Mauro Guill¨¦n: ¡°Quien quiera ver el futuro del mundo tiene que viajar a ?frica¡±
El profesor en Wharton avisa de los cambios que transformar¨¢n el mundo en una d¨¦cada: habr¨¢ m¨¢s abuelos que nietos, m¨¢s robots que obreros y m¨¢s divisas que Estados
Los ensayos de prospectivas econ¨®micas son casi un g¨¦nero en s¨ª mismo. Se trata, en muchos casos, de tratados de futurolog¨ªa en los que la probabilidad cuanto menos remota. Otros, sin embargo, tienen unas expectativas m¨¢s ancladas a la realidad y no a probabilidades lejanas. Ese es el caso de 2030: viajando hacia el fin del mundo tal y como lo conocemos (Deusto), en el que Mauro Guill¨¦n (Le¨®n, 1964), profesor de la escuela de negocios Wharton (Pensilvania, EE UU) y a partir de septiembre decano de la Cambridge Judge B...
Los ensayos de prospectivas econ¨®micas son casi un g¨¦nero en s¨ª mismo. Se trata, en muchos casos, de tratados de futurolog¨ªa en los que la probabilidad cuanto menos remota. Otros, sin embargo, tienen unas expectativas m¨¢s ancladas a la realidad y no a probabilidades lejanas. Ese es el caso de 2030: viajando hacia el fin del mundo tal y como lo conocemos (Deusto), en el que Mauro Guill¨¦n (Le¨®n, 1964), profesor de la escuela de negocios Wharton (Pensilvania, EE UU) y a partir de septiembre decano de la Cambridge Judge Business School (Reino Unido), trata de demostrar que no solo de previsiones rompedoras vive el economista y que es posible trazar una proyecci¨®n cre¨ªble a 10 a?os vista. Para entonces, dice, habr¨¢ m¨¢s abuelos que nietos, m¨¢s robots industriales que obreros tradicionales, m¨¢s ordenadores que cerebros humanos, m¨¢s sensores que ojos org¨¢nicos y m¨¢s divisas que Estados.
Pregunta. Decir que el futuro est¨¢ a la vuelta de esquina es quedarse corto. ?Somos suficientemente conscientes de estos cambios o la inmediatez nos impide mirar m¨¢s all¨¢ de lo que tenemos delante?
Respuesta. Somos conscientes, pero no estamos dispuestos a adoptar soluciones. Medidas como subir la edad de jubilaci¨®n, por ejemplo, crean un alboroto enorme y los pol¨ªticos no tienen incentivos para adoptarlas. Su horizonte son las pr¨®ximas elecciones, en lugar de 10 o 20 a?os, que es lo que necesitar¨ªamos.
P. Enfrentamos problemas del siglo XXI con remedios del XX.
R. Sin duda, pero la situaci¨®n no es la misma en todas partes: hay pa¨ªses que est¨¢n tomando medidas y otros que, como no hicieron ciertas promesas, tampoco se enfrentan a una situaci¨®n tan grave. Y es muy distinto afrontar estos problemas cuando tu econom¨ªa crece al 6%, como en Asia, que cuando tu econom¨ªa est¨¢ estancada, como en Jap¨®n o en Europa.
P. La demograf¨ªa lo est¨¢ cambiando todo. El caso de China es parad¨®jico: ha pasado de ser el pa¨ªs que m¨¢s contribu¨ªa al crecimiento de la poblaci¨®n mundial a ser el que est¨¢ viviendo el proceso de envejecimiento de la poblaci¨®n m¨¢s acelerado.
R. China a¨²n tiene varias ventajas: su econom¨ªa sigue creciendo, no hizo las promesas que se hicieron en otros sitios a quienes llegan a la edad de jubilaci¨®n y todav¨ªa tiene cerca de 300 millones de personas en zonas rurales por debajo del umbral de la pobreza que a¨²n se pueden incorporar a la fuerza de trabajo urbana. A diferencia de EE UU y Europa, no necesita inmigraci¨®n internacional, sino sacar de la pobreza a toda esa gente y proveerla de los servicios que necesitan. En Europa, sin inmigraci¨®n se hunde todo.
P. ?Por qu¨¦ en la conversaci¨®n p¨²blica sobre la inmigraci¨®n pesa m¨¢s lo negativo que lo positivo? En el libro subraya que no compiten por los puestos de trabajo con los locales y que a largo plazo su llegada es beneficiosa para la econom¨ªa.
R. Somos seres humanos y a veces no somos racionales: nos dejamos llevar por los prejuicios. Y cuando tienes movimientos pol¨ªticos que explotan esos prejuicios en un momento de estancamiento de la clase media, el resultado es el c¨®ctel explosivo que tenemos.
P. En una d¨¦cada, la generaci¨®n m¨¢s numerosa ser¨¢ la de los mayores de 60 a?os. Pero las empresas siguen mirando a la juventud como objetivo de sus campa?as publicitarias.
R. Es un gran error. Las marcas est¨¢n posicionadas en el mercado para atraer a personas de 20, 30 o, como mucho, 40 a?os. No se dan cuenta del vuelco que est¨¢ dando la poblaci¨®n. Los n¨²meros no enga?an: en Jap¨®n, en Europa y en EE UU ese grupo va a ser el mayor segmento de mercado. Estamos hablando de entre el 35% y 40% de la poblaci¨®n, con mucha riqueza y poder adquisitivo. Es un cambio enorme: nunca antes hemos tenido esa estructura de consumo por grupos de edad.
