas
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