Un cataclismo para los planes de Trump
Lo que vimos en su discurso fue una absoluta incapacidad para ponerse a la altura de la crisis del coronavirus
Durante tres a?os Donald Trump ha tenido suerte en todo. Solo ha afrontado una crisis no provocada por ¨¦l ¡ªel hurac¨¢n Mar¨ªa¡ª y aunque su chapucera respuesta favoreci¨® una tragedia que mat¨® a miles de ciudadanos estadounidenses, las muertes se produjeron fuera de c¨¢mara, lo que le permiti¨® negar que hubiera ocurrido algo malo.
Ahora, sin embargo, nos enfrentamos a una crisis mucho mayor con el coronavirus. Y la respuesta de Trump ha sido incluso peor de lo que sus detractores m¨¢s duros podr¨ªan haber imaginado. Ha tratado una amenaza urgente como si fuese un problema de relaciones p¨²blicas, combinando la negaci¨®n con fren¨¦ticas acusaciones a los dem¨¢s. Su Gobierno no ha proporcionado el requisito m¨¢s b¨¢sico para cualquier respuesta a la pandemia: pruebas generalizadas para hacer un seguimiento de la difusi¨®n de la enfermedad. No ha aplicado las recomendaciones de los expertos en sanidad y se ha dedicado a imponer absurdas prohibiciones de viajar a los extranjeros, cuando todo indica que la enfermedad ya est¨¢ muy instalada en Estados Unidos. Y su respuesta a las repercusiones econ¨®micas ha oscilado entre la complacencia y la histeria, con una fuerte mezcla de amiguismo.
Es un misterio por qu¨¦ el Centro para el Control y la Prevenci¨®n de Enfermedades, normalmente un organismo muy competente, no ha proporcionado en absoluto recursos para efectuar pruebas generalizadas de coronavirus durante las primeras fases de la pandemia, tan cruciales. Pero es dif¨ªcil evitar la sospecha de que la incompetencia est¨¢ relacionada con la pol¨ªtica, quiz¨¢ con el deseo por parte de Trump de restar importancia a la amenaza. Seg¨²n Reuters, el Gobierno ha ordenado a los organismos sanitarios que traten todas las deliberaciones sobre el coronavirus como informaci¨®n reservada. No tiene sentido, y es de hecho destructivo desde el punto de vista de la pol¨ªtica p¨²blica; pero tiene perfecto sentido si el Gobierno no quiere que la ciudadan¨ªa sepa de qu¨¦ modo sus acciones est¨¢n poniendo en peligro la vida de los estadounidenses.
En todo caso, est¨¢ claro lo que deber¨ªamos hacer ahora que ya debe de haber miles de casos en todo Estados Unidos. Necesitamos ralentizar la difusi¨®n de la enfermedad creando ¡°distancia social¡± ¡ªprohibiendo las reuniones grandes, animando a quienes puedan hacerlo a trabajar desde casa¡ª y poniendo en cuarentena los puntos con m¨¢s casos de contagio. Tal vez esto no baste para impedir que enfermen decenas de millones de personas, pero extender la pandemia en el tiempo ayudar¨ªa a prevenir la sobrecarga del sistema sanitario, reduciendo enormemente el n¨²mero de fallecidos. Pero en su discurso, Trump casi no ha hablado de eso; sigue actuando como si fuera una amenaza que los extranjeros est¨¢n trayendo a Estados Unidos.
Y en lo que respecta a la econom¨ªa, Trump parece fluctuar de d¨ªa en d¨ªa ¡ªincluso de hora en hora¡ª entre las afirmaciones de que todo va bien y las exigencias de est¨ªmulos enormes y mal concebidos
Su grandiosa idea para la econom¨ªa es una completa moratoria del impuesto sobre la renta. Seg¨²n Bloomberg News, les dijo a los senadores republicanos que quer¨ªa que la moratoria se extendiera ¡°hasta las elecciones de noviembre para que los impuestos no volvieran a cobrarse antes de que los votantes decidan si ¨¦l mantiene o no su cargo¡±. Ser¨ªa una medida enorme. Los impuestos sobre la renta suponen el 5,9% del PIB. En comparaci¨®n, el est¨ªmulo de Obama en 2009-2010 lleg¨® a un m¨¢ximo del 2,5% del PIB. Pero estar¨ªa muy mal enfocado: grandes exenciones para los trabajadores con buenos salarios, y nada para los desempleados o aquellos sin baja m¨¦dica remunerada. ?Por qu¨¦ hacerlo de este modo? Despu¨¦s de todo, si el objetivo es poner dinero en manos de los ciudadanos, ?por qu¨¦ no enviarles cheques? Al parecer, los republicanos no pueden concebir una pol¨ªtica econ¨®mica que no adopte la forma de una rebaja de impuestos.
Trump tambi¨¦n quiere supuestamente proporcionar ayuda a sectores espec¨ªficos, entre ellos el petr¨®leo y el esquisto, una continuaci¨®n de los esfuerzos de su Gobierno por subvencionar los combustibles f¨®siles.
En cambio, los dem¨®cratas han propuesto un paquete de medidas que abordar¨ªa de hecho las necesidades del momento: pruebas gratuitas para detectar el coronavirus, bajas por enfermedad remuneradas, ampliaci¨®n de las prestaciones por desempleo y un aumento de los fondos de contrapartida federales destinados a programas de sanidad p¨²blica, lo cual, al aliviar la presi¨®n sobre los presupuestos estatales, ayudar¨ªa a los estados a cubrir las demandas de la crisis y a sostener su gasto total.
Por cierto, f¨ªjense en que estas medidas ayudar¨ªan a la econom¨ªa en un a?o de elecciones, y por lo tanto podr¨ªa decirse que favorecer¨ªan pol¨ªticamente a Trump. Pero los dem¨®cratas est¨¢n dispuestos a hacer lo correcto de todas formas, en dr¨¢stico contraste con el comportamiento de los republicanos tras la crisis financiera de 2008, cuando presentaron una oposici¨®n de tierra quemada a todo aquello que pudiera mitigar el da?o. Sin embargo, la Casa Blanca no quiere saber nada de esto y uno de sus funcionarios lleg¨® incluso a acusar a los dem¨®cratas de impulsar ¡°un programa de izquierda radical¡±. Supongo que las bajas m¨¦dicas remuneradas equivalen a socialismo, incluso en una pandemia. Entonces, ?qu¨¦ est¨¢ ocurriendo? Lo que estamos viendo es un cataclismo, no solo de los mercados, sino tambi¨¦n de la mente de Trump. Cuando ocurren cosas malas, solo sabe hacer tres cosas: insistir en que las cosas van estupendamente y que sus pol¨ªticas son perfectas, bajar los impuestos y darles dinero a sus amigotes.
Ahora se enfrenta a una crisis en la que ninguna de estas respuestas habituales va a funcionar y en la que, de hecho, necesita cooperar con Nancy Pelosi para evitar una cat¨¢strofe. Lo que vimos en su discurso del mi¨¦rcoles fue su absoluta incapacidad para ponerse a la altura de la situaci¨®n. Necesit¨¢bamos ver a un l¨ªder; lo que vimos fue a un fanfarr¨®n incompetente y delirante.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa.
? The New York Times, 2020
Traducci¨®n de News Clips
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