Nicol¨¢s Redondo, el l¨ªder combativo que moderniz¨® el sindicalismo espa?ol
El jefe de UGT durante casi un cuarto de siglo estuvo entre los llamados a ocupar la secretar¨ªa general del PSOE
Sentado en quinta fila, escorado hacia la izquierda, entre otros asistentes an¨®nimos, como si no quisiera molestar, un rostro conocido sigue atento el debate que se produce en el auditorio de la Fundaci¨®n Juli¨¢n Besteiro, en Madrid. Observa y atiende mientras en la tarima se habla de sindicalismo y periodismo. El hombre que escucha es Nicol¨¢s Redondo Urbieta, el mismo que ha dirigido la Uni¨®n General de Trabajadores (UGT) durante la Transici¨®n y que ahora est¨¢ retirado, aunque no alejado, del devenir del sindicato. Su sucesor, C¨¢ndido M¨¦ndez, ha intentado que se siente a su lado, en primera fila, sin ¨¦xito. Pura discreci¨®n.
Es M¨¦ndez quien le recuerda como una persona combativa, con ra¨ªces profundas en el socialismo, e impulsor de la modernizaci¨®n de las relaciones sindicales del pa¨ªs, del paso del sindicalismo industrial y masculino hacia el m¨¢s actual de servicios y con presencia de mujeres. Esas ra¨ªces profundas se encuentran en el movimiento obrero de la margen izquierda del Nervi¨®n, donde a este metal¨²rgico nacido en Baracaldo en 1927 (fallecido el martes en Madrid a los 95 a?os) no le cost¨® beber la tradici¨®n familiar de su padre, Nicol¨¢s Redondo Blanco, trabajador de los Altos Hornos, dirigente socialista y ugetista, sentenciado a muerte tras la Guerra Civil (posteriormente, la pena ser¨ªa conmutada por 30 a?os de c¨¢rcel, de los que cumpli¨® seis). Su hijo, Nicol¨¢s Redondo Terreros, fue diputado socialista, aunque se ha alejado de la corriente familiar.
Redondo fue un ni?o de la Guerra, evacuado a Francia en 1937, donde vivi¨® tres a?os con una familia minera y de donde volvi¨® con un ideario cargado de esperanzas, adem¨¢s del idioma franc¨¦s. En 1945 se afili¨® al sindicato y al PSOE, algo que entonces iba de la mano, y comenz¨® a crecer en el hervidero pol¨ªtico-social antifranquista y clandestino mientras trabajaba en la Naval de Sestao. Su actividad contestaria le supuso hasta 14 encarcelamientos, al tiempo que iba asumiendo responsabilidades en ambas organizaciones.
Con el paso del tiempo, y convencido de que era necesario fortalecer la presencia en el interior del pa¨ªs y regenerar la direcci¨®n (los veteranos dirigentes del socialismo estaban en el exilio y con pocas ganas de pasar la frontera), se convirti¨® en uno de los dirigentes m¨¢s activos junto a Eduardo L¨®pez Albizu (padre de Patxi L¨®pez), en su tierra, y unos j¨®venes, encabezados por Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra, que despuntaban por el sur.
Y entonces lleg¨® Suresnes. La localidad francesa hab¨ªa sido elegida para celebrar el XXVI Congreso del PSOE en octubre de 1974. All¨ª el citado grupo form¨® pi?a y se rebel¨® contra los anticuados dirigentes que encabezada Rodolfo Llopis, al que finalmente desbancaron de la Secretar¨ªa General. Redondo era uno de los llamados a ocupar su plaza. Cumpl¨ªa con el perfil y estaba legitimado para ello; pero no se ve¨ªa el id¨®neo, por lo que propuso a Felipe Gonz¨¢lez, un joven de 32 a?os, en una candidatura en la que se juntaron todos los opositores, mientras ¨¦l se postulaba para dirigir el sindicato hermano.
Un t¨¢ndem (Isidoro y Juan, en la clandestinidad) bien avenido y perfectamente engrasado para afrontar los nuevos tiempos, a la espera del cambio de r¨¦gimen. Redondo fue elegido secretario general de la UGT en el XXX congreso en 1976. Desde 1970 formaba parte de la ejecutiva del partido, por el que encabez¨® la lista por Vizcaya y sali¨® diputado en las sucesivas elecciones generales hasta las de 1986. En ese tiempo, firm¨® varios acuerdos con la patronal CEOE y los Gobiernos (primero de UCD y luego del PSOE) y respald¨® los Pactos de la Moncloa de 1977.
