La desigualdad o el mal end¨¦mico de Paraguay
El pr¨®ximo presidente, Santiago Pe?a, promete crear medio mill¨®n de empleos en un pa¨ªs con una baj¨ªsima presi¨®n fiscal y plagado de terratenientes
Crear medio mill¨®n de empleos nuevos en cinco a?os. La promesa de campa?a de Santiago Pe?a ser¨ªa dif¨ªcil de cumplir en cualquier pa¨ªs. En Paraguay, donde la poblaci¨®n activa est¨¢ formada por 3,5 millones de personas, podr¨ªa ser la misi¨®n imposible de Pe?a, que el 30 de abril gan¨® las elecciones a la presidencia como candidato del hegem¨®nico Partido Colorado, de corte liberal.
En su favor, el presidente electo tiene el respaldo de dos d¨¦cadas de estabilidad...
Crear medio mill¨®n de empleos nuevos en cinco a?os. La promesa de campa?a de Santiago Pe?a ser¨ªa dif¨ªcil de cumplir en cualquier pa¨ªs. En Paraguay, donde la poblaci¨®n activa est¨¢ formada por 3,5 millones de personas, podr¨ªa ser la misi¨®n imposible de Pe?a, que el 30 de abril gan¨® las elecciones a la presidencia como candidato del hegem¨®nico Partido Colorado, de corte liberal.
En su favor, el presidente electo tiene el respaldo de dos d¨¦cadas de estabilidad macroecon¨®mica y una econom¨ªa que, seg¨²n el FMI, podr¨ªa crecer este a?o hasta el 4,5%. Pero los factores en contra son al menos igual de poderosos: una deuda p¨²blica que en diez a?os se ha multiplicado por m¨¢s de cuatro, una recaudaci¨®n tributaria insuficiente, y un modelo econ¨®mico basado en la exportaci¨®n de recursos naturales con poca capacidad de generar empleo.
Despu¨¦