De los jubilados a la generaci¨®n Z, as¨ª es el turismo seg¨²n la edad
Los j¨®venes est¨¢n transformando la forma de viajar y las vacaciones y, junto a los mayores entre 60 y 74 a?os, son de los que m¨¢s se mueven en la UE
A Lola Nieto, de 64 a?os, le queda algo m¨¢s de un a?o para jubilarse y tiene claro su objetivo: viajar. Ella y su marido, Alonso Fern¨¢ndez, de 62 a?os, han vendido su casa para vivir de alquiler y disponer de dinero para llevar a cabo sus planes. ¡°Queremos dedicar nuestros ahorros e ingresos a recorrer el mundo¡±, explica por tel¨¦fono desde M¨¢laga, donde reside el matrimonio. Su primer destino ser¨¢ Irlanda: ¡°Me gustar¨ªa mejorar el ingl¨¦s y queremos pasar entre tres y seis meses all¨ª, alquilar una vivienda y conocer de verdad el pa¨ªs, sin prisas¡±.
Aunque hay factores clave como la renta disponible, el turismo tambi¨¦n tiene un componente generacional. ?Existen patrones de viajar o de irse de vacaciones en funci¨®n de la edad? Hay algunas tendencias generales. Los mayores de 60 a?os suelen priorizar la comodidad y la seguridad en los destinos. Adem¨¢s, disponer de tiempo libre es una de las grandes ventajas de estar jubilado. ¡°Nunca hemos tenido m¨¢s de 15 d¨ªas seguidos de vacaciones y vamos a aprovechar¡±, explica Nieto, responsable comercial en una empresa de software de la que tambi¨¦n es socia fundadora.
Los datos de Eurostat, la oficina estad¨ªstica comunitaria, muestran que los ciudadanos entre 60 y 74 a?os est¨¢n entre los que, proporcionalmente, m¨¢s viajan en la UE: suponen un 20% de la poblaci¨®n, pero generan el 22% de los viajes y el 25% de las pernoctaciones en hoteles. Esta tendencia se da de forma similar entre los menores de 24 a?os y los que tienen m¨¢s de 55 a?os. En las generaciones intermedias, sin embargo, se viaja proporcionalmente un poco menos en relaci¨®n a su peso en la poblaci¨®n.
En el caso de los mayores de 60, adem¨¢s, las estancias suelen ser m¨¢s largas: 6,6 noches de media, frente a las 4,9 noches del resto, seg¨²n Eurostat. ¡°Ahora vamos a poder pasar fuera temporadas m¨¢s largas, que es cuando se conocen los pa¨ªses de verdad¡±, destaca Lola Nieto. Ella y su marido ultiman el lanzamiento de una p¨¢gina web, Jubilados N¨®madas, en la que ofrecer¨¢n servicios e informaci¨®n como alojamiento, transporte y salud. Su estreno est¨¢ previsto en octubre.
El trabajo no siempre es un impedimento para viajar con tiempo. Edgar Panisello, de 26 a?os y residente en Barcelona, se ha tomado una excedencia de ocho meses para hacer varios viajes. Acaba de volver de un Interrail por Europa (Suiza, Alemania, Rep¨²blica Checa, Luxemburgo y Francia) y estuvo unos d¨ªas en julio viajando solo por Espa?a. ¡°De vez en cuando, el ir solo, sin presiones, el poder hacer lo que a uno le apetezca sin tener que hablarlo con nadie ni ponerse de acuerdo, es una experiencia muy positiva¡±, afirma. En un par de semanas va a hacer el Camino de Santiago. A Panisello, que trabaja en el departamento de recursos humanos de una empresa, siempre le ha gustado viajar: ¡°Visitar lugares, conocer otras culturas... es una suerte poder hacerlo¡±, cuenta. Detecta una mayor concienciaci¨®n entre los j¨®venes sobre el efecto del turismo en el medio ambiente: ¡°No coger¨ªa un avi¨®n para irme tres d¨ªas a la otra parte del mundo porque contamina mucho, pero tampoco dejar¨¦ de viajar¡±.
Con la generaci¨®n Z, que abarca a los nacidos a partir de finales de los noventa, se est¨¢n acelerando los cambios en la forma de hacer turismo que ya empezaron a verse con la cohorte milenial (nacidos entre los ochenta y los noventa). Ana Morillo, directora s¨¦nior de la consultora Simon-Kucher, considera que hay dos grandes grupos entre las generaciones que ahora conviven. El primero es el formado por los dos grupos demogr¨¢ficos mencionados. El segundo est¨¢ integrado por la poblaci¨®n nacida antes de los a?os ochenta: generaci¨®n X, babyboomers y la llamada generaci¨®n Silenciosa (los nacidos antes de 1945).
