Los robots se adue?an de la salud
Los avances tecnol¨®gicos despiertan el apetito del mercado por el floreciente negocio de la medicina digital, que mueve m¨¢s de 175.000 millones de euros
Si el fil¨®sofo Thomas Kuhn ten¨ªa raz¨®n y las ciencias avanzan no a partir de nuevas verdades, sino de nuevos paradigmas, la medicina probablemente asista hoy a la mayor transformaci¨®n de su historia. De la inteligencia artificial a la gen¨®mica, un conjunto de revoluciones est¨¢ modificando la pr¨¢ctica sanitaria en hospitales y centros de atenci¨®n primaria. Los nuevos desarrollos ofrecen m¨²ltiples beneficios para el paciente, y son percibidos como aliados en la carrera por alcanzar hi...
Si el fil¨®sofo Thomas Kuhn ten¨ªa raz¨®n y las ciencias avanzan no a partir de nuevas verdades, sino de nuevos paradigmas, la medicina probablemente asista hoy a la mayor transformaci¨®n de su historia. De la inteligencia artificial a la gen¨®mica, un conjunto de revoluciones est¨¢ modificando la pr¨¢ctica sanitaria en hospitales y centros de atenci¨®n primaria. Los nuevos desarrollos ofrecen m¨²ltiples beneficios para el paciente, y son percibidos como aliados en la carrera por alcanzar hitos como la cobertura sanitaria universal, pero tambi¨¦n entra?an algunos riesgos. El m¨¢s evidente, el que resulta de relegar la posici¨®n de los facultativos, pues un mayor alcance m¨¦dico solo es posible encomend¨¢ndose al algoritmo. En el nuevo paradigma mandan los datos.
Sin soslayar los peligros que esto entra?a, la incipiente industria emerge por todas partes: en el incremento de consultas m¨¦dicas virtuales, en la constante evoluci¨®n de los robots que realizan operaciones, en la proliferaci¨®n de relojes digitales como el que mostraba que Mario Draghi, a punto de ser descabalgado del Gobierno de Italia, se manten¨ªa sereno en el Parlamento a 72 pulsaciones por minuto. ¡°Hay un nuevo escenario en todos los niveles asistenciales. En la atenci¨®n a distancia, en los diagn¨®sticos cl¨ªnicos, en las intervenciones quir¨²rgicas. Hasta en rehabilitaci¨®n¡±, resume Ram¨®n Cunillera, gerente del Consorci Sanitari del Maresme.
Sin embargo, tambi¨¦n existen tendencias claras. Lo m¨¢s com¨²n es que las soluciones proporcionen alg¨²n tipo de cuidado o atenci¨®n en remoto. Un ejemplo podr¨ªa ser Livongo, que ha desarrollado un dispositivo conectado para monitorizar el nivel de glucosa de personas diab¨¦ticas y ya ayuda a tratar otras dolencias cr¨®nicas como la hipertensi¨®n arterial. En agosto de 2020 fue adquirida por la mayor compa?¨ªa de telemedicina del mundo, la tambi¨¦n estadounidense Teladoc. El precio de esta operaci¨®n da la medida de la potencia del sector: 18.500 millones de d¨®lares, unos 15.700 millones de euros al cambio de entonces.
Pero el del cuidado es solo el mayor cap¨ªtulo. Tempus, una firma oncol¨®gica con sede en Chicago que se precia en su web de disponer del mayor banco de datos molecular y cl¨ªnico del mundo, anunci¨® en diciembre de 2020 que alcanzaba una valoraci¨®n de 8.100 millones de d¨®lares tras captar 450. Se trata de una de las compa?¨ªas punteras en uno de los mayores valores emergentes de la industria, la medicina de precisi¨®n, concepto que alude a la personalizaci¨®n de tratamientos en funci¨®n de las especificidades gen¨¦ticas del paciente. Y el a?o pasado, Grail, inscrita en un tercer segmento, el de la detecci¨®n temprana (trabaja en unos test sangu¨ªneos con los que diagnosticar ciertos c¨¢nceres), fue vendida por una cantidad pr¨®xima, 7.100 millones de d¨®lares. Todo ello mientras se multiplican las aplicaciones de todo tipo vinculadas al bienestar y los h¨¢bitos saludables.
