La tecnolog¨ªa y el pensamiento cr¨ªtico, esenciales para combatir la desinformaci¨®n y las ¡®fake news¡¯
La Agencia Estatal de Investigaci¨®n destina m¨¢s de seis millones de euros en financiar 57 proyectos que ayuden a evitar la diseminaci¨®n de noticias falsas y conocer su impacto
La diseminaci¨®n de noticias falsas, o fake news, no es un fen¨®meno nuevo ni caracter¨ªstico de la revoluci¨®n digital, aunque resulte innegable que el desarrollo de las nuevas tecnolog¨ªas ha facilitado su expansi¨®n y magnificado su alcance. Pol¨ªtica, salud, ciencia, historia... No hay campo que pueda mantenerse al margen. El fondo es siempre el mismo: una publicaci¨®n falsa o enga?osa que se presenta con una apariencia de veracidad, pero que contiene informaci¨®n err¨®nea, manipulada o inventada con el prop¨®sito de generar un estado de confusi¨®n, influir en la opini¨®n p¨²blica e incluso conseguir que se tomen decisiones bas¨¢ndose en informaciones equivocadas o visiones distorsionadas. Pero ?hasta d¨®nde llega su impacto? ?Qu¨¦ riesgo suponen y c¨®mo se pueden combatir?
¡°El problema surge con internet: aunque ha permitido mejoras exponenciales en el acceso a la informaci¨®n, la necesidad de estar conectados constantemente o de comprobar en la red cualquier dato, por nimio que sea, ha propiciado que las fake news sean algo cotidiano¡±, afirma Juan Luis Moreno, director de innovaci¨®n en The Valley. Su facilidad para compartir contenido, especialmente en las redes sociales, hizo que se convirtiera r¨¢pidamente en un caldo de cultivo id¨®neo que favorece la r¨¢pida difusi¨®n de bulos. As¨ª lo confirman las estad¨ªsticas: el 40 % de la poblaci¨®n espa?ola, y hasta un 70 % de la poblaci¨®n mundial, ha estado expuesta a este tipo de noticias en el ¨²ltimo a?o, seg¨²n diversas encuestas y estudios. Y es que, ¡°al contener elementos verdaderos, las noticias parecen a¨²n m¨¢s cre¨ªbles, es m¨¢s complicado distinguirlas de la aut¨¦ntica informaci¨®n y se siguen compartiendo igual¡±, a?ade Moreno.
La soluci¨®n, indican los expertos, pasa por combatir las informaciones falsas utilizando esas mismas herramientas que facilitan su propagaci¨®n: ¡°Las nuevas tecnolog¨ªas constituyen un medio extremadamente poderoso para difundir no solo ideas serias, sino cualquier idea, banalidad o falsedad. Por eso, debemos usarlas para poder decirle a la sociedad, por ejemplo: ¡°No, lo que dice este se?or que afirma ser m¨¦dico no es cierto, porque hay otros 85.000 que dicen todo lo contrario¡±, explica Dom¨¨nec Espriu, director de la Agencia Estatal de Investigaci¨®n (AEI). Este organismo ha dedicado 6,3 millones de euros (parte de ellos, fondos europeos NextGeneration) a la financiaci¨®n de 57 proyectos de investigaci¨®n sobre mecanismos para combatir la desinformaci¨®n.
Proyectos para luchar contra las ¡®fake news¡¯
Para Espriu, frenar la desinformaci¨®n sin caer en la tentaci¨®n de la censura preventiva es, m¨¢s que simplemente necesario, casi una obligaci¨®n de los poderes p¨²blicos. ¡°Aunque algunas de estas informaciones son inofensivas (como, por ejemplo, decir que la tierra es plana), cuando nos metemos en asuntos de salud (movimientos antivacunas, terapias alternativas) o de pol¨ªtica las consecuencias son evidentes¡±. ¡°Combatir la mentira en el ¨¢mbito cient¨ªfico, social o pol¨ªtico solo se puede hacer con las mismas herramientas [que ellos usan], pero impulsadas por personas, organizaciones o webs que tengan un marchamo de veracidad y de confianza¡±.
