La prueba de estr¨¦s del BCE
La econom¨ªa espa?ola puede asumir por ahora el alza de tipos, pero ojo con el riesgo de desgarro financiero
El reconocimiento tard¨ªo por parte del BCE del car¨¢cter persistente de las presiones inflacionistas anuncia el fin de los est¨ªmulos monetarios de la era Draghi, en un momento excepcionalmente complejo para la econom¨ªa europea. Habitualmente los bancos centrales se inspiran en el lenguaje alambicado del or¨¢culo de Atenas para explicar sus decisiones, para as¨ª no descartar ninguna opci¨®n.
Pero en este caso ...
El reconocimiento tard¨ªo por parte del BCE del car¨¢cter persistente de las presiones inflacionistas anuncia el fin de los est¨ªmulos monetarios de la era Draghi, en un momento excepcionalmente complejo para la econom¨ªa europea. Habitualmente los bancos centrales se inspiran en el lenguaje alambicado del or¨¢culo de Atenas para explicar sus decisiones, para as¨ª no descartar ninguna opci¨®n.
Pero en este caso el mensaje del gur¨² monetario ha sido n¨ªtido: el principal tipo de inter¨¦s (el que se aplica a la liquidez de los bancos) subir¨¢ un cuarto de punto en julio y ¡°un incremento mayor¡± podr¨ªa ser apropiado en septiembre ¨Cun mensaje que se ha interpretado como un gui?o a los halcones. Tambi¨¦n se confirma el cese de las compras de deuda, por lo que la financiaci¨®n de los Estados depender¨¢ enteramente del vaiv¨¦n de los mercados. Sin sorpresa, salvo que ese anuncio se acompa?a ahora de m¨¢s precisi¨®n acerca de las medidas previstas para evitar un par¨®n de esa financiaci¨®n (la tan temida fragmentaci¨®n financiera).
Para la econom¨ªa espa?ola, el impacto inmediato del giro de tuerca monetario es un encarecimiento de los costes financieros tanto para el Estado como para el sector privado. El eur¨ªbor se aproxima ya al 0,6% y el bono a 10 a?os supera el 2,5%, con un diferencial al alza frente a la referencia alemana. Todo ello es de momento soportable, con una triple condici¨®n. Uno, que el BCE act¨²e con prontitud y contundencia cuando los mercados pongan a prueba su compromiso de evitar la fragmentaci¨®n financiera, una eventualidad bastante probable. No est¨¢ claro que el dispositivo previsto (la reinversi¨®n estrat¨¦gica de la deuda adquirida durante la pandemia) sea suficiente. El propio banco central lo admite, tambi¨¦n tarde, anunciando que una iniciativa anti-especulaci¨®n est¨¢ en estudio.
En segundo lugar, la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico dentro de un plan coherente plurianual aportar¨ªa una dosis saludable de credibilidad. La tarea se asemeja a la cuadratura del c¨ªrculo, ya que el Estado tiene que atender las consecuencias de la crisis energ¨¦tica y de suministros, so pena de precipitar un desplome de los sectores m¨¢s intensivos en energ¨ªa y de generar malestar social. La soluci¨®n pasa por la adopci¨®n de medidas focalizadas, como nos recuerda la OCDE, y el despliegue de inversiones financiadas por fondos europeos que acompa?en la transici¨®n energ¨¦tica. El margen, a¨²n estrecho, puede ser utilizado con inteligencia.
Finalmente, mucho depende de la capacidad de resistencia del crecimiento ante el alza de tipos de inter¨¦s. Afortunadamente tanto los hogares como las empresas parten de un nivel de deuda moderados. Por otra parte, el rebote de la actividad parece afianzarse despu¨¦s del traspi¨¦ de marzo. Las grandes empresas, por ejemplo, incrementaron sus ventas un 5,9% en abril y un 10,8% en relaci¨®n a un a?o antes (con datos deflactados). El tir¨®n del empleo, de las exportaciones y del turismo no se desmiente.
A corto plazo, por tanto, el endurecimiento monetario parece asumible. Adem¨¢s, el Tesoro ha tenido la buena idea de anticiparlo, adelantando el recurso a los mercados durante la primera parte del a?o. La verdadera prueba de estr¨¦s podr¨ªa producirse en el oto?o, cuando se conjuguen el final de la temporada tur¨ªstica y la nueva vuelta de tuerca monetaria, en un contexto caracterizado por una larga lista de incertidumbres, a la que se a?ade ahora el conflicto comercial en ciernes con Argelia.
Entre tanto la inflaci¨®n no da tregua. El alza de tipos de inter¨¦s puede ayudar a atajar la depreciaci¨®n del euro, que es una de las v¨ªas de contagio de los costes importados. Otra cosa es su impacto en las ¡°expectativas¡± en las que se basan las decisiones de precios y de salarios, en una pugna por el mantenimiento del poder adquisitivo. La clave est¨¢ en evitar esa espiral y en el papel del BCE de prevenci¨®n de desgarro financiero.
IPC
El repunte del IPC registrado en mayo refleja el encarecimiento de los combustibles –algo que se esperaba habida cuenta de la escalada de la cotización del petróleo. También destaca el tirón de los alimentos elaborados como el pan y los lácteos. Por otra parte, la inflación se generaliza. Así, en mayo, 80 productos de los 196 que componen el IPC tuvieron una inflación superior al 6%, frente a solo 12 un año antes. Solo 43 productos registran una inflación inferior al objetivo del 2%, en comparación con 158 hace un año.