Vivir en un barco por no poder pagar el alquiler: ¡°Aqu¨ª tengo una vida digna¡±
En Las Palmas el precio de la vivienda ha empujado a decenas de personas a residir en embarcaciones amarradas en el puerto deportivo pese a que las ordenanzas no lo permiten
La Marina Las Palmas, com¨²nmente conocida en la ciudad como ¡°el muelle deportivo¡±, no solo es la mayor d¨¢rsena recreativa del archipi¨¦lago, con casi 1.400 puntos de atraque. Se ha convertido desde hace d¨¦cadas en un enclave predilecto para el ocio nocturno y la restauraci¨®n y en un modo de vida para varias decenas de personas. Algunas de ellas decidieron un d¨ªa que ¡°vivir en tierra no era una opci¨®n¡±, como explica por WhatsApp Antonio. ¡°Yo ten¨ªa un sue?o: comprar un velero, navegar y vivir en ¨¦l¡±. Otros no re...
La Marina Las Palmas, com¨²nmente conocida en la ciudad como ¡°el muelle deportivo¡±, no solo es la mayor d¨¢rsena recreativa del archipi¨¦lago, con casi 1.400 puntos de atraque. Se ha convertido desde hace d¨¦cadas en un enclave predilecto para el ocio nocturno y la restauraci¨®n y en un modo de vida para varias decenas de personas. Algunas de ellas decidieron un d¨ªa que ¡°vivir en tierra no era una opci¨®n¡±, como explica por WhatsApp Antonio. ¡°Yo ten¨ªa un sue?o: comprar un velero, navegar y vivir en ¨¦l¡±. Otros no relatan una historia tan inspiradora. Para ellos el barco es el ¨²ltimo recurso tras ser expulsados del mercado inmobiliario.
Rafael (82 a?os, nombre ficticio) se jubil¨® en 2008. Pas¨® los ¨²ltimos 30 a?os de su carrera como periodista cotizando como aut¨®nomo. ¡°Nadie me quer¨ªa hacer un contrato normal¡±, relata. ¡°De repente, me vi con una pensi¨®n de 500 euros¡±. Durante nueve a?os vivi¨® en el piso de una de sus hijas. Pero en 2017 quiso deshacerse del apartamento y Rafael vio que sus ingresos lo dejaban fuera del mercado. ¡°Afortunadamente¡±, relata, ¡°pact¨¦ con mi hija que si yo lo lograba vender por m¨¢s del precio que ella ped¨ªa, me quedaba yo con la diferencia¡±. Esa diferencia fueron unos 20.000 euros. La idea de en qu¨¦ emplearlos se la dio un amigo: vivir en un barco. ¡°Yo cre¨ªa que eran car¨ªsimos, pero si tienes el dinero en mano encuentras chollos¡±. Termin¨® compr¨¢ndole un velero de poco menos de nueve metros de eslora a un franc¨¦s que quer¨ªa regresar a su pa¨ªs. Vive en ¨¦l desde entonces.
¡°Mucha gente¡±, completa en conversaci¨®n telef¨®nica el marino barcelon¨¦s Nin (60 a?os), ¡°est¨¢ comprando barcos viejos deteriorados porque es la ¨²nica opci¨®n que tiene de vida por la situaci¨®n de la vivienda. Se ve todos los d¨ªas aqu¨ª¡±. Una de estas personas, que pide permanecer en el anonimato, cuenta que ha decidido residir en su barco por no poder hacer frente a los alquileres. ¡°Cobro apenas el sueldo m¨ªnimo, ?a d¨®nde voy yo con eso? Aqu¨ª puedo tener una vida digna y no molesto a nadie. El problema es que nos quieren echar¡±, lamenta.
La poblaci¨®n de Canarias ha aumentado en un 26% en lo que va de siglo hasta 2,17 millones de personas. La inmigraci¨®n ¡ªsobre todo desde otras comunidades aut¨®nomas y pa¨ªses europeos como Italia (la poblaci¨®n extranjera m¨¢s numerosa con 49.987 personas) o el Reino Unido (29.631)¡ª es la principal causante de este crecimiento. Llegan atra¨ªdos por las condiciones de vida y por el imparable auge del turismo. Este movimiento demogr¨¢fico se ha visto acompa?ado por la explosi¨®n de los pisos vacacionales que, entre otros factores, han tensionado la vivienda y dificultan encontrar casa. Este fue uno de los detonantes de las grandes protestas que se produjeron en las islas la pasada primavera.
Entre enero y septiembre, el precio del alquiler ha escalado casi un 9% en Canarias, la cuarta comunidad aut¨®noma m¨¢s cara tras Baleares, Madrid y Catalu?a, seg¨²n los precios de oferta del portal Idealista. En San Bartolom¨¦ de Tirajana (el principal municipio tur¨ªstico de Canarias), el precio medio asciende a 19,3 euros el metro cuadrado, cerca de municipios como Madrid o Barcelona. En Arona (Tenerife), es de 17,7 euros. La consecuencia: en el sur de Tenerife y Gran Canaria han proliferado asentamientos chabolistas en los que residen trabajadores de los hoteles y restaurantes, bien sea en infraviviendas o en sus propios veh¨ªculos.
¡°Lo que yo pago no llega a 100 euros al mes¡±, detalla Rafael. ¡°Con eso vivo en el centro de Las Palmas de Gran Canaria. Nada que ver con c¨®mo est¨¢ ahora mismo la vivienda¡±. El precio incluye luz y agua, y se puede usar los servicios del muelle, que incluyen ducha con agua caliente y ba?o. ¡°Est¨¢ todo el mundo como loco buscando barcos en el puerto, ?eh?¡±, sentencia. Tendr¨ªan dif¨ªcil imitar a Rafael por varios motivos. Para empezar, porque hay una lista de espera de un centenar de personas. La Marina Las Palmas presenta los precios de amarre m¨¢s baratos de Espa?a. Los de otras d¨¢rsenas son superiores, pero est¨¢n a a?os luz de los de los inmuebles. 249 euros al a?o en La Palma, 570 euros anuales en el Puerto Ol¨ªmpico de Barcelona, 2.226,14 euros al a?o en la Marina de Valencia o 2.820,27 en Sadamar (Sada, A Coru?a).
?Es legal residir en un barco? ¡°En s¨ª no est¨¢ prohibido por la Ley de Puertos que se pueda convertir un barco en una vivienda¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica Carlota Zapata, abogada de Leg¨¢litas. ¡°Lo que pasa es que hay que enterarse muy bien de lo que la Autoridad Portuaria nos puede exigir en sus ordenanzas, algunas s¨ª que lo pueden prohibir¡±. Lo segundo que habr¨ªa que hacer, prosigue, si uno quiere vivir en un barco y quiere empadronarse, es ir al Ayuntamiento y comprobar si nos da la posibilidad. ¡°Muchos exigen un documento acreditativo de la Autoridad Portuaria de que se est¨¢ viviendo ah¨ª¡±, cuenta la abogada.
Ese requisito es un obst¨¢culo, al menos en Las Palmas de Gran Canaria. Como la Autoridad Portuaria de Las Palmas no ve con buenos ojos esta pr¨¢ctica, prohibi¨® la posibilidad en sus ordenanzas desde 2019. Una portavoz de la direcci¨®n de la Marina recalca en un texto remitido por correo electr¨®nico que la prohibici¨®n encuentra su justificaci¨®n ¡°en varios motivos¡±. Los puertos deportivos ¡°no est¨¢n pensados ni dise?ados, con criterio general, para un uso habitacional permanente¡±, desarrolla. Los ¡°barcos-vivienda¡± se encuentran ¡°continuamente amarrados o fondeados, llegando en muchas ocasiones a estar inactivos para la navegaci¨®n, con las consecuencias que ello supone para la seguridad y explotaci¨®n¡± de las instalaciones.
La Marina s¨ª ha erradicado desde 2019 el alquiler de barcos en plataformas como Airbnb, una pr¨¢ctica que tambi¨¦n tratan de controlar otros emplazamientos como el Port Olimpic.
¡°No te pueden echar¡±, se queja Nin. ¡°La propia ley sostiene que si llevas m¨¢s de seis meses se considera que tienes tu base en el puerto¡±. El marino relata que lo intentaron desalojar porque dec¨ªan que su velero med¨ªa m¨¢s de los algo m¨¢s de 10 metros de eslora que mide. Gan¨® el juicio y regres¨® a su pantal¨¢n pagando los mismos 150 euros al mes. ¡°El problema real es que la direcci¨®n quiere convertir esto en un centro comercial en el que los barcos son lo de menos¡±, asegura.
Con todo, en Las Palmas de Gran Canaria constan actualmente 259 empadronados en la D¨¢rsena de Embarcaciones Menores (nombre oficial de la Marina Las Palmas), seg¨²n los datos del Ayuntamiento. Sin embargo, matizan fuentes del consistorio, estos datos son anteriores a 2019, fecha en la que la Autoridad Portuaria public¨® la ordenanza que prohib¨ªa vivir en un barco. La norma incluso veta la posibilidad de que las embarcaciones fondeadas se usen con fines de alquiler vacacional, ¡°ya sea entre particulares o a trav¨¦s de las plataformas electr¨®nicas o empresas de cualquier tipo dedicadas a este tipo de actividad¡±. Por eso, matiza un portavoz municipal, ¡°hace a?os que no s¨¦ empadrona a nadie en el muelle¡±. Y explica que es posible que este n¨²mero se haya reducido porque pueden ser extranjeros que han abandonado el pa¨ªs y no lo han comunicado.
Quienes viven en los puertos recalcan que sus barcos no son chabolas y que navegan ocasionalmente. El casco, las velas, los motores, todo funciona perfectamente, aseveran. ¡°Las circunstancias me obligaron a mudarme aqu¨ª, pero se vive bien¡±, concluye Rafael. ¡°No hay un vecino cabr¨®n en el piso de arriba. Al contrario, hay mucha buena vecindad¡ te insuflas de la camarader¨ªa del mar¡±.