En juego est¨¢ una mejor atenci¨®n al paciente, pero tambi¨¦n reducir los costes asistenciales. Solo en Estados Unidos, que concentra dos tercios de la emergente salud digital, el ahorro podr¨ªa ser inmenso. En 2018, este pa¨ªs destin¨® el 17,7% de su PIB a gasto sanitario, pero pudo haberse ahorrado con una mejor implementaci¨®n de las tecnolog¨ªas disponibles la s¨¦ptima parte, unos 500.000 millones de d¨®lares, seg¨²n la consultora McKinsey. De ah¨ª que el mercado, que Gartner estima en 175.600 millones de d¨®lares en 2021, crezca de forma acelerada, a un promedio anual del 27,7%, y vaya a seguir as¨ª hasta, al menos, 2030.
CB Insights, otra firma de an¨¢lisis, redondea el escenario. En 2021, la inversi¨®n en tecnolog¨ªas digitales de la salud creci¨® un 79%; las fusiones o adquisiciones aumentaron un 44%, de 398 a 579; y el n¨²mero de unicornios, como se conoce en el argot de las start-ups a las que valen m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares, se situ¨® en 94. A mitad de este a?o ya superaban el centenar.
Para Manuel Marina, fundador de Idoven, una firma emergente que ha creado un software que digitaliza el electrocardiograma del paciente y acaba de captar 18,5 millones de euros, lo fundamental es que los nuevos desarrollos contribuyan a la sostenibilidad. ¡°La capacidad de ahorro de los sistemas es inmensa. En Espa?a, solo en cardiolog¨ªa, estamos hablando de un 7% de los casi 9.000 millones que se le destinan¡±. Esta posibilidad es casi una obligaci¨®n: las dolencias cardiacas consumen el 10% del presupuesto del Sistema Nacional de Salud y la cifra que menciona Marina, de 2020, representa un desfase del 50% sobre lo previsto apenas seis a?os antes. Adem¨¢s, hay beneficios indirectos. ¡°En cardioncolog¨ªa, por ejemplo. Pruebas del coraz¨®n que se hacen de forma presencial y se dilatan meses pueden hacerse ahora en minutos¡±.
El inter¨¦s est¨¢ en todas partes. Tambi¨¦n en las grandes tecnol¨®gicas. Alphabet, la matriz de Google, adquiri¨® en 2019 la firma de seguimiento de actividad f¨ªsica Fitbit por 2.100 millones de d¨®lares. Microsoft, en el mayor movimiento tras la compra de LinkedIn en 2016, se hizo por 19.700 millones de d¨®lares con Nuance, una firma de software centrada en esc¨¢neres y lectura de voz. Ni siquiera parece indispensable una innovaci¨®n muy disruptiva para despertar el apetito: en julio, Amazon firm¨® un acuerdo por 3.100 millones de d¨®lares para comprar la firma de consultas m¨¦dicas virtuales One Health. Y Meta y la china Tencent, que a trav¨¦s de su aplicaci¨®n de llamadas y mensajer¨ªa WeChat permite conectar con 38.000 proveedores de atenci¨®n m¨¦dica, no se quedan atr¨¢s.
Dispositivos conectados
Los dispositivos conectados son el componente m¨¢s visible de la nueva industria. A finales de 2024 habr¨¢ en el mundo 440 millones de unidades que rastreen alg¨²n par¨¢metro vital, un 37,5% m¨¢s que en la actualidad, seg¨²n Deloitte. Pero, mientras, un problema persiste: los registros m¨¦dicos electr¨®nicos no est¨¢n plenamente extendidos. La OCDE obtuvo en 2021 informaci¨®n de 24 de los 38 Estados de la organizaci¨®n y constat¨® que el 93% de las consultas de atenci¨®n primaria dejan huella digital, pero tambi¨¦n que en pa¨ªses como Jap¨®n, Suiza, Polonia o M¨¦xico a¨²n no se alcanza el 50%.
