Los pilares de la elegancia
A¨²n existen negocios de ropa y complementos con m¨¢s de un siglo cuyas se?as de identidad imbatibles siguen siendo la confecci¨®n artesanal y la atenci¨®n personalizada
A pocos metros de la Puerta del Sol de Madrid y del reloj que marca el paso de los a?os para millones de personas cada 31 de diciembre hay un establecimiento donde el tiempo se detuvo en 1950: Guantes Luque. Fundado en 1886, se conserva como la ¨²ltima vez que se reform¨®, a mediados del siglo XX, con su expositor con brazos vestidos de coloridos guantes de piel, lana o croch¨¦ y una antigua, pero a¨²n brillante, madera que embellece las paredes. Lo ¨²nico que devuelve al visitante al presente es ?lvaro Ruiz, un madrile?o de 44 a?os que regenta desde hace 24 el negocio que pertenece a su t¨ªa abuela.
¡°Mantengo la decoraci¨®n en homenaje a ella, que tiene 98 a?os¡±, cuenta Ruiz, sentado al otro lado de un mostrador que casi le dobla la edad. Sobre ¨¦l descansan algunas de las exquisitas confecciones que vende y que elaboran los pocos artesanos que quedan, porque la mayor¨ªa ¡°se han jubilado o han fallecido ya¡±. Cada d¨ªa, Ruiz atiende a antiguos y fieles clientes, a amantes de lo vintage y a extranjeros curiosos que llegan all¨ª con los gu¨ªas tur¨ªsticos. Cuando el grupo se para frente a su tienda, asegura que se siente ¡°como un ave ex¨®tica, ?un tuc¨¢n!¡±.
Guantes Luque es una de las tiendas de moda con m¨¢s de un siglo que siguen abiertas y que contin¨²an confeccionando sus prendas pr¨¢cticamente como el primer d¨ªa. Igual que la sombrerer¨ªa Fern¨¢ndez y Roche, de Sevilla; la sastrer¨ªa zaragozana Justo Gimeno; la tienda de lencer¨ªa Alberola, en Valencia, y la mercer¨ªa La Verdadera, en Ja¨¦n, donde los clientes se sienten como en casa porque han crecido con ella. Negocios centenarios pero llenos de vitalidad que han aprendido a seducir a las nuevas generaciones tanto detr¨¢s del mostrador, con j¨®venes herederos a cargo del comercio, como delante, con nuevos compradores.
?Por qu¨¦ antes todos llevaban sombrero?
Breve historia de la moda
Revoluci¨®n en la lencer¨ªa (y guantes para g¨®ticas)
El guante ¡°de toda la vida¡±, como el de piel y el de croch¨¦, ha ganado la batalla a las modas, explica Ruiz: ¡°Muchas tribus urbanas recurren a los guantes de siempre. Los de cuero existen desde hace siglos, pero en los a?os 80 los rockeros se apropiaron de ellos. Recientemente han sido las g¨®ticas quienes han hecho suyo el guante largo de croch¨¦ que usaban las mujeres a principios del siglo XX, destaca Ruiz. ¡°Vienen muchas j¨®venes a comprarlo¡±. A¨²n hay conductores que compran guantes para manejar, tanto de piel como de croch¨¦, con dedos y sin ellos: ¡°Puede parecer algo de otra ¨¦poca, pero mucha gente los usa al volante porque le sudan las manos o quiere protegerse del sol¡±, comenta.
El estilo de guantes que comercializa Ruiz es el mismo que all¨ª vend¨ªa su familia hace un siglo, sin embargo, la ropa interior ha experimentado una gran revoluci¨®n y Lencer¨ªa Alberola, en Valencia, ha sido testigo de ello. Fundada en 1923, hoy despacha ropa interior femenina en decenas de tejidos y colores, con encajes, adornos o tonos fantas¨ªa -ne¨®n incluido-, pero hasta hace unos 40 a?os dominada la discreci¨®n y el recato. Solo se vend¨ªan bragas y fajas negras, blancas y de color salm¨®n, describe Alfredo Gonz¨¢lez, cuarta generaci¨®n de la familia al frente de Alberola. Las m¨¢s atrevidas dispon¨ªan del estampado adamascado, un tipo de tejido con motivos vegetales. La ¨²ltima gran revoluci¨®n lleg¨® en la d¨¦cada de los noventa con el Wonderbra, un sujetador que realzaba el busto femenino y que se vend¨ªa tanto que las tiendas no eran capaces de reponer existencias a tiempo.
