La vuelta a la oficina enfrenta a ¡®presentistas¡¯ y ¡®hogare?os¡¯
Algunos expertos vaticinan m¨¢s ascensos para los que acudan a la empresa y recortes de sueldo para quienes se muden a lugares m¨¢s baratos
Pocas voces han sido m¨¢s tajantes que la de James Gorman, consejero delegado de Morgan Stanley, a la hora de sellar la defunci¨®n de la barra libre de teletrabajo: ¡°Si puedes ir a un restaurante en Nueva York, puedes venir a la oficina, y te queremos en la oficina¡±. El jefe de uno de los mayores bancos de inversi¨®n de Wall Street ha dado a sus empleados hasta el 6 de septiembre, D¨ªa del Trabajo en EE UU, para encontrar voluntariamente el camino de vuelta a su escritorio. De lo contrario, promete tener con ellos ¡°otro tipo de conversaci¨®n¡±.
El tono de Gorman en una conferencia con inverso...
Pocas voces han sido m¨¢s tajantes que la de James Gorman, consejero delegado de Morgan Stanley, a la hora de sellar la defunci¨®n de la barra libre de teletrabajo: ¡°Si puedes ir a un restaurante en Nueva York, puedes venir a la oficina, y te queremos en la oficina¡±. El jefe de uno de los mayores bancos de inversi¨®n de Wall Street ha dado a sus empleados hasta el 6 de septiembre, D¨ªa del Trabajo en EE UU, para encontrar voluntariamente el camino de vuelta a su escritorio. De lo contrario, promete tener con ellos ¡°otro tipo de conversaci¨®n¡±.
El tono de Gorman en una conferencia con inversores el pasado 14 de junio resulta poco sutil, y seguramente no es el m¨¢s motivador para dejar atr¨¢s meses de flexibilidad laboral, pero dos de sus argumentos al reclamar el regreso apuntan al centro de los debates que est¨¢n por estallar con el teletrabajo. El primero tiene que ver con los sueldos. ¡°Si quieres que te paguen un salario de Nueva York, trabajas en Nueva York. Nada de estar en Colorado y cobrar como si vivieras en Nueva York. Lo siento. Eso no funciona¡±, advierte. El segundo razonamiento apela al crecimiento profesional. ¡°No os equivoqu¨¦is. Hacemos nuestro trabajo en las oficinas de Morgan Stanley. Ah¨ª es donde nuestros becarios aprenden y as¨ª es como formamos a la gente¡±.
Dado que en ning¨²n pa¨ªs existe uniformidad de rentas en todo su territorio, el dilema al que alude Gorman es universal. ?Se pagar¨¢n en Espa?a sueldos de Madrid ¡ª27.817 euros de salario medio¡ª a aquellos que se muden a Canarias ¡ª20.861 euros¡ª para teclear y conectarse a Zoom frente al mar? ?Ser¨¢n igual de provechosas las pr¨¢cticas en empresas si los j¨®venes reci¨¦n llegados no ven c¨®mo trabajan sus compa?eros y jefes?
Ignacio de la Torre, economista jefe del banco de inversi¨®n Arcano y presidente del Consejo Asesor del C¨ªrculo de Empresarios, opina que en los casos en que haya mudanza parece probable que la remuneraci¨®n cambie. ¡°Si trabajas en Facebook y te vas a El Burgo de Osma, tu jefe no tardar¨¢ en decirte que te ajusta el salario. No te va a pagar como si vivieras en Palo Alto. Incluso puede pensar en contratar a alguien que trabaje m¨¢s barato desde Argentina¡±, pone como ejemplo.
La verdadera prueba de fuego sobre qu¨¦ modelo se impone llegar¨¢ en septiembre, con las vacaciones de verano terminadas para la mayor¨ªa y m¨¢s del 70% de la poblaci¨®n vacunada en Espa?a y otros pa¨ªses de la UE . A priori, existen tres alternativas: teletrabajo 100%, h¨ªbrido o completamente presencial.
