Nicol¨¢s Redondo: cambiar sin traicionar
Abord¨® la reconversi¨®n industrial, para superar una estructura industrial obsoleta, sin futuro en el marco de la UE pese al coste sindical
Cambiar sin traicionar. Esta expresi¨®n, utilizada con frecuencia por Nicol¨¢s en sus intervenciones ante los trabajadores y en la UGT-E, resume bien su visi¨®n, sindical y sobre las necesidades de Espa?a, en la transici¨®n democr¨¢tica y en el proceso de integraci¨®n en la Uni¨®n Europea. Los cambios graduales eran imprescindibles, pero los costes ten¨ªan que ser asumibles. Nicol¨¢s conoc¨ªa bien las dificultades y los riesgos de la lucha por la libertad y la democracia en Espa?a, ya que su trayectoria vital encaj...
Cambiar sin traicionar. Esta expresi¨®n, utilizada con frecuencia por Nicol¨¢s en sus intervenciones ante los trabajadores y en la UGT-E, resume bien su visi¨®n, sindical y sobre las necesidades de Espa?a, en la transici¨®n democr¨¢tica y en el proceso de integraci¨®n en la Uni¨®n Europea. Los cambios graduales eran imprescindibles, pero los costes ten¨ªan que ser asumibles. Nicol¨¢s conoc¨ªa bien las dificultades y los riesgos de la lucha por la libertad y la democracia en Espa?a, ya que su trayectoria vital encaja como un guante en el vector que define la singladura de la izquierda espa?ola tras la rebeli¨®n militar del 36.
Nicol¨¢s Redondo, que conoce el sindicalismo europeo democr¨¢tico (particip¨® en la fundaci¨®n de la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos en 1973) es consciente de los cambios laborales profundos que necesita Espa?a para asentar la democracia industrial y cumplir con las reglas de juego de la Comunidad Econ¨®mica Europea. Desde esa visi¨®n, con la reci¨¦n estrenada democracia espa?ola, a partir del 1977, y en paralelo a los pactos de la Moncloa que no suscribieron los sindicatos, la UGT y la CEOE afrontan una serie de negociaciones para transformar de forma radical las relaciones falsamente paternalistas y efectivamente autoritarias, derivadas de la dictadura, y as¨ª avanzar hacia unas relaciones laborales abiertas y democr¨¢ticas, homologables a las europeas. As¨ª se definen acuerdos sobre el papel de los sindicatos y las relaciones colectivas de trabajo que fueron la base del titulo II del Estatuto de los Trabajadores de 1980, se acuerda una jornada laboral m¨¢xima anual, base para las leyes de 30 d¨ªas de vacaciones y 40 horas semanales, y se pacta un modelo de definici¨®n de salarios asociado a la lucha contra la crisis y la inflaci¨®n, desbocada en los finales de los 70 y principios de los 80, que en los escenarios actuales de inflaci¨®n desatada, es verdad que por razones bien distintas, es de plena aplicaci¨®n.
Nicol¨¢s Redondo y la UGT abordaron sindicalmente en solitario la reconversi¨®n industrial, para superar una estructura industrial obsoleta, sin futuro en el marco de la UE, y eso supuso un coste sindical muy alto y sacrificios de los trabajadores resta?ados en parte con incentivos econ¨®micos y ofertas de recolocaci¨®n, nunca totales y con alto coste tambi¨¦n para las poblaciones de los territorios afectados. Una vez superada la crisis, integrados y con los fondos europeos y en escenario de crecimiento econ¨®mico, la expectativa era compensar a los trabajadores de los sacrificios abordados.
La gran Huelga General del 14-D de 1988, irrepetible en su dimensi¨®n por m¨²ltiples razones, ha sido simplificada en sus motivaciones, hasta la simpleza de afirmar que fue provocada por el enconamiento de las relaciones personales entre Felipe Gonz¨¢lez y Nicol¨¢s Redondo. Este argumento, de simpleza deprimente, ignora las fuertes expectativas que exist¨ªan para compensar los graves problemas de la crisis industrial, en fase de crecimiento econ¨®mico. Adem¨¢s, pretende esconder el hecho de que fue una huelga convocada por UGT, CCOO y el resto del sindicalismo espa?ol, por motivos sindicales razonables y conocidos, y por lo tanto no cab¨ªan m¨¢s que razones muy extendidas y compartidas por miles de trabajadores, que contemplaban el deterioro de sus salarios y el avance de la temporalidad, a la que se ha puesto coto con la ultima reforma laboral pactada.
Nicol¨¢s Redondo, sindicalista de un entorno industrial y masculino, impulsa decididamente la modernizaci¨®n de las estructuras sindicales, que se abren a la participaci¨®n de los t¨¦cnicos y cuadros y a la irrefrenable incorporaci¨®n de la mujer al empleo asalariado, y es en su etapa, cuando la negociaci¨®n colectiva empuja para un cambio dr¨¢stico en la renta media espa?ola que solo incorporaba en el 1975 al 25% de poblaci¨®n espa?ola en las capas medias, y en las postrimer¨ªas del siglo XX, triplicaba ese porcentaje.
Nicol¨¢s Redondo fue un adalid decidido de la unidad de acci¨®n sindical con CC OO, superando la etapa de enfrentamiento por espacios partidarios lo que signific¨® el asentamiento de la autonom¨ªa sindical, nuestra identificaci¨®n con el papel constitucional, y la voluntad de abrir la organizaci¨®n a todos los trabajadores con respeto a su ideolog¨ªa. Se podr¨ªa decir que Nicol¨¢s Redondo desterr¨® del lenguaje sindical, aquella expresi¨®n, agresiva de ¡°m¨¢s tonto que un obrero de derechas¡±.
Ten¨ªa un fuerte temperamento, y no se andaba con pa?os calientes, pero era sobre todo un hombre bueno y respetado en Espa?a y en el sindicalismo internacional. Yo he sido su sucesor, y su apoyo en la primera etapa, muy dif¨ªcil, de mi singladura como secretario general fue fundamental, as¨ª como la de todo su equipo. He sido su sucesor, pero yo he gobernado una organizaci¨®n con la estructura s¨®lida y las cuadernas bien asentadas. No era posible sucederlo en su labor, salvo en el esfuerzo y el compromiso, porque su etapa es irrepetible en la historia de Espa?a.
Nicol¨¢s mantuvo su perspicacia y curiosidad intelectual casi hasta los ¨²ltimos momentos de su vida. Me sol¨ªa enviar, hasta hace muy poco, art¨ªculos que a ¨¦l le parec¨ªan interesantes, algunos de ellos en franc¨¦s (lo hablaba y le¨ªa perfectamente, no s¨¦ si por sus circunstancias de ni?o de la guerra en Francia), porque le gustaba contrastar con la prensa francesa. Ya no me los volver¨¢ a enviar, y ese ser¨¢ otro vac¨ªo que sentir¨¦ con su ausencia.
C¨¢ndido M¨¦ndez fue secretario General de la UGT de Espa?a entre 1994 y 2016.