Los sujetadores antes apretaban. hasta que llegaron los deportivos. Los clientes buscan hoy que la ropa interior sea c¨®moda, por lo que este tipo de prenda triunfan, explica Inmaculada Villajos, de 39 a?os, una de las dos herederas de Mercer¨ªa La Verdadera, fundada en Ja¨¦n por su abuelo en 1934. ¡°Se prima el bienestar, ahora especialmente entre las mujeres mayores¡±, afirma. En cuanto a los hombres, a principios del siglo XX llegaron las dos opciones hegem¨®nicas: el b¨®xer, prenda inventada en los a?os 20; y el slip, aparecido una d¨¦cada m¨¢s tarde. Hay un accesorio, explica Villajos, que ha ca¨ªdo en desuso, pero que todo hombre elegante deb¨ªa llevar si no quer¨ªa que se le bajaran las medias: las ligas. ¡°Se colocaban alrededor de la pierna a la altura del gemelo y con dos pinzas tiraban hacia arriba del calcet¨ªn¡±, explica Blanca Villajos, de 36 a?os, la otra heredera. Cumpl¨ªan la misma funci¨®n que los tirantes en los pantalones.
Cinco negocios para siempre
Cinco negocios para siempre
Cinco negocios para siempre
Madrid
1886 (138 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Madrid
1886 (138 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Madrid
1886 (138 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Madrid
1886 (138 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Ja¨¦n
1934 (90 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Ja¨¦n
1934 (90 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Ja¨¦n
1934 (90 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Ja¨¦n
1934 (90 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Zaragoza
1907 (117 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Zaragoza
1907 (117 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Zaragoza
1907 (117 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Zaragoza
1907 (117 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Sevilla
1885 (139 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Sevilla
1885 (139 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Sevilla
1885 (139 a?os abierto)
Cinco negocios para siempre
Sevilla
1885 (139 a?os abierto)
El guante de croch¨¦, el m¨¢s tradicional, se vende mucho entre tribus urbanas como los g¨®ticos
?lvaro Ruiz, de 44 a?os, 24 al frente
La decoraci¨®n vintage de Guantes Luque, fundada en 1886, ha llamado la atenci¨®n recientemente de la revista de decoraci¨®n brit¨¢nica World of Interiors. ?lvaro Ruiz, madrile?o de 44 a?os, regenta en solitario el negocio que perteneci¨® a su t¨ªa abuela, sin la necesidad de dependientes. ¡°Me basto yo solo y aqu¨ª soy feliz¡±, confiesa. Entre sus clientes hay quien busca un producto duradero de calidad para un evento especial, porque pertenece a alguna tribu urbana, como los g¨®ticos o los otakus (seguidores del manga y el anime japon¨¦s) o para el vestuario de una pel¨ªcula o una serie de televisi¨®n.
Vendemos prendas de Semana Santa, pero tambi¨¦n lencer¨ªa y plumas de marab¨²
Blanca Villajos, de 36 a?os, 4 al frente
Dos hermanas conforman la tercera generaci¨®n que dirige la mercer¨ªa que fund¨® Juan L¨®pez, su abuelo, hace 90 a?os en el centro de Ja¨¦n. Hoy son una referencia en la ciudad a la hora de adquirir y decorar la indumentaria de Semana Santa, tanto para las im¨¢genes como para los cofrades y los aficionados a la celebraci¨®n. Inmaculada y Blanca, las hermanas Villajos, de 39 y 36 a?os respectivamente, han extendido el negocio a internet, donde venden productos religiosos, lencer¨ªa y elementos de fantas¨ªa, como plumas de marab¨², un ave africana.
