?Hasta qu¨¦ punto es ecol¨®gica tu metr¨®poli?
La construcci¨®n de muchas viviendas en las ciudades m¨¢s pobladas es muy positiva para el medio ambiente
Normalmente, unas elecciones especiales para la Asamblea del Estado de California no tendr¨ªan mucha importancia a escala nacional, sobre todo no unas elecciones en San Francisco, una ciudad liberal y dem¨®crata que es todo lo contrario de un distrito que tan pronto vota a un partido como a otro.
Pero en este caso concreto la batalla electoral ha girado en gran medida en torno a la pol¨ªtica de vivienda. El ganador contaba con el apoyo del reci¨¦n creado movimiento YIMBY (siglas en ingl¨¦s de Yes in My Back Yard...
Normalmente, unas elecciones especiales para la Asamblea del Estado de California no tendr¨ªan mucha importancia a escala nacional, sobre todo no unas elecciones en San Francisco, una ciudad liberal y dem¨®crata que es todo lo contrario de un distrito que tan pronto vota a un partido como a otro.
Pero en este caso concreto la batalla electoral ha girado en gran medida en torno a la pol¨ªtica de vivienda. El ganador contaba con el apoyo del reci¨¦n creado movimiento YIMBY (siglas en ingl¨¦s de Yes in My Back Yard, o S¨ª en Mi Patio Trasero) ¡ªsurgido por oposici¨®n al llamado NIMBY (siglas de Not in My Back Yard, o No en Mi Patio Trasero)¡ª, que reclama que se construyan m¨¢s viviendas y se aumente la densidad de poblaci¨®n en las ciudades. Y aunque esto no sea m¨¢s que una gota de agua en el mar de la pol¨ªtica nacional, sus consecuencias tanto para la econom¨ªa como para el medio ambiente podr¨ªan ser enormemente positivas.
He aqu¨ª algunos antecedentes: en v¨ªsperas de la pandemia, las grandes ciudades de Estados Unidos estaban en muchos aspectos en mejor forma que nunca en su historia. Los problemas sociales no hab¨ªan desaparecido, pero hab¨ªan remitido. En Nueva York en particular, los homicidios estaban un 85% por debajo de su nivel de 1990. Al mismo tiempo, la econom¨ªa del conocimiento atra¨ªa a las empresas a las grandes ¨¢reas metropolitanas con un alto nivel educativo.
Durante un tiempo pareci¨® que la crisis sanitaria pod¨ªa hacer retroceder estos avances. En los primeros meses, la covid se ceb¨® en Nueva York, y muchas voces afirmaron que una alta densidad de poblaci¨®n era un peligro para la salud. Sin embargo, a medida que ¨ªbamos aprendiendo a hacer frente al pat¨®geno, y sobre todo despu¨¦s de que llegaran las vacunas, las zonas urbanas se volvieron considerablemente m¨¢s seguras que las rurales, aunque solo fuera porque sus habitantes estaban m¨¢s dispuestos a llevar mascarilla y a vacunarse. Es verdad que la delincuencia, en particular los tiroteos, experiment¨® un fuerte aumento durante la pandemia. Pero el fen¨®meno no se limit¨® a las grandes urbes. E incluso ahora la tasa de criminalidad en Nueva York es mucho m¨¢s baja que, por ejemplo, cuando Rudy Giuliani era alcalde. (?Qu¨¦ habr¨¢ sido de ¨¦l?).
Y si el mercado inmobiliario puede considerarse un indicador, el atractivo de las urbes ha resurgido. En lo peor de la pandemia, en Nueva York los alquileres sufrieron un brusco descenso, pero actualmente la ca¨ªda se ha recuperado por completo. Lo cual es un problema. En efecto, las ciudades se han convertido en lugares muy deseables para vivir y trabajar. Sin embargo, se han vuelto cada vez m¨¢s inasequibles, debido en gran medida a la oposici¨®n local a las nuevas construcciones.