El deterioro de las relaciones con el Gobierno
Pero las relaciones del sindicato con el Gobierno socialista y las suyas con Gonz¨¢lez se fueron deteriorando sin marcha atr¨¢s. Primero fueron algunas decisiones relacionadas con la reconversi¨®n industrial; despu¨¦s, las posturas encontradas sobre la entrada de Espa?a en la OTAN (¡°De entrada, no¡±, que luego fue s¨ª) y, en general, la pol¨ªtica econ¨®mica con la que no comulgaba (¡°Carlos, te has cambiado de trinchera¡±, le espet¨® en un debate televisado a Carlos Solchaga, ministro de Econom¨ªa y Hacienda).
Las tensiones provocaron su dimisi¨®n como diputado en 1987 (le acompa?aron otros dirigentes ugetistas como Ant¨®n Saracibar) y se desbordaron con el rechazo sindical al Plan de Empleo Juvenil que desemboc¨® en la huelga general del 14 de diciembre de 1988 (el 14-D), el d¨ªa que se pararon hasta los relojes (fue famosa la desconexi¨®n de TVE, la ¨²nica que exist¨ªa entonces, a las 12 en punto de la noche), convocada por UGT y Comisiones Obreras.
Fue la plasmaci¨®n de otra desconexi¨®n, la de Redondo y Gonz¨¢lez, los dos hombres que regeneraron la UGT y el PSOE. Redondo, a la vista de la deriva gubernamental, hab¨ªa optado por mantener una l¨ªnea dura con el partido y romper la correa de transmisi¨®n que desde su fundaci¨®n ligaba a las dos organizaciones. ¡°No podemos defender un criterio como sindicato y otro distinto en el grupo parlamentario¡±, sostuvo. ¡°Para el Gobierno, la m¨¢xima era crecer y luego repartir; para el sindicato, crecer repartiendo¡±, apunta un dirigente de entonces, que a?ade que el enfrentamiento entre los dos l¨ªderes part¨ªa de razones sindicales de fondo m¨¢s que personales.
Redondo continu¨® al mando. En 1989 reforz¨® su aura con la elecci¨®n como vicepresidente de la CES. Ese mismo a?o, se fragu¨® la unidad de acci¨®n con CC OO con la firma de la Plataforma Sindical Prioritaria (PSP) que dejaba olvidados los famosos rifirrafes con el secretario general del sindicato filocomunista, Marcelino Camacho, que se plasm¨® en aquel ¡°mientes, Marcelino, y t¨² lo sabes¡± de otro debate televisado.
Fue reelegido en el congreso de 1990 con el 100%. Aquel fue su ¨²ltimo mandato. En 1993 comunic¨® que no se presentar¨ªa a renovar el cargo. Aunque nunca se sabr¨¢ si su intenci¨®n inicial era no continuar y ceder el testigo (cumplir¨ªa 67 a?os al final del mandato), el caso es que le estall¨® entre las manos el caso PSV, una cooperativa de viviendas sociales integrada en el grupo IGS, en el que el sindicato ten¨ªa una participaci¨®n cercana al 50%. La mala gesti¨®n produjo un agujero de 14.000 millones de pesetas. El Gobierno del PSOE se puso de perfil. Redondo fue imputado por el juez de delitos monetarios, Miguel Moreiras, y despu¨¦s de tres d¨ªas de declaraciones, en las que sostuvo que el sindicato no participaba en la gesti¨®n, qued¨® en libertad sin cargos.
El mando recay¨® en manos de C¨¢ndido M¨¦ndez, hijo (como ¨¦l) de otro hist¨®rico de UGT en el que ve¨ªa la mejor cabeza para continuar la modernizaci¨®n del sindicato, ratificar la independencia funcional y recomponer la relaci¨®n con el partido, consolidar la unidad de acci¨®n con CC OO, mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, y pasar p¨¢gina del fat¨ªdico episodio de la cooperativa de viviendas.
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