Seguimos confeccionando los trajes como los hac¨ªa mi abuelo
Justo Gimeno Arribas, 54 a?os, 36 en el negocio
Justo Gimeno Arribas creci¨® entre patrones y, aunque estudi¨® para ser interiorista, hoy lleva con su hermano Gabriel, extorero, el negocio que fund¨® su abuelo a principios del siglo XX en el centro de Zaragoza. La sastrer¨ªa creci¨® durante el tiempo que la regent¨® su padre, Justo Gimeno Dupl¨¢, hasta convertirse en una referencia internacional, y ampli¨® el negocio con la confecci¨®n de batines, gabardinas y chaquetones. ¡°Prendas elegantes, pero de sport¡±, se?ala Gimeno Arribas, que viaja por todo el mundo atendiendo clientes y abriendo nuevos mercados.
Con la decadencia del sombrero nos enfocamos en buscar mercados por el mundo
Enrique Fern¨¢ndez, 70 a?os, 20 al frente del negocio
Fern¨¢ndez y Roche proclama con orgullo ser una de las pocas marcas que quedan en el mundo que elaboran sombreros artesanales. Dieron sus primeros pasos a finales del siglo XIX, un tiempo de esplendor de este complemento. Llegaron a ser, cuenta Enrique Fern¨¢ndez, heredero, una de las mayores industrias de Sevilla, con 800 trabajadores. Tras la ca¨ªda de las ventas a mediados de los a?os 50, han diversificado su producci¨®n gracias a la exportaci¨®n de bombines, chisteras o los sombreros negros de fieltro que llevan los hombres en la comunidad jud¨ªa ortodoxa estadounidense.
Cinco negocios para siempre | P¨®dcast
VALENCIA
1923(101 a?os abierto)
La historia de Alberola comienza hace 101 a?os con dos hermanos que montan un negocio de venta de telas. Al poco, comprueban que muchas de sus clientas compran el tejido para hacer fajas y cors¨¦s, por lo que deciden lanzarse a confeccionarlas ellos mismos. Y alcanzan el ¨¦xito. Hoy, Alfredo Gonz¨¢lez, cuarta generaci¨®n, regenta tres locales bajo la misma marca. Las clientas conf¨ªan en ellos, cuenta Elia Revueltas, dependienta. ¡°Vienen con el vestido de fiesta puesto y nos dicen: ¡®No s¨¦ qu¨¦ ponerme debajo¡¯. Y se marchan con algo puesto¡±.
El ganchillo: de supervivencia a pasatiempo
La Verdadera combina la venta de lencer¨ªa y mercer¨ªa con la pasamaner¨ªa, que engloba todo tipo de cintas y abalorios, entre otros muchos elementos, que se usan para embellecer las prendas. Es un negocio con mucho tir¨®n en Semana Santa que Inmaculada L¨®pez Eisman, de 68 a?os, madre de las herederas e hija del fundador, descubri¨® hace 30 a?os. ¡°Nos dimos cuenta del potencial cuando una cofrad¨ªa nos encarg¨® 70 c¨ªngulos [cordones con borla que se atan a la cintura]¡±. En aquel entonces, explica, no hab¨ªa muchos fabricantes en la zona dedicados a estos art¨ªculos, por lo que pidieron a sus proveedores que los confeccionaran. ¡°Les encargamos borlas y agremanes [un tipo de cinta decorada] en dorado y p¨²rpura¡±, se?ala.
L¨®pez Eisman se maravilla al comprobar c¨®mo las costumbres saltan de una generaci¨®n otra. El ganchillo, deporte oficial de muchas mujeres durante d¨¦cadas, sigue vivo entre los j¨®venes. Antes, las clientas compraban hilo y agujas para tejer prendas de croch¨¦ con las que vestirse; hoy se ha popularizado como t¨¦cnica antiestr¨¦s y es com¨²n ver a j¨®venes en salas de espera y transporte p¨²blico absortos en la tarea de tejer. ¡°Hay m¨¢s colores que anta?o¡±, se?ala la comerciante. El almac¨¦n de esta tienda con 101 a?os guarda objetos corrientes que, con el paso de los a?os, se vuelven excepcionales. L¨®pez Eisman muestra a quien le pregunta los ba?adores de los 60 que conserva. ¡°Los hac¨ªan con una tela r¨ªgida, por lo que no se adaptaban igual al cuerpo que los de ahora, que son el¨¢sticos. Llevaban una faldita corta para ocultar las partes ¨ªntimas¡±, describe conteniendo la risa.