Para De la Torre, el teletrabajo ser¨¢ residual. Primero porque muchos sectores, como la hosteler¨ªa, dependen de la presencialidad. Segundo, por razones m¨¢s asociadas a la cuenta de resultados: ¡°La vida te ense?a que la proximidad f¨ªsica te genera networking [contactos, agenda] y la productividad y creatividad necesita de la presencia f¨ªsica. Silicon Valley o el MIT [Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts] son ecosistemas de proximidad f¨ªsica. Pensar que con el teletrabajo vas a conseguir la misma productividad no es posible¡±. Y finalmente, por el temor al aislamiento. ¡°Si tus compa?eros vuelven y t¨² te quedas sin ir, te vas a asustar. Puedes sentir que las cosas no se cuecen cerca de ti. Hay estudios que dicen que el grupo que teletrabaja tiene la mitad de ascensos que el que acude en persona¡±.
Empresas con una fuerte cultura corporativa, como Goldman Sachs, han pedido recientemente a sus empleados que vuelvan a las oficinas. Y la postura de su consejero delegado, David Salomon, qued¨® bien clara cuando calific¨® el teletrabajo de ¡°aberraci¨®n que hay que corregir tan pronto como sea posible¡±. Jamie Dimon, el superjefe de JP Morgan, el mayor banco de EE UU, tampoco va a embarcar a su compa?¨ªa en una revoluci¨®n del trabajo en remoto. Aunque est¨¢ dispuesto a permit¨ªrselo al 10% de su plantilla en el pa¨ªs ¡ª25.000 de 255.000 empleados¡ª, su discurso hacia el trabajo a distancia queda lejos de ser entusiasta. Sobre todo despu¨¦s de que algunos clientes le dijeran que se fueron a la competencia debido a que sus banqueros les visitaron cara a cara mientras los de JP Morgan segu¨ªan conectados a internet. ¡°Es una lecci¨®n¡±, reaccion¨® Dimon con pesar.
Frente a esas suspicacias, el modelo de Liberty Seguros opta por la v¨ªa opuesta. Si lo desean, sus casi 2.000 empleados en Europa pueden trabajar desde casa el 100% de su jornada, o como mucho ir a la oficina dos d¨ªas a la semana. La iniciativa cuenta con el respaldo del 99% de la plantilla, seg¨²n una encuesta interna, y mantiene los boletos de comida, una ayuda econ¨®mica de 460 euros para equipar los espacios de teletrabajo y un pago extra mensual de 55 euros para cubrir otros gastos. Beatriz Ortega, responsable de Experiencia de Empleado de la firma, sostiene que la decisi¨®n ha desencadenado un doble efecto positivo: por un lado les permite captar talento en cualquier ciudad de Espa?a y no solo donde est¨¢ su sede; y por otro, ha mejorado la vida de su personal. ¡°Tenemos compa?eros que han cambiado de residencia para vivir m¨¢s cerca de su familia o simplemente porque prefieren vivir en ciudades m¨¢s peque?as o con mejor clima¡±.
El salmantino Jes¨²s Gonz¨¢lez, del departamento de comunicaci¨®n, es uno de ellos. En noviembre de 2019 cambi¨® Madrid por Segovia al enterarse de que su empresa planeaba empezar un proyecto piloto que le permitir¨ªa teletrabajar algunos d¨ªas de la semana. Tanto ¨¦l como su pareja, segoviana y tambi¨¦n empleada de Liberty, estaban cansados del ajetreo y de los precios de la capital. ¡°Llev¨¢bamos mucho tiempo viviendo en Madrid, nos subieron el alquiler y decidimos probar en Segovia¡±, dice por v¨ªa telef¨®nica.