?De d¨®nde viene esta oposici¨®n? Siempre ha habido un segmento de la opini¨®n p¨²blica estadounidense que ve la vida en las ciudades muy pobladas como dist¨®pica por naturaleza. El senador Tom Cotton fue objeto de numerosas burlas cuando tuite¨® (falsamente) que los dem¨®cratas ¡°quieren obligarles a vivir en el centro de la ciudad, en edificios de pisos, y a ir al trabajo andando o en metro¡±, como si ese estilo de vida ¡ªque a bastantes de nosotros nos resulta atractivo ¡ª fuera horrible. No obstante, muchos estadounidenses probablemente comparten su opini¨®n. Parte de la oposici¨®n tambi¨¦n refleja ego¨ªsmo: los residentes acomodados de las comunidades caras suelen querer que los precios de la vivienda se mantengan altos restringiendo la oferta.
Pero una proporci¨®n importante del rechazo a la densidad tambi¨¦n puede expresar la incomprensi¨®n sincera de sus efectos. Seg¨²n un sondeo reciente de YouGov, tres de cada cuatro estadounidenses creen que es mejor para el medio ambiente que las casas se construyan separadas unas de otras. La raz¨®n por la cual lo creen es f¨¢cil de ver. Alguien que vive en un frondoso barrio de las afueras, y no digamos en el campo, est¨¢ rodeado de m¨¢s vegetaci¨®n que alguien que vive en un rascacielos urbano. Entonces, ?el pa¨ªs en su conjunto no ser¨ªa m¨¢s verde si todo el mundo viviera m¨¢s disperso?
La respuesta, por supuesto, es que no, porque esta imagen que parece de sentido com¨²n implica una falacia de composici¨®n. Imaginen que cogemos una milla cuadrada (alrededor de 260 hect¨¢reas) de Nueva York en la que viven unas 70.000 personas ¡ªla cual, dicho sea de paso, es mucho m¨¢s tranquila y da una sensaci¨®n de estar mucho menos abarrotada de lo que seguramente se imagine quien no ha vivido ah¨ª¡ª y dispersamos su poblaci¨®n con la densidad caracter¨ªstica de un barrio residencial de las afueras. Los mismos habitantes ocupar¨ªan entonces m¨¢s de 9.000 hect¨¢reas. La huella de sus casas, las carreteras que necesitar¨ªan para desplazarse (porque todo tendr¨ªa que hacerse en coche), sus centros comerciales, etc¨¦tera, acabar¨ªan cubriendo mucho m¨¢s espacio verde del que cubr¨ªan en Nueva York.
Las ciudades densas tambi¨¦n utilizan mucha menos energ¨ªa per capita que los barrios de las afueras, en gran medida porque sus habitantes usan menos el coche y prefieren ir andando o utilizar el transporte p¨²blico. Aunque nadie est¨¢ insinuando que haya que obligar a los estadounidenses a vivir como los neoyorquinos, dar la posibilidad de que m¨¢s gente lo hiciera al permitir una mayor densidad ser¨ªa bueno para el medio ambiente.
Tambi¨¦n ser¨ªa bueno para la econom¨ªa. Hay gente que est¨¢ dispuesta a pagar precios muy altos por una casa urbana porque en la gran ciudad es m¨¢s productiva. Por tanto, limitar la densidad empobrece a EE UU al impedir que los trabajadores aprovechen al m¨¢ximo su talento. Un estudio reciente ha calculado que reducir las restricciones al uso del suelo en algunas de las principales ciudades a?adir¨ªa un 3,7% al PIB de EE UU, es decir, casi 900.000 millones de d¨®lares al a?o.
As¨ª que un aplauso para los yimbys. La oposici¨®n a la densidad urbana ha hecho un da?o notable. Reducirla podr¨ªa resultar sorprendentemente beneficioso.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2022. Traducci¨®n de News Clips.