?Somos tan f¨¢ciles de manipular? El fen¨®meno, claro, no es propio de la sociedad espa?ola, sino que se extiende por todas partes, y surge del hecho de que el uso que hacemos de las redes sociales se alinea con nuestras creencias personales y pol¨ªticas, de manera que cada uno sigue a aquellas personas con las que sintoniza m¨¢s y que le dicen cosas que reafirman sus opiniones de entrada. ¡°Nuestros cerebros est¨¢n programados para ser gregarios, y ser gregarios en las ideas y el seguimiento de opini¨®n. En el fondo, a todos nos gusta no sentirnos solos, no ya social o familiarmente, sino tambi¨¦n ideol¨®gicamente. As¨ª que nos rodeamos ¡°de los nuestros¡±, reflexiona Espriu.
Entre el m¨¢s de medio centenar de proyectos impulsados por la AEI, se encuentran iniciativas centradas en el control del lenguaje ofensivo en las redes sociales, la verificaci¨®n de informaci¨®n, la alfabetizaci¨®n publicitaria de los menores o la discriminaci¨®n hacia los colectivos vulnerables a trav¨¦s de la difusi¨®n de bulos, por citar solo unos pocos. ¡°Hay que proveer a la sociedad con informaci¨®n veraz y estimular su pensamiento cr¨ªtico. Pero tambi¨¦n actuar cuando se produce una crisis social a consecuencia de esa desinformaci¨®n: determinadas opciones pol¨ªticas, por ejemplo, han hecho correr noticias falsas sobre los mena [menores extranjeros no acompa?ados], y tambi¨¦n hay que ver c¨®mo convencemos a la sociedad de que no es verdad que los inmigrantes tengan m¨¢s ayudas sociales que los del pa¨ªs. Pero si haces una encuesta aleatoria por la calle, ver¨¢s que muchos siguen crey¨¦ndolo¡±, explica el director de la AEI.
Verificar la informaci¨®n
De las manos de RTVE y la Universidad Aut¨®noma de Barcelona surge, por ejemplo, el proyecto IVERES, una plataforma en lengua espa?ola que permitir¨¢ a los periodistas verificar la informaci¨®n de contenidos gracias a distintas tecnolog¨ªas de inteligencia artificial. El sistema que se desarrolle consistir¨¢ en una interfaz de usuario que, de forma intuitiva y funcional, recoja las preguntas de quien quiera verificar una informaci¨®n, para despu¨¦s devolver un informe razonado que le permita tomar decisiones. Tras a?o y medio de trabajo, muchas de sus futuras funcionalidades ya est¨¢n operativas en el piloto, disponible de momento para los profesionales de VerificaRTVE y la Agencia EFE, que colabora en el proyecto.
Junto al personal de RTVE trabajan investigadores de cuatro universidades, adem¨¢s de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, que codirige el proyecto. As¨ª, ¡°la Carlos III se est¨¢ centrando en los temas de monitorizaci¨®n, archivado y verificaci¨®n de informaci¨®n textual en redes sociales; la Polit¨¦cnica de Catalu?a se ocupa de las tareas relacionadas con la verificaci¨®n de contenidos audiovisuales y la Universidad de Granada trabaja en el deep fake de audio¡±, cuenta Pere Vila, director de Estrategia Tecnol¨®gica de la Corporaci¨®n RTVE.
Otro de los proyectos financiados por la Agencia Estatal de Investigaci¨®n es el que, junto con la Universidad de Salamanca, analiza el impacto que los bulos tienen sobre los derechos y libertades de las personas en colectivos vulnerables (inmigrantes, ciudadanos LGTBI+, mujeres, aquellos en situaci¨®n de pobreza...). ¡°Los art¨ªfices de estas campa?as difuminan falsedades en un sentido y en su contrario, pues m¨¢s que en informar est¨¢n interesados en el efecto polarizador del r¨¦dito electoral de determinadas opciones pol¨ªticas¡±, se?alan desde la agencia. Unos procesos en los que, se?alan, se van creando identidades colectivas intencionadamente estigmatizadas.