Eso donde los resultados son m¨¢s alentadores. En pa¨ªses de menor renta y que carecen de cobertura sanitaria universal, los porcentajes son mucho menores, lo que contribuye, parad¨®jicamente, a otorgar un cariz redentor a la nueva hornada de tecnolog¨ªas. Para Walter H. Curioso, experto en salud digital de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), lo fundamental es trabajar en ¡°infraestructura, infoestructura y capacitaci¨®n de sanitarios y pacientes¡±. Solo as¨ª habr¨¢ resultados, que, por otra parte, ser¨¢n perfectamente visibles. ¡°Nada como prestar atenci¨®n a la extensi¨®n de relojes y similares dispositivos digitales para conocer cu¨¢nto avanza la atenci¨®n m¨¦dica¡±, afirma este gestor sanitario peruano. Su coste relativamente asequible, la interoperabilidad que se espera que desarrollen y el amplio abanico de dolencias que podr¨ªan rastrear son sus mayores reclamos. El ¨²ltimo de Apple ya realiza electrocardiogramas, y el de Samsung a?ade a esta funci¨®n la medici¨®n de la tensi¨®n arterial.
En esta situaci¨®n, la pregunta que muchos expertos plantean es si ser¨¢n necesarias enormes inversiones y decenas de a?os para alcanzar un escenario as¨ª. Hay quien cree que primar¨¢ la necesidad de hacer sostenibles los sistemas nacionales de salud, que en 2050 deber¨¢n asistir a 2.000 millones de mayores de 60 a?os, y el nuevo modelo, como ocurre casi siempre, se ir¨¢ expandiendo con relativa rapidez desde los pa¨ªses ricos a lugares con menos recursos. Y hay quien asegura que, ante el escaso desarrollo de los sistemas de recogida, agregaci¨®n y an¨¢lisis de datos m¨¦dicos, el avance ser¨¢ m¨¢s lento. Lo que nadie pone en duda es que el sector p¨²blico ver¨¢ reforzada su posici¨®n.
Las farmac¨¦uticas
Esto ser¨¢ posible por dos fen¨®menos. Primero, porque el mayor conocimiento de la acci¨®n de los f¨¢rmacos va a extender los esquemas de compra orientados a resultados. Es decir, las administraciones p¨²blicas no requerir¨¢n ¨²nicamente pastillas contra la arritmia, por poner un ejemplo, sino que van a demandar tambi¨¦n dispositivos y software ¡ªen ocasiones con cargo a la farmac¨¦utica¡ª que rastreen la acci¨®n de los tratamientos y, en lo posible, prevengan reingresos hospitalarios, una de las acciones que m¨¢s incrementa el gasto sanitario. Eso har¨¢ que el sistema sea econ¨®micamente m¨¢s eficiente. En segundo lugar, porque los Estados tendr¨¢n otra baza en la ingente cantidad de datos anonimizados privados que van a custodiar, ya que un mayor acceso a ellos es precisamente la principal demanda de las farmac¨¦uticas en materia de la salud digital.
Ambos fen¨®menos est¨¢n en marcha desde hace tiempo, pero a¨²n no a gran escala. En Espa?a, por ejemplo, el Ministerio de Sanidad ya financia medicamentos por resultados, y hay entidades, como el Instituto Catal¨¢n de Oncolog¨ªa, que lo iniciaron en fechas tan poco recientes como 2014. La propia industria concede que el modelo no es una ocurrencia que vaya a desaparecer, y ¨²nicamente demanda un reparto de los costes. Porque ¡°el tira y afloja actual est¨¢ retrasando la transici¨®n¡±, reconoce una integrante del ¨¢rea de precios de una gran farmac¨¦utica. ¡°Es un cap¨ªtulo en el que falta mucha colaboraci¨®n con el sector p¨²blico. A veces es toda una odisea vincular un medicamento con, por ejemplo, una app de seguimiento¡±.