La decisi¨®n entra?aba riesgos. Al principio, sin el plan de teletrabajo en marcha, tardaban hora y media desde la puerta de casa a la del trabajo. Sal¨ªan a las siete de la ma?ana y volv¨ªan a las siete de la tarde. Pero cuando la pandemia les recluy¨® en su hogar, su empresa aceler¨® los plazos, y ha optado ahora por un modelo 100% teletrabajo que le ha llegado en el momento justo. ¡°Me ahorra tiempo, dinero y quebraderos de cabeza, porque adem¨¢s tuve un peque en abril durante el confinamiento. A la hora de conciliar no hay color, de otro modo habr¨ªa visto al ni?o una hora al d¨ªa. Ahora puedo ayudar en casa, darle el biber¨®n. No le veo ning¨²n pero al sistema, aunque supongo depender¨¢ de tus circunstancias vitales¡±, afirma Jes¨²s, que espera ahora un segundo reto?o.
El caro alquiler madrile?o lo cambi¨® por la compra de una vivienda m¨¢s espaciosa. ¡°Segovia es una ciudad mucho m¨¢s amable, manejable y m¨¢s peque?a. En Madrid pag¨¢bamos 850 euros al mes de alquiler. Ahora tenemos una hipoteca de 520 euros por un piso tres veces m¨¢s grande que el de Madrid, de 130 metros¡±, compara satisfecho. Gonz¨¢lez tambi¨¦n se ahorra ahora los 200 euros mensuales del abono del AVE y los 50 del abono del metro, y no cree que la falta de interacci¨®n con sus compa?eros de oficina prive a la compa?¨ªa de nuevas ideas, dado que sus principales reuniones se producen con colegas de Irlanda y Portugal, as¨ª que en cualquier caso depende de la videollamada.
Para dar un respiro tras tantas horas pegados a la pantalla, Liberty permite un formato m¨¢s relajado en algunas de las reuniones semanales, en las que insta a sus empleados a que se conecten mientras dan un paseo equipados con auriculares y micr¨®fono. Jes¨²s Gonz¨¢lez camina cerca de casa, toma aire y regresa junto a su pareja sin la sensaci¨®n de haber dejado a un lado sus tareas.
La espa?ola atSistemas, una consultora digital con 1.600 empleados, ha seguido ese mismo camino. Sus trabajadores no solo pueden quedarse en casa, sino tambi¨¦n elegir su horario y distribuirlo por la semana como prefieran. ¡°El trabajo ya no es un lugar ni un horario concreto¡±, argumenta la compa?¨ªa. Su director de estrategia, Antonio Chamorro, cree que mejorar¨¢ la productividad, reducir¨¢ el absentismo y crear¨¢ el clima laboral id¨®neo.
Por suerte o por desgracia, seg¨²n a qui¨¦n se pregunte, los casos de Liberty y atSistemas son todav¨ªa minoritarios. La opci¨®n h¨ªbrida es la gran ganadora entre las firmas de mayor tama?o. Un informe de Adecco apunta que la opci¨®n preferida por las empresas (el 44%) es la de dos d¨ªas a la semana en remoto seguida de la opci¨®n de un d¨ªa (29%). Fuentes del Banco Santander explican que ahora mismo poco m¨¢s de la mitad de su personal trabaja presencialmente en sus centros corporativos en Espa?a. El banco dice decantarse por un modelo ¡°h¨ªbrido y flexible¡± que aproveche las ventajas de trabajar en remoto, aunque sigue impulsando el trabajo presencial y est¨¢ en un proceso ¡°de escucha activa¡± para limar los detalles de c¨®mo organizarse.
El segundo mayor banco espa?ol, el BBVA, explica que desde julio de 2020 ha implantado ¡°un modelo h¨ªbrido de car¨¢cter voluntario¡±, y se muestra partidario de su continuidad una vez termine la crisis sanitaria, sin detallar en qu¨¦ se traducir¨¢. La mayor¨ªa de las grandes entidades financieras piensan de forma parecida, aunque el modelo no supondr¨¢ una interrupci¨®n respecto a los tiempos prepandemia, sino m¨¢s bien la aceleraci¨®n de una tendencia. Otro ejemplo que mezcla presencia y distancia es el de Telef¨®nica, que ha propuesto dos d¨ªas a la semana de teletrabajo a 10.000 de sus 21.000 empleados en Espa?a, tambi¨¦n voluntariamente. En una entrevista esta semana con la cadena estadounidense CNN, su consejero delegado, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez-Pallete, defendi¨® la flexibilidad en el regreso, pero rechaz¨® medidas m¨¢s dr¨¢sticas como desprenderse de sus oficinas f¨ªsicas. ¡°No puedes ir completamente al teletrabajo a largo plazo¡±, mantuvo.
