El ¡®aterrizaje¡¯ del BCE no es tan suave
Entre el primer deber de fustigar los altos precios y el segundo de favorecer el crecimiento econ¨®mico y el empleo (que tambi¨¦n figuran en sus Estatutos), este BCE, a diferencia del de Mario Draghi, se atiene de forma aplastante, casi un¨ªvoca, a contener la inflaci¨®n.
La segunda bajada de tipos de inter¨¦s acordada por el BCE ser¨¢ un est¨ªmulo: a los hipotecados, empresas que necesitan endeudarse para invertir, deudas p¨²blicas y la econom¨ªa de la eurozona, que tendr¨¢ un alivio. O sea, m¨¢s margen financiero para reactivarse.
Pero llega con sombras. El banco central vuelve a negarse a pespuntear una senda bajista seg¨²n la que continuar esa relajaci¨®n de tipos. Esa negativa contrapuntea la insistencia con ...
La segunda bajada de tipos de inter¨¦s acordada por el BCE ser¨¢ un est¨ªmulo: a los hipotecados, empresas que necesitan endeudarse para invertir, deudas p¨²blicas y la econom¨ªa de la eurozona, que tendr¨¢ un alivio. O sea, m¨¢s margen financiero para reactivarse.
Pero llega con sombras. El banco central vuelve a negarse a pespuntear una senda bajista seg¨²n la que continuar esa relajaci¨®n de tipos. Esa negativa contrapuntea la insistencia con la que durante los dos a?os restrictivos (de julio de 2023 a junio pasado), martille¨® la consigna de que mantendr¨¢ esa ¡°pol¨ªtica lo bastante restrictiva cuanto tiempo sea necesaria¡± para llegar al 2% de inflaci¨®n. Tanto que figura ?en el mismo comunicado! en que notifica esta segunda reducci¨®n de tipos, como si la hubiese decidido a rega?adientes: que los hubo, como Christine Lagarde reconoci¨®.
La asimetr¨ªa entre la afici¨®n a subir tipos y la resignaci¨®n a bajarlos se denota en esa ausencia de ¡°gu¨ªa¡± futura --hecho diferencial entre ambas fases--, ya que no de compromiso, pues la leyenda de que tom¨® las decisiones ¨²nicamente seg¨²n los datos es mera ficci¨®n: con datos de precios, si eran malos; con prejuicios o nuevos requisitos aireados por los halcones, si eran mejores.
Igual sesgo aflora tambi¨¦n en la cuant¨ªa de las variaciones. Los cuatro primeras alzas fueron en 2022, y al menos, de medio punto. Las dos primeras rebajas de 2024, de un t¨ªmido cuartillo (el 0,25%) en la facilidad de dep¨®sito, el tipo que marca tendencia.
Eso contradice abiertamente la solemne ¡°Estrategia de pol¨ªtica monetaria¡± (8/7/2021), que ha sido desahuciada en la pr¨¢ctica, sin explicaciones. Reza este manual que ¡°el compromiso del Consejo de Gobierno con este objetivo [2%] de inflaci¨®n es sim¨¦trico¡±. Y entiende por simetr¨ªa que las ¡°desviaciones negativas y positivas de ese objetivo son igualmente indeseables¡±. Pues no ha sido as¨ª. Fr¨¢ncfort vuelve a reaccionar como un banco central anticuado, m¨¢s preocupado por la inflaci¨®n (dif¨ªcil, pero manejable) que por una ca¨ªda de precios (?ojo, son menos reversibles!).
Entre el primer deber de fustigar los altos precios y el segundo de favorecer el crecimiento econ¨®mico y el empleo (que tambi¨¦n figuran en sus Estatutos), este BCE, a diferencia del de Mario Draghi, se atiene de forma aplastante, casi un¨ªvoca, a contener la inflaci¨®n. Veamos alg¨²n dato.
El per¨ªodo en que presuntamente resulta efectiva una nueva pol¨ªtica (al cabo de un semestre o al a?o de activarse), en este caso, la restrictiva, se ha plasmado en 2023 y lo que llevamos de 2024. En 2.023 el PIB de la eurozona creci¨® un rid¨ªculo 0,4%, y Fr¨¢ncfort prev¨¦ que este a?o lo har¨¢ en un 0,8%. Con permiso, claro, de la desfalleciente locomotora alemana. Pues bien, el 0,4% es el peor dato del siglo XXI, salvo las grandes crisis: el menos 4,5% de 2.009 (Gran Recesi¨®n); el menos 0,84% de 2.012 o el menos 0,22% de 2.013 (crisis de la deuda soberana); y el menos 6,10% de 2.020 (la pandemia del covid). No parece un aterrizaje tan suave.