P. Tambi¨¦n veremos, dice, un vuelco en las clases medias: las europeas y estadounidenses ser¨¢n desplazadas por las de los pa¨ªses emergentes.
R. El tema de la clase media es clave. Es el elemento central y es la columna vertebral de un sistema como el actual, en el que el 70% del PIB es consumo. Y lo es tambi¨¦n en clave pol¨ªtica: si ahora tenemos populismos en Europa y en EE UU es porque la clase media est¨¢ estancada o encogi¨¦ndose y porque las perspectivas de los hijos son peores que las de sus padres. En el mundo emergente, en cambio, las clases medias est¨¢n en una situaci¨®n muy diferente: crecen en n¨²mero de gente, porque cada vez m¨¢s personas salen de la pobreza, y en ingresos medios. Es un tsunami. Los ¨²ltimos 80 a?os el mercado estadounidense ha sido el mayor del mundo precisamente por el tama?o de su clase media, pero eso toca a su fin.
P. ?Cu¨¢ndo?
P. En cuatro o cinco a?os el poder adquisitivo de la clase media china va a ser mayor que el combinado de EE UU y Europa. Si sumas India, el sudeste asi¨¢tico o ?frica subsahariana¡ EE UU y Europa se van a quedar muy peque?os. Las cifras son aplastantes. Lo que era una anomal¨ªa es lo que ha ocurrido en el mundo en los ¨²ltimos 300 a?os: que un continente como Europa, y despu¨¦s Norteam¨¦rica, con una poblaci¨®n tan peque?a, se convirtiesen en fuerzas dominantes del mundo es algo que no se va a producir m¨¢s en la historia.
P. ?Es todo una cuesti¨®n demogr¨¢fica?
R. La demograf¨ªa no es destino, pero tampoco puedes luchar contra ella. Y una vez que la combinas con crecimiento econ¨®mico, no hay nada que la pueda parar. Estamos asistiendo al final de 300 a?os de historia, desde la Revoluci¨®n Industrial. Esto se acaba. ?Quiere decir esto que en Europa o en EE UU vayamos a vivir mal? No, pero ya no vamos a ser la parte del mundo hegem¨®nica.
P. ?Hasta qu¨¦ punto va a cambiar este fen¨®meno, tambi¨¦n, el panorama empresarial?
R. Las empresas tienen que cambiar. A las que no miren a estas nuevas clases medias les puede ir bien un tiempo m¨¢s, pero no tanto como a otras que s¨ª logren establecerse en esos mercados. El crecimiento est¨¢ ah¨ª, y la valoraci¨®n de una compa?¨ªa depende sobre todo de su potencial de crecimiento.
P. Habla mucho de Asia, pero tambi¨¦n de ?frica subsahariana.
R. La clave es aumentar la productividad de su agricultura, que es 50 o 60 veces menor que en Europa. Solo triplic¨¢ndola, algo factible, ya conseguir¨ªan alimentar a toda su poblaci¨®n ¡ªhoy el continente africano es importador neto de alimentos¡ª y convertirse en una potencia exportadora. La receta es clara, porque sabemos c¨®mo se puede incrementar la productividad agr¨ªcola. ?frica es una fuente de optimismo y tiene un gran potencial. Quien quiera ver el futuro del mundo tiene que viajar a all¨ª.
P. ?Por qu¨¦?
R. En ?frica subsahariana se est¨¢ dando una revoluci¨®n. La clase media est¨¢ creciendo y tiene todo para convertirse en un polo muy din¨¢mico de la econom¨ªa global. Va a ser tremendo: cinco o seis de las 10 econom¨ªas que m¨¢s crecen cada a?o son africanas. ?Hay problemas a¨²n? Sin duda. Pero si vas a Lagos o a Acra te das cuenta de que el futuro est¨¢ all¨ª.
P. Apenas dice nada de Am¨¦rica Latina.
R. Am¨¦rica Latina es un dolor. Solo hay que ver la cantidad de oportunidades que ha perdido: en los a?os cincuenta pa¨ªses como Taiw¨¢n y Corea del Sur eran much¨ªsimo m¨¢s pobres y hoy son cuatro veces m¨¢s ricos. Se ha quedado estancada y sigue una constante din¨¢mica pendular.
P. No toda la transformaci¨®n del mundo tiene que ver con la geograf¨ªa. Tambi¨¦n con el g¨¦nero: calcula que en 2030 m¨¢s de la mitad de la riqueza estar¨¢ en manos de mujeres.
R. Eso es algo muy importante. De media, las mujeres est¨¢n m¨¢s dispuestas que los hombres a gastar en educaci¨®n o en salud: piensan m¨¢s en el futuro, en la segunda derivada sobre lo que puede pasar, corren menos riesgos con su dinero y cambian con menos frecuencia sus inversores, algo que a largo plazo acaba siendo mejor. No les gusta jugar a la ruleta y eso puede ser muy bueno: todo lo que sea dar estabilidad a los mercados es positivo.