Por una autoridad sanitaria independiente
Espa?a necesita una agencia independiente que ponga orden en las derivas de nuestro gasto sanitario, como ya tienen pa¨ªses del entorno
Un grupo de trescientos profesionales y acad¨¦micos se movilizaron a finales de 2020, cuando ni se conoc¨ªan los detalles de lo que ser¨ªan los planes para los fondos Next Generation, reclamando la creaci¨®n de una Autoridad Independiente de Evaluaci¨®n de Pr¨¢cticas y Pol¨ªticas Sanitarias, lo que coloquialmente y en referencia al organismo ingl¨¦s con estas funciones se divulg¨® como HispaNICE.
Desde la experiencia de los rescates europeos como oport...
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Un grupo de trescientos profesionales y acad¨¦micos se movilizaron a finales de 2020, cuando ni se conoc¨ªan los detalles de lo que ser¨ªan los planes para los fondos Next Generation, reclamando la creaci¨®n de una Autoridad Independiente de Evaluaci¨®n de Pr¨¢cticas y Pol¨ªticas Sanitarias, lo que coloquialmente y en referencia al organismo ingl¨¦s con estas funciones se divulg¨® como HispaNICE.
Desde la experiencia de los rescates europeos como oportunidades para transponer reformas necesarias (as¨ª naci¨® la AIReF), sometimos a la consideraci¨®n p¨²blica la conveniencia de aprovechar la ocasi¨®n para que todas las partes aceptasen una agencia independiente que pusiera orden en las derivas de nuestro gasto sanitario. Algo inexcusable en un momento en el que las reivindicaciones para su aumento rompen todos los cors¨¦s financieros, con descosidos de dif¨ªcil control y reconducci¨®n.
La propuesta fue acogida por nuestras autoridades con un clamoroso silencio ¡ªy alg¨²n que otro reproche susurrado¡ª que algunos atribuimos a la posible resistencia a perder parcelas de poder administrativas en favor de nuevas instituciones p¨²blicas, similares a las ya existentes en otros pa¨ªses. Sorprendentemente, al leer ahora los m¨¢s de trescientos folios del texto finalmente presentado en Bruselas llama la atenci¨®n el abundante recurso a la liturgia de la ¡°renovaci¨®n y ampliaci¨®n de capacidades de nuestro sistema de salud¡± (componente 18), la modernizaci¨®n de las administraciones p¨²blicas (el 11) y la reforma institucional (el 17). Y en el foco del objetivo se explicita la reforma de la regulaci¨®n del medicamento, la racionalizaci¨®n de los productos farmac¨¦uticos y el fomento de la sostenibilidad del sistema, as¨ª como la b¨²squeda permanente de la eficiencia en el gasto, intensificando los procesos de evaluaci¨®n en tratamientos de alta complejidad. El documento rezuma ¡°amor¡± por la evaluaci¨®n econ¨®mica ¡ªtan ansiada por los economistas de la salud¡ª, el an¨¢lisis coste-utilidad y los estudios coste-efectividad. Buenos prop¨®sitos y deseos para los que se presupuestan casi 11 millones.
Los destinatarios de estos recursos, sin embargo, son los actuales, sin atisbo de transformaci¨®n alguna. Informes de posicionamiento terap¨¦utico promovidos desde una direcci¨®n general del Ministerio y delegaci¨®n de la evaluaci¨®n econ¨®mica al colectivo de farmacia hospitalaria (que viene a?os supliendo, informal y esforzadamente, la tarea que las administraciones sanitarias no hac¨ªan) y repartiendo juego entre las agencias evaluadoras regionales, con competencias y trayectorias muy dispares estas, y un rol ambiguo respecto a la implementaci¨®n de m¨¦todos de evaluaci¨®n expl¨ªcitos y rigurosos.
La expectativa generada se hunde ante la sorpresa de los m¨¢s evidentes dinamizadores. Entre ellos, los m¨²ltiples colectivos que llevan d¨¦cadas trabajando en econom¨ªa de la salud y una industria (no solo la farmac¨¦utica) que demanda una conveniente transparencia en fijaci¨®n de precios y reembolso de todo tipo de tecnolog¨ªas sanitarias. No es que farmac¨¦uticos hospitalarios y agencias de evaluaci¨®n regionales no tengan un importante papel a desarrollar en la evaluaci¨®n econ¨®mica de medicamentos, pero ni la evaluaci¨®n econ¨®mica importa ¨²nicamente en los tratamientos farmacol¨®gicos (incluye pruebas diagn¨®sticas, cribados poblacionales, programas de salud, pr¨¢cticas de mejora de calidad, promoci¨®n de la salud, vacunas, etc.) ni la arquitectura legal e institucional propuesta es la deseable para esta finalidad.
El debate no es solo, ni principalmente, sobre qu¨¦ hay que hacer, sino tambi¨¦n sobre el c¨®mo se hace para conseguir rigor y credibilidad. Ha llegado el momento en que ineludiblemente habr¨¢ que priorizar la cartera de servicios, cribar innovaciones de diferente valor y establecer indicaciones de tratamientos financiados para pacientes, mientras se muestra solidaria y compasivamente que todo para todos y de la mejor calidad no ser¨¢ posible. Sin una rectificaci¨®n en los actuales planes gubernamentales, el sector sanitario est¨¢ predestinado a hacer m¨¢s de lo mismo. Ese es el sino que nos aguarda sin renovaci¨®n, profesionalizaci¨®n e instituciones m¨¢s solventes.
Queda desear que Europa, en su exigencia de reformas reales, corrija ese rumbo y acabemos por dotarnos de una Autoridad Independiente que responda adecuadamente a la demanda de buen gobierno de nuestras instituciones, colocando el Sistema Nacional de Salud de verdad en el siglo XXI. De momento, la propuesta de contar con dicha Autoridad solo ha obtenido el consabido ¡°vuelva usted ma?ana¡± por respuesta.
Guillem Lopez i Casasnovas es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Tambi¨¦n firman el texto Ricard Meneu, Salvador Peir¨®, Ildefonso Hern¨¢ndez, Carlos Campillo, Francisco Martos, Ignacio Ab¨¢solo, Antonio Garc¨ªa, David Cantarero, Berta Rivera, Rosa Urbanos, Jos¨¦ Ma Abell¨¢n, Beatriz Gonz¨¢lez y Vicente Ort¨²n.