Esta empleada del sector farmac¨¦utico eleva las cr¨ªticas cuando se trata del acceso a datos. ¡°En Espa?a, y no en todos los pa¨ªses ocurre lo mismo, no se quiere trabajar con la industria. El ejemplo m¨¢s evidente es el BIFAP, un banco de datos de atenci¨®n primaria muy potente. Hay casos excepcionales, como el Instituto de Investigaci¨®n Sanitario Valenciano, pero no son la norma¡±, lamenta.
El choque se produce en un momento en el que las prioridades de la industria est¨¢n cada vez menos segmentadas, lo que, como demostr¨® la pandemia, no siempre coincide con el inter¨¦s de los Estados. El c¨¢ncer es la prioridad absoluta. Cada a?o se diagnostican 18 millones de casos, pero en 2040 ser¨¢n un 47% m¨¢s, seg¨²n el c¨¢lculo de la Sociedad Estadounidense contra el C¨¢ncer; y las farmac¨¦uticas ya han tomado nota: de los 15.267 activos farmac¨¦uticos que exist¨ªan en 2020, un 34% eran oncol¨®gicos, un 4% m¨¢s que en 2013, seg¨²n un estudio de la consultora PwC.
Enfermedades cr¨®nicas
El otro gran foco de la inversi¨®n son las enfermedades cr¨®nicas, que en pa¨ªses con fuertes coberturas sanitarias suponen hasta el 80% del gasto en salud y el 20% del PIB si se tiene en cuenta la p¨¦rdida de productividad laboral. Pero si el objetivo es cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible, se precisa reorientar algunas prioridades. En especial, para alcanzar algunas de las prescripciones del objetivo tres, el espec¨ªfico sobre salud, como poner fin a las grandes epidemias en 2030. Solo las dos m¨¢s mortales, el VIH y la malaria, acaban con 940.000 y 450.000 personas al a?o respectivamente, seg¨²n Acnur, pero la inversi¨®n global en enfermedades infecciosas era, antes de la irrupci¨®n de la covid-19, de apenas 4.000 millones de d¨®lares anuales, acorde con el think tank australiano Policy Cures Research, especializado en salud. Migajas: solo las 120 organizaciones p¨²blicas y del tercer sector integradas en la agencia del c¨¢ncer asociada a la OMS captan m¨¢s del doble: 8.500 millones de d¨®lares al a?o.
En este escenario, cada vez m¨¢s voces piden vincular el auge de las nuevas tecnolog¨ªas con un mayor compromiso de las farmac¨¦uticas y de los Estados con el desarrollo. ¡°La salud digital potencia las respuestas asistenciales de calidad, especialmente en enfermos cr¨®nicos y en personas en situaci¨®n de dependencia funcional, pero si no va acompa?ada de un plan que la haga accesible a todas las poblaciones, har¨¢ aumentar la desigualdad sanitaria¡±, dice la exministra de Sanidad espa?ola Leire Paj¨ªn, directora de desarrollo global del think tank sanitario ISGlobal.
Entra m¨¢s a fondo en el debate Joan Bigorra, director de innovaci¨®n del mismo laboratorio de ideas, quien, como Paj¨ªn, prefiere hablar de cooperaci¨®n antes que de regulaci¨®n. ¡°Conjuntamente, hay que crear un entorno de mercado atractivo. Pero desde el diagn¨®stico siguiente: hoy los institutos p¨²blicos de investigaci¨®n m¨¦dica negocian las condiciones econ¨®micas de sus desarrollos, pero no los eventuales retornos. Eso debe cambiar¡±, afirma. ¡°Una posibilidad ser¨ªa que parte de las ganancias de la industria por investigaciones parcialmente p¨²blicas se destinara al objetivo de dedicar el 0,7% del PIB a ayuda al desarrollo¡±. Este porcentaje fue incluido en el proyecto de ley de cooperaci¨®n aprobado en mayo por el Gobierno espa?ol. Sin embargo, no menciona que esta pueda ser su procedencia.