Gonz¨¢lez, de Alberola, recuerda c¨®mo cada noche, con la recaudaci¨®n de sus tiendas llenaban la caja fuerte que permanec¨ªa en el local principal. ¡°Era como la del Oeste¡±, recuerda. A la ma?ana siguiente hab¨ªa que acudir con todo el efectivo a la sucursal bancaria para ingresarlo. El dinero contante y sonante sigue siendo el principal m¨¦todo de pago de los espa?oles, como hace medio siglo. Seg¨²n el Estudio sobre h¨¢bitos en el uso de efectivo, elaborado por el Banco de Espa?a en 2023, dos tercios sigue pagando con billetes y monedas, aunque la tarjeta o el pago a trav¨¦s del reloj inteligente no paran de crecer.
El met¨¢lico ha tra¨ªdo algunos quebraderos de cabeza a los comerciantes que no siempre dispon¨ªa de los billetes y las monedas necesarias para dar el cambio. A veces, tocaba salir a la carrera al bar de enfrente. Algo, explica Blanca Villajos, de Mercer¨ªa La Verdadera, que su madre odiaba cuando ella regentaba la tienda. ¡°Daba imagen de ser poco serio y previsor¡±, se?ala. Que les colasen un billete falso ha sido otro de los retos a los que se han enfrentado los tenderos. Durante d¨¦cadas, explica Villajos, la experiencia era una manera de reconocerlos. ¡°De tanto tocarlos ya intu¨ªas si era falso¡±, explica. Otra era llevarlo a la sucursal bancaria. Ahora, reconoce, es dif¨ªcil que se le cuele uno, porque cuentan con lectores de billetes o bol¨ªgrafos que, marcando una raya, permite descubrir al impostor.
La moda de los banqueros
El imaginario colectivo asocia al empleado de banca con una visera y bandas el¨¢sticas sobre la camisa. La visera permit¨ªa filtrar la luz artificial y las bandas manten¨ªan las mangas tersas e imped¨ªan que colgaran y se mancharan de tinta. Este atuendo, sin embargo, no era el m¨¢s habitual; solo lo usaban aquellos que hac¨ªan las cuentas. La mayor¨ªa vest¨ªa a la moda de la ¨¦poca. A finales del siglo XIX y principios del XX, los empleados llevaban levita y, a partir de la d¨¦cada de los 20, traje. Primero con chaleco y despu¨¦s con jersey por debajo. Desde hace medio siglo, las normas de vestimenta se han relajado. Este cambio coincidi¨® con la incorporaci¨®n de las mujeres a la banca en la d¨¦cada de los 70, que trajo diversidad de atuendos a las sucursales, aunque muchas adoptaron igualmente el traje, con falda o pantalones.
Artesanos del buen vestir
Si hay un oficio asociado al trabajo artesanal con una larga historia ese es el de la sastrer¨ªa. Aunque la meca de esta profesi¨®n se encuentra en la calle Savile Row, en Londres, la confecci¨®n de vestuario a medida en Espa?a tiene su propia personalidad. Justo Gimeno, de 52 a?os, tercera generaci¨®n de la sastrer¨ªa Gimeno, en Zaragoza, defiende sus cualidades: es valiente en la selecci¨®n de colores, rica en las formas y experta en los tejidos m¨¢s finos, que son m¨¢s dif¨ªciles de trabajar que los gruesos.