¡°Entre los mayores hay una tendencia mayoritaria a la hora de viajar: eligen destinos m¨¢s conservadores, contratan viajes ya organizados por agencias y permanecen varios d¨ªas en un hotel¡±, explica. ¡°Los m¨¢s j¨®venes, sobre todo los Z, suelen buscar por ejemplo experiencias transformadoras, que les aporten cosas, en sitios remotos y aut¨¦nticos si es posible, y utilizan de forma muy mayoritaria las redes sociales para contarlo¡±, a?ade. As¨ª, proliferan los viajes para aprender o practicar un deporte, los retiros, ayudar a limpiar de pl¨¢sticos un paraje natural, entre muchas otras opciones.
El grupo de los mayores suele reservar con antelaci¨®n, mientras a los m¨¢s j¨®venes les gusta improvisar. ¡°Sus recursos econ¨®micos son limitados, pero muchos prefieren irse de viaje a comprarse un piso o un coche¡±, se?ala la experta. Prefieren alojarse en pisos a hoteles, utilizar servicios de car-sharing y teletrabajar un tiempo en otro pa¨ªs si tienen esa posibilidad.
¡°Los usos de las distintas generaciones se marcan por tres factores: la tecnolog¨ªa para adquirir los servicios tur¨ªsticos y la forma de difundir esas actividades tur¨ªsticas, la tendencia hacia una mayor conciencia sobre sostenibilidad y la b¨²squeda de experiencias ¨²nicas¡±, expone Manuel Arcila, profesor de la Universidad de C¨¢diz especializado en el an¨¢lisis geogr¨¢fico regional y el turismo. A m¨¢s edad, m¨¢s conservadores y, a menor edad, mayor uso de la tecnolog¨ªa: ¡°En el caso de la generaci¨®n Z son nativos digitales ,y por tanto, toda su experiencia tur¨ªstica se transmite a trav¨¦s de la red, siendo casi el objetivo del viaje¡±.
Macarena N¨²?ez y Jos¨¦ Herrera, de 44 y 45 a?os respectivamente, no est¨¢n tan preocupados por compartir en redes sociales su merecido descanso en la playa de Valdelagrana de El Puerto de Santamar¨ªa (C¨¢diz) como sus hijos Sof¨ªa y Jose, de 14 y 11 a?os. La familia, originaria de Don Benito (Badajoz), lleva abonada desde hace 20 a?os a pasar 15 d¨ªas en un apartamento en Chipiona. La tradici¨®n la iniciaron los padres de N¨²?ez y el matrimonio se sum¨® hace a?os: ¡°Nos acoplamos. Venimos en dos coches y as¨ª desconectamos en la costa, que es lo que nos gusta¡±. Con todo, N¨²?ez reconoce que su forma de viajar ha cambiado conforme su familia lo hac¨ªa: ¡°Antes no par¨¢bamos quietos, nos escap¨¢bamos los findes. Con los ni?os peque?os, busc¨¢bamos hoteles con toboganes¡±.
Ahora, con Sof¨ªa y Jos¨¦ m¨¢s mayores, la familia ¡ªcon la que tambi¨¦n viaja un hermano de Macarena¡ª pasa sus d¨ªas de asueto entre ¡°la playa, el chiringuito, la siesta, la piscina y la cena por ah¨ª, nada de comer en la casa¡±, como apunta la madre. La extreme?a, enfermera de profesi¨®n, nota el gasto de estos d¨ªas (solo el alquiler del inmueble les ha costado 1.500 euros), pero se considera ¡°una privilegiada¡± por no tener que ahorrar espec¨ªficamente para sus vacaciones. ¡°El sueldo de este mes va a esto¡±, explica N¨²?ez, antes de perderse entre el mar de sombrillas para darse un chapuz¨®n.
El paso de los a?os y los cambios sociales aparejados a ellos tambi¨¦n han llevado a que cambie la experiencia del viajero. Hasta las vacaciones de N¨²?ez, pese a repetir destino desde hace dos d¨¦cadas, han cambiado, m¨¢s centradas ahora en buscar planes complementarios al mero sol y playa. ¡°Vamos al cine de verano, a visitar otras ciudades cercanas como Sanl¨²car¡±, a?ade la extreme?a. A Manuel Arcila le suena lo que cuenta: ¡°En los a?os noventa, el turista estaba desde la ma?ana a la noche en la playa. Ahora va al centro hist¨®rico a la caza de experiencias. Tambi¨¦n hay gente, ligada a mayor posibilidades econ¨®micas, que busca cosas m¨¢s rebuscadas, en rutas gastron¨®micas por ejemplo, algo que no exist¨ªa antes¡±, a?ade el profesor Manuel Arcila.
Aunque en un principio el sector cre¨ªa que el acicate a un cambio a lo puramente experiencial y alejado de la masificaci¨®n iba a llegar tras la pandemia, ¡°no ha sido tan radical como se esperaba¡±, seg¨²n Arcila. La tendencia crece sostenidamente en el tiempo y se?ala el futuro del turismo. Aunque, a la par, surja una paradoja en ciernes: ¡°La gente busca lo diferente, lo identitario, pero eso provoca a su vez que la oferta tur¨ªstica intente saciar esa demanda y que esa identidad se pierda. A nadie le gusta sentirse turista, pero todos lo somos cuando viajamos y actuamos como tal¡±.
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