Temores de burbuja
La discusi¨®n pol¨ªtica sobre el auge de la salud digital, cada vez m¨¢s extendida, parece una consecuencia necesaria en un mercado que adquiere mayor valor. Sin embargo, especialmente en los dos ¨²ltimos semestres, algo est¨¢ cambiando. Los ¨²ltimos informes elaborados por CB Insights muestran que de enero a marzo y de abril a junio la inversi¨®n en tecnolog¨ªas de la salud cay¨® un 65% y un 32% respectivamente. Y, en paralelo, lo que hab¨ªa sido una medida del enorme potencial del sector, la compra de Livongo por Teladoc, ha pasado a ser una prueba de sus excesos. En abril, la compa?¨ªa de telemedicina anunci¨® un cargo por deterioro de 6.600 millones de d¨®lares consecuencia de la p¨¦rdida de valor de la firma adquirida. Al d¨ªa siguiente, Teladoc cay¨® un 45% en Bolsa.
Para David Gal¨¢n, director de Bolsa General, el ejemplo ilustra algunos problemas del sector. ¡°A pesar de haber crecido mucho en ventas [factur¨® 2.030 millones de d¨®lares en 2021, un 86% m¨¢s que un a?o antes], Teladoc no ha comprado bien y ha maltratado al accionista con una constante diluci¨®n [emisi¨®n de nuevas acciones sin prima]¡±. Con todo, este experto cree que el retroceso actual es una consecuencia del ¡°p¨¢nico¡± que ocasion¨® la irrupci¨®n de la pandemia. ¡°Seguramente el sector recibi¨®, por razones obvias, mucho dinero en 2020 y eso gener¨® sobrevaloraci¨®n¡±.
El fondo de capital riesgo vincu?lado a la salud Rock Health hace un diagn¨®stico parecido. Pese a constatar cero salidas a Bolsa en el sector durante los cuatro primeros meses de este a?o (durante todo 2021 tuvieron lugar ocho) y anticipar que la inversi¨®n en start-ups no superar¨¢ el m¨¢ximo de 29.100 millones de d¨®lares del ¨²ltimo ejercicio, en mayo estim¨® que las condiciones del mercado segu¨ªan siendo favorables. ¡°La salud digital cuenta con modelos comerciales probados y un grupo estable de inversores experimentados, adem¨¢s de haber generado un marco de adopci¨®n y regulatorio con rapidez¡±, sostiene en un an¨¢lisis publicado en su p¨¢gina web.
Tambi¨¦n Gal¨¢n cree ¡°aventurado¡± hablar de burbujas. ¡°El propio uso tan habitual del t¨¦rmino es ya una¡±, ironiza, y analiza la situaci¨®n a partir de uno de los principales fondos que invierten en salud digital. ¡°Su PER [relaci¨®n entre capitalizaci¨®n y beneficio que genera la acci¨®n] es ahora de 37 veces. En la burbuja puntocom, el del Nasdaq Composite fue de 150 veces¡±, dice del ¨ªndice de referencia de la Bolsa neoyorquina, donde las empresas de internet cayeron estrepitosamente en 2000.
Al margen de su volatilidad, la principal seguridad que seg¨²n los analistas ofrece el mercado de la nueva salud es que se asienta sobre desarrollos que ya se est¨¢n aplicando. Por 100 euros, una persona puede disponer de su genoma, lo que abre enormes posibilidades de personalizar tratamientos. Para hallar medicamentos contra enfermedades sin cura, como el dengue, la inteligencia artificial se considera clave. El auge de los nanomateriales ya limita los efectos secundarios de los tratamientos, al permitir que algunos f¨¢rmacos se apliquen directamente en las c¨¦lulas aquejadas de dolencias. La lista es larga. Hay una parte de la innovaci¨®n que no es tangible, pero es una parte peque?a.