La resistencia a volver a la oficina
Aunque hay una gran disparidad de cifras, las encuestas demuestran que un buen porcentaje de espa?oles quiere teletrabajar, ya sea m¨¢s o menos d¨ªas. Y pese a que el salario sigue siendo un factor clave, la conciliaci¨®n entre la vida laboral y la personal gana terreno.
Es el caso de la programadora inform¨¢tica extreme?a Brighite Paita, de 23 a?os. Teletrabaja desde que empez¨® la pandemia, pero su empresa ya ha enviado un correo electr¨®nico a los trabajadores para pedirles el regreso escalonado. Paita no quiere que llegue ese momento. No ha ahorrado lo suficiente como para comprar un coche, y desplazarse en transporte p¨²blico desde Almendralejo a M¨¦rida es una odisea. Cuando acud¨ªa presencialmente, llegaba a casa a las siete de la tarde, caminata a la estaci¨®n incluida. Ahora, con jornada intensiva, est¨¢ libre desde las tres de la tarde, lo que le permite ir al gimnasio al terminar sus tareas. El regreso a la oficina supondr¨¢ el fin de ese rato para hacer deporte y tendr¨¢ que volver a cocinar los domingos ¡ªcuando tiene m¨¢s tiempo¡ª para toda la semana. ¡°El trabajo lo puedo hacer exactamente igual desde casa. A mi pareja s¨ª le han ofrecido teletrabajar en su empresa¡±, dice con frustraci¨®n.
La psic¨®loga Tessa West, profesora asociada de la Universidad de Nueva York y autora del libro Jerks At Work: toxic coworkers and what to do about them (Imb¨¦ciles en el trabajo, compa?eros t¨®xicos y qu¨¦ hacer con ellos), augura desavenencias en el seno de muchas compa?¨ªas. ¡°No solo es posible que algunos trabajadores no quieran volver a la oficina, ahora tenemos muchos datos que muestran que est¨¢n dispuestos a aceptar grandes recortes salariales para no tener que hacerlo¡±, se?ala. ¡°No solo los jefes tienen conflictos con sus propios empleados (a veces con amenazas como ¡°?volver¨¢s o de lo contrario...!¡±), sino que tambi¨¦n existen desacuerdos en puestos de liderazgo sobre c¨®mo manejar esa resistencia¡±, a?ade. Como remedio, propone mantener una conversaci¨®n sincera. ¡°Los empleados deben ser honrados sobre cu¨¢les son sus preocupaciones, y los jefes deben preguntar. No pueden asumir que todos est¨¢n ansiosos por lo mismo: hay quien est¨¢ inquieto por cosas como conversaciones triviales y el contacto visual, mientras otros lo est¨¢n por la posibilidad de enfermar¡±.
Chema Mart¨ªnez, secretario general de la divisi¨®n de servicios del sindicato Comisiones Obreras, admite que hay ahora m¨¢s cultura de teletrabajo que en el pasado, cuando se consideraba un privilegio reservado a unos pocos, pero cree que no se est¨¢ haciendo una verdadera apuesta. ¡°Hay un componente de educaci¨®n gerencial basada en el presentismo. Se est¨¢ instando a las plantillas a volver a su puesto de trabajo¡±, afirma. Los mayores conflictos los vincula a la resistencia de las empresas a cubrir gastos derivados de trabajar desde casa en partidas como internet, la electricidad o el agua. ?lvaro Vicioso, secretario de acci¨®n sindical de UGT, explica que la gran vuelta a la oficina est¨¢ prevista para septiembre y octubre. Y eso est¨¢ produciendo muchas dudas. ¡°Est¨¢n en una disyuntiva. Hay trabajadores que quieren volver y las empresas les ponen trabas, mientras que hay otros con miedo a contagiarse en el camino al trabajo o en la misma empresa porque no tienen claro que hayan tomado las medidas adecuadas, como sucede en puestos con mucha densidad de personal como los teleoperadores¡±.