A partir de los a?os setenta, la eclosi¨®n de los grandes almacenes y la ropa de r¨¢pida confecci¨®n sentenci¨® la actividad de la sastrer¨ªa. El negocio, sin embargo, ha vuelto a resurgir en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, como demuestran cada a?o las pasarelas. Hoy, la sastrer¨ªa juega la baza de la exclusividad y la experiencia, explica Gimeno, quien lleva, junto a su hermano Gabriel, el negocio que fund¨® su abuelo en 1907. Con ella se busca vivir algo diferente, ¡°deleitarse en el proceso, las pruebas...¡±. La sastrer¨ªa se mantiene bastante al margen de las modas. Como mucho, cuenta el sastre y empresario, se ensancha la pierna o se alarga la americana.
Una de las grandes contribuciones de la sastrer¨ªa espa?ola es la teba. ¡°Una mezcla entre camisa y chaqueta, m¨¢s delgada que la americana, que se puede llevar con corbata, m¨¢s formal, o con un jersey debajo¡±, explica Gimeno. La primera teba se confeccion¨® en Savile Row a principios del siglo XX a manos de un arist¨®crata espa?ol, el vig¨¦simo primer Conde de Teba, con el objetivo de crear una prenda para la caza que fuera el¨¢stica y de silueta holgada con un gran bolsillo para las balas. El conde le regal¨® una de esas chaquetas al rey Alfonso XIII, quien la puso de moda.
La nueva vida del sombrero
La historia del sombrero durante el siglo XX es la del ocaso de una prenda que antes fue imprescindible. Todo el mundo llevaba la cabeza cubierta al comenzar la centuria, relata Enrique Fern¨¢ndez, cuarta generaci¨®n del fabricante de sombreros Fern¨¢ndez y Roche, de Sevilla. ¡°El pa¨ªs estaba lleno de talleres de confecci¨®n, porque era una prenda del d¨ªa a d¨ªa¡±, asegura Fern¨¢ndez, uno de los herederos de un negocio iniciado en 1885. Sin embargo, durante los a?os 20 y principios de los 30, el sinsombrerismo supuso una ruptura con la tradici¨®n. Este movimiento abog¨® por liberar las cabezas de gorros, bombines, canotieres, fedoras y pamelas, tanto en mujeres como en hombres, pues se asociaban a una Espa?a anticuada y contraria al progreso. ¡°Si se compara una foto de una procesi¨®n multitudinaria de una Semana Santa sevillana en el primer tercio del XX con una de finales de los 50, se puede ver ese cambio radical: de todas las cabezas tapadas al sombrero como algo excepcional¡±, explica Fern¨¢ndez. Aunque en los primeros a?os de la dictadura se foment¨® su uso, poco a poco fue perdiendo presencia.
Negocios que hacen barrio
El abandono del sombrero supuso una transformaci¨®n radical en esa industria que en sus mejores momentos lleg¨® a ver f¨¢bricas, como la de Fern¨¢ndez y Roche, con 800 empleados. A¨²n quedan sombrerer¨ªas salpicadas por algunas ciudades, donde se puede comprar un sombrero de calidad. Fern¨¢ndez y Roche abrieron la suya recientemente, hace 15 a?os, en el centro de Sevilla, animados por el aumento del turismo en la capital andaluza. Hasta entonces, solo contaban con el taller.
Fern¨¢ndez y Roche se ha abierto a nuevos mercados para sobrevivir. Sirven borsalinos a las comunidades de jud¨ªos ortodoxos de EEUU, chisteras a la aristocracia brit¨¢nica (muchas de ellas se pudieron ver en la coronaci¨®n de Carlos III de Inglaterra) y sombreros de ¨¦poca para productoras de Hollywood. El que luce Harrison Ford en Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008) se confeccion¨® en su taller de Sevilla. Todos estos nuevos caminos, admite Fern¨¢ndez, son el bast¨®n que les ayudan a seguir adelante cuando ya tienen m¨¢s de un siglo. Pero tambi¨¦n para no acabar como una mera an¨¦cdota o, como dec¨ªa Ruiz, de Guantes Luque, como un ave ex¨®tica a la que simplemente admirar.