Y eso es ¨²nicamente lo que ya est¨¢ disponible. La escala de lo que est¨¢ por llegar ¡ªen cinco, en diez a?os, no m¨¢s¡ª rompe estas costuras. Dos conceptos, ¡°interoperabilidad¡± y ¡°regulaci¨®n¡±, marcan los l¨ªmites del debate. El primero, por una cuesti¨®n cuantitativa: a m¨¢s informaci¨®n compartida, mayor especificidad de los tratamientos. El segundo, porque la industria ha aceptado que debe colocar l¨ªmites. Para proteger la privacidad del paciente y para acotar el poder de los modelos algor¨ªtmicos. En el fondo, se trata de evitar una distop¨ªa orwelliana que aqu¨ª, adem¨¢s, podr¨ªa ser tr¨¢gica.
Un mercado pendiente de regulaci¨®n
Los nuevos desarrollos en salud precisan de una mayor interoperabilidad y de un mejor desarrollo de la inteligencia artificial
Un pu?ado de directivas van a apuntalar en los pr¨®ximos a?os la transformaci¨®n digital en Europa. Y la salud es uno de los sectores que m¨¢s se ver¨¢ condicionado por este proceso regulatorio. Junto con combatir el monopolio de las tecnol¨®gicas en la Red (Ley de Mercados Digitales) y promover la retirada eficaz de contenidos ilegales y de desinformaci¨®n (Ley de Servicios Digitales), Bruselas quiere aprovechar el enorme potencial de la industria de los datos. Se trata de un prop¨®sito que para Miguel Ferrer, director de estrategia y pol¨ªticas p¨²blicas de Adigital, permitir¨ªa reforzar una integraci¨®n que a¨²n no ha sido culminada. ¡°Har¨¢ realidad el sue?o del mercado interior, que sin cap¨ªtulo digital existe, pero solo a medias¡±.
Lo dice porque la situaci¨®n de partida es cuando menos menesterosa. El volumen de datos mundial habr¨¢ crecido de 33 zettabytes en 2018 a 175 en 2025, pero las capacidades de los Veintisiete avanzan muy lentamente porque la mayor parte de sus datos no est¨¢n debidamente digitalizados y la interoperabilidad entre regiones y pa¨ªses es escasa. Algo que empieza a contrastar con lo que ocurre en EE UU, que a este liderazgo suma un segundo hito, el de haber alumbrado (junto con China) casi todas las grandes tecnol¨®gicas. Apenas unas pocas de tama?o medio, como Spotify, sueca, y WhatsApp (propiedad de Facebook), uno de cuyos creadores es ucranio, est¨¢n vinculadas a Europa. El continente ni crea gigantes ni explota la informaci¨®n que genera. ?Qu¨¦ le queda entonces? ¡°Jug¨¢rsela a la carta de la regulaci¨®n. Crear est¨¢ndares y, con su fuerza de bloque, obligar a otros a cumplirlos¡±, sostiene este experto.
A ese doble objetivo de crear una infraestructura propia y de operarla con criterios ¨¦ticos se dirige la Estrategia Europea de Datos, que seg¨²n la Comisi¨®n generar¨¢ 270.000 millones de euros adicionales hasta 2028, la quinta parte del PIB espa?ol. La Ley de Gobernanza de Datos, incluida en esta estrategia, crear¨¢ los mecanismos para que la informaci¨®n del sector p¨²blico se pueda utilizar con garant¨ªas de que se cumplen los derechos de terceras partes. Y la Ley de Datos, integrada tambi¨¦n en esta iniciativa y la ¨²nica de las anteriores todav¨ªa sin adoptar, definir¨¢ qui¨¦n puede acceder a datos y para qu¨¦ fines.