La CEOE tambi¨¦n alaba las virtudes del teletrabajo, lo que permiti¨® en septiembre sacar adelante con acuerdo social la ley que lo regula en Espa?a. Fuentes de la patronal de empresas defienden que ¡°redunda en un aumento de la productividad, que tambi¨¦n se ve mejorada por la implantaci¨®n de una cultura del trabajo por objetivos, reduciendo el presencialismo, que comporta una menor eficiencia¡±. Adem¨¢s, se?alan sus beneficios para las personas con movilidad reducida, para la Espa?a despoblada, para el medio ambiente y para la reducci¨®n de los accidentes de camino al trabajo.
Jos¨¦ Luis Casero, presidente de la Comisi¨®n para la Racionalizaci¨®n de los Horarios Espa?oles (ARHOE), puntualiza que lo sucedido durante la pandemia no ha sido teletrabajo, sino una especie de ¡°s¨¢lvese quien pueda¡± obligado por la emergencia sanitaria. Considera que las empresas que hagan una planificaci¨®n cuidadosa de ese nuevo sistema van a salir reforzadas, pero ve peligros para aquellas que lo apliquen de manera torticera. ¡°Las que crean que es plantar un ordenador en cualquier lugar y tener al trabajador disponible 100% bajo la premisa de que ¡®ya que est¨¢ en casa, qu¨¦ menos que atender a la empresa¡¯ se van a equivocar, porque los van a quemar¡±. Casero entiende que es mejor no pasar del blanco al negro, y que de vez en cuando ser¨¢ necesario el cara a cara ¡°El teletrabajo puede derivar en un telepresencialismo que suponga conectarse de 9.00 a 21.00. Y puede generar el s¨ªndrome del pijama. Trabajadores que ni se afeitan, ni se duchan, y pasan todo el d¨ªa en ch¨¢ndal. Somos seres humanos, necesitamos interacci¨®n; pero si preguntas a los j¨®venes, quieren libertad de espacio y tiempo. No tienen miedo a trabajar por objetivos, por eso somos 100% favorables al teletrabajo parcial, pero invirtiendo en tecnolog¨ªa y formaci¨®n, sin improvisar¡±.
Como aquella famosa publicidad de una marca de refrescos que a finales de los noventa llamaba a decidirse entre el sabor de naranja y el de lim¨®n con la pregunta ?y t¨² de qui¨¦n eres?, el teletrabajo divide hoy a empresarios y trabajadores entre presentistas y hogare?os. Hay razones para todos los gustos. Los primeros se quejan de la falta de espacio en casa, sillas inc¨®modas, ruido de hijos o vecinos, la necesidad de una desconexi¨®n digital o el aislamiento. Los segundos resaltan los beneficios de pasar m¨¢s tiempo con la familia, con la mascota, cocinar en casa, ahorrar en traslados, no perder tiempo yendo y viniendo o hacer m¨¢s deporte. Salvo casos concretos, parece que la mayor¨ªa deber¨¢ conformarse con tomar un poco de cada.
?Un shock para el mercado de oficinas?
El mercado de oficinas no saldr¨¢ indemne de este cambio de h¨¢bitos. Grandes organismos internacionales como la Comisi¨®n Europea reducir¨¢n a la mitad sus edificios ocupados, de 50 a 25, de aqu¨ª a 2030, despu¨¦s de que una encuesta interna revelara que m¨¢s del 90% de sus funcionarios quiere dos o tres d¨ªas de teletrabajo. No ser¨¢ el ¨²nico. El Fondo Monetario Internacional, con sede en Washington, no descarta vender en un futuro uno de sus dos inmuebles en la capital estadounidense si detectan que al permitir el trabajo en remoto tienen menos necesidades de espacio. Esos movimientos ya se est¨¢n produciendo en las oficinas alemanas de BNP Paribas, Deutsche Bank o HSBC.