Mientras, en la Universidad de Vigo, trabajan en el dise?o de una plataforma que permita la comprobaci¨®n y verificaci¨®n instant¨¢nea, por parte de cualquier ciudadano, de las afirmaciones hechas por candidatos pol¨ªticos durante la celebraci¨®n de debates electorales (gracias a la tecnolog¨ªa Blockchain). Y en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) se desarrolla un proyecto que analiza la alfabetizaci¨®n publicitaria de los menores (de 10 a 14 a?os), estudiando su capacidad para enfrentarse a la publicidad que reciben a trav¨¦s del m¨®vil.
Precisamente son los j¨®venes los que, junto a los mayores, m¨¢s expuestos est¨¢n a la desinformaci¨®n, ¡°especialmente los nativos digitales como la Generaci¨®n Z o los Millenials, por su mayor presencia en las plataformas digitales y las redes sociales, y que tienden a no informarse por medios tradicionales. Y, por otro lado, las personas m¨¢s mayores, que poseen menores competencias digitales y pueden tener m¨¢s dificultad para distinguir el contenido real del falso¡±, recuerda Moreno.
Perfiles profesionales con m¨¢s futuro
Ahora bien, ?qu¨¦ formaci¨®n se necesita para sumergirse laboralmente en la batalla contra las fake news? Para el CIO de The Valley, los profesionales del marketing digital y aquellos especializados en el an¨¢lisis de datos figuran entre los llamados a ser m¨¢s relevantes, ¡°ya que su experiencia en comunicaci¨®n y estrategias de difusi¨®n puede contribuir significativamente a contrarrestar la propagaci¨®n de informaci¨®n falsa (¡). Est¨¢n capacitados para detectar contenido falso, evaluar la credibilidad de las fuentes y crear estrategias de comunicaci¨®n que promuevan la informaci¨®n veraz¡±, esgrime Moreno.
La formaci¨®n universitaria en campos como la comunicaci¨®n, el periodismo, las relaciones p¨²blicas y la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n pueden proporcionar una base s¨®lida, mientras que la realizaci¨®n de un m¨¢ster en Marketing Digital que aporte formaci¨®n en verificaci¨®n de hechos, ¨¦tica digital y an¨¢lisis de datos resulta de gran utilidad a la hora de afrontar estos desaf¨ªos.
Los especialistas en data, por su parte, tienen la capacidad de recopilar, analizar e interpretar grandes cantidades de datos, lo que les ayuda a identificar patrones, tendencias y anomal¨ªas en la difusi¨®n de informaci¨®n falsa. ¡°Su formaci¨®n universitaria en campos como la Ciencia de Datos, Estad¨ªstica o Ingenier¨ªa Inform¨¢tica, junto con una profunda comprensi¨®n de las t¨¦cnicas de an¨¢lisis y aprendizaje autom¨¢tico, les brinda herramientas para desarrollar modelos que detecten contenido enga?oso¡±, afirma Moreno, ¡°sin olvidar la formaci¨®n en ¨¦tica digital y comunicaci¨®n¡±.
?Se puede ense?ar a combatir la desinformaci¨®n?
En este esfuerzo general por combatir la desinformaci¨®n no se puede dejar de lado el papel crucial de la educaci¨®n, especialmente entre los m¨¢s j¨®venes: adquirir habilidades de pensamiento cr¨ªtico y evaluaci¨®n de fuentes, aprender a hacer un uso responsable de las redes sociales y comprender c¨®mo se diseminan las fake news constituyen un punto de partida que se antoja fundamental y que ¡°podr¨ªa integrarse como una asignatura m¨¢s en las escuelas, ofrecerse en programas medi¨¢ticos de educaci¨®n y ser promovido por plataformas digitales y redes sociales¡±, termina Moreno.
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