La nueva regulaci¨®n facilitar¨¢ una mayor personalizaci¨®n de los tratamientos oncol¨®gicos, al cotejarse cada diagn¨®stico con un mayor n¨²mero de registros hist¨®ricos; o anticipar¨¢ o dilatar¨¢ el desarrollo de enfermedades cr¨®nicas. Y har¨¢ posible un ahorro, solo en salud, de 11.000 millones de euros en 10 a?os, seg¨²n consta en la propuesta de reglamento presentada en mayo por la Comisi¨®n Europea para crear un Espacio Europeo de Datos Sanitarios (EHDS, por sus siglas en ingl¨¦s). Este organismo supervisar¨¢ la buena aplicaci¨®n de la legislaci¨®n en materia m¨¦dica y se financiar¨¢, seg¨²n la propuesta, con 810 millones de la Comisi¨®n y con una parte de los 12.000 millones de euros para salud digital de los planes nacionales de recuperaci¨®n.
Pero no todo es un escenario ed¨¦nico. El mejor ejemplo de ello es la inteligencia artificial (IA). Existen pocos ¨¢mbitos en los que entra?e tantos riesgos como en el sanitario y, sin embargo, el borrador de ley de inteligencia artificial, otra de las normas en marcha, no contempla regulaciones espec¨ªficas sobre la materia. Proh¨ªbe la ¡°vigilancia indiscriminada¡± que resulta de la recopilaci¨®n continua de datos del usuario y la biometr¨ªa, pero no establece restricciones de partida a los desarrollos en salud.
Para Gemma Galdon, fundadora de Eticas, una start-up que audita algoritmos, de ah¨ª se derivan ¡°riesgos muy sensibles¡±. Varias investigaciones recientes han demostrado que en tareas m¨¦dicas elementales como la lectura de im¨¢genes, la capacidad de los sistemas inteligentes es a¨²n muy limitada: han errado al percibir si un paciente tiene una fractura ¨®sea o si hay en su organismo rastro de la covid-19. Situaciones que contrastan con la narrativa tecnooptimista dominante. Pero, adem¨¢s, la propia ¨¦tica que incorporan los algoritmos sigue siendo muy deficitaria. ¡°Hemos visto c¨®mo dejaban sin trasplantes de ri?¨®n a poblaci¨®n negra o exclu¨ªan a trabajadores sanitarios de primera l¨ªnea del reparto prioritario de vacunas¡±, expone la emprendedora.
Problemas t¨¦cnicos y ¨¦ticos remiten a un mismo cuello de botella, el denominado sesgo de los modelos, de cuya superaci¨®n depende la extensi¨®n del mercado de la IA, que Statista estima en 430.000 millones de euros. Porque, por ahora, la situaci¨®n es h¨ªbrida: persiste la incertidumbre acerca de si es fiable para diagnosticar de forma aut¨®noma, pero no hay dudas respecto a que mejora la gesti¨®n. ¡°Permite analizar las relaciones entre s¨ªntomas, diagn¨®sticos y medicamentos en el historial cl¨ªnico de un paciente; anticipar la duraci¨®n de un ingreso y optimizar medios¡¡±, enumera ?scar Corcho, catedr¨¢tico de Inteligencia Artificial de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid.
Lo fundamental, en cualquier caso, ser¨¢ que los historiales m¨¦dicos est¨¦n plenamente digitalizados. Es lo que va a permitir que pacientes con enfermedades raras puedan compartir sus datos con institutos que est¨¦n trabajando en curas o que enfermos cr¨®nicos puedan moverse m¨¢s all¨¢ de su pa¨ªs de residencia con garant¨ªas. Una situaci¨®n opuesta a la actual. ¡°Lo que vimos con el reporte de casos de covid-19 es, por desgracia, algo paradigm¨¢tico. Hay demasiados datos, muy variados y sin integrar¡±, constata Corcho. Est¨¢ previsto que el Consejo y el Parlamento Europeo acuerden la creaci¨®n del EHDS antes de fin de a?o.