Estados Unidos, la naci¨®n rica que se siente pobre
Los ¨²ltimos datos de empleo y crecimiento econ¨®mico avalan la gesti¨®n de Joe Biden, pero hay un malestar social patente debido a la inflaci¨®n
Con Joe Biden, la econom¨ªa de EE UU funciona como un misil. Campeona en crecimiento de todos los pa¨ªses ricos, ha creado empleo ...
Con Joe Biden, la econom¨ªa de EE UU funciona como un misil. Campeona en crecimiento de todos los pa¨ªses ricos, ha creado empleo todos los meses; ha bajado el paro al 4,1%, desde el 6,3% que le dej¨® Donald Trump al inicio de 2017, y frente al 6,4% en la eurozona; y ha disparado la Bolsa, aunque al precio de aumentar el d¨¦ficit para afrontar la pandemia y la crisis energ¨¦tica. En suma, ha aumentado su riqueza global como nadie, revalidando su liderazgo mundial mientras China capotaba y Europa crec¨ªa raqu¨ªticamente.
Y sin embargo aflora un malestar social profundo, en apariencia contradictorio con el ¨¦xito en empleo y paro. Una gran culpable es la inflaci¨®n, aunque haya ya bajado al 2,4% en septiembre desde el pico del 9,1% en junio de 2022. Lleva inercia: el poder adquisitivo de los empleados lleva tiempo declinando, al aumentar los salarios medios un 9,4% desde 2016, para un 20% largo la inflaci¨®n.
El disparo de los precios se debe m¨¢s a la coyuntura internacional que a la gobernanza: par¨¢lisis pand¨¦mica; colapso de suministros y cadenas de valor; crisis energ¨¦tica al comp¨¢s de la invasi¨®n de Ucrania (menor que en Europa, dada su autonom¨ªa petrolera y gasista). Pero los ciudadanos interiorizan los reveses hoy. Muchos los atribuyen al Gobierno en plaza, sin ahondar en causas o responsabilidades.
Bastantes se quejan donde duele. Si el bolsillo propio se encoge aunque la econom¨ªa global vaya bien, malestar. Y si se agranda (porque en el hogar trabajen ahora todos), pero el de muchos otros no, tambi¨¦n malestar. Trump aterriz¨® en 2017 con una inflaci¨®n del 1,3% (2016) y la dej¨® en el 1,2% (final de 2.021): la buena media, del 1,6%, se benefici¨® de la ausencia de turbulencias econ¨®micas mundiales. Biden la vio elevarse hasta el 9,9% y caer ahora al 2,4%: su media se acercar¨¢ a final de mandato, en enero, al 4%, 2,6 veces que su antecesor (cifras base de US Inflation calculator).
Pero los datos son m¨¢s p¨¦rfidos si se destripa su componente que m¨¢s afecta a la clases media y popular. Los precios alimenticios se habr¨¢n m¨¢s que triplicado (3,17 veces). Mientras que la aireada crisis de la vivienda lo es m¨¢s por acumulativa que por comparativa: bajo Trump el precio medio aument¨® un 45%; bajo Biden, un 39% (datos de DQYDJ).
Esto es lo que esencialmente parece explicar la llamada ¡°paradoja del pesimismo econ¨®mico¡±, basada en la diferente percepci¨®n de lo micro (problem¨¢tico) y lo macro (expansivo). Que ha llevado a generar neologismos como ¡°vibecession¡±, un machihembrado de ¡°vibe¡± (onda, vibraci¨®n) y ¡°recession¡± (Kyla Scanlon, ¡°The selfulfilling prophecy¡±, 2022).
Ese sesgo perceptivo arranca de no deslindar inflaci¨®n (general) y alzas de precios. Y de la confusi¨®n seg¨²n la que llamamos reducci¨®n de la inflaci¨®n a lo que es descenso de su ritmo: este baja en coyunturas como la actual, pero los precios (por ejemplo de los alimentos) siguen subiendo, aunque sea menos que previamente.
El caso de la inflaci¨®n alimentaria es especialmente insidioso. Pues es muy identificable: es f¨¢cil recordar el anterior precio de un kilo de arroz o un litro de aceite, as¨ª que ¡°no ser¨¢ f¨¢cilmente olvidada¡± (Martin Wolf, FT 4/9/24). Impacta desigualmente seg¨²n sea la posici¨®n relativa en la escala social: m¨¢s a las rentas bajas que a las altas, pues su propensi¨®n al consumo debe obligatoriamente centrarse en productos y servicios de primera necesidad.
Suele ser m¨¢s sensible a, o da?ada por, los bancos centrales (Karen Petrou, ¡°Engine of inequality, the Fed and the future of wealth in America¡±, Wiley, 2021). Y la cultiva el caldo de la especulaci¨®n financiera: hay una ¡°creciente evidencia de que la actividad especulativa en mercados alimentarios financiarizados aumenta severamente durante las crisis¡± de precios como la desatada desde 2020 (UNCTAD, tercer cap¨ªtulo del ¡°Trade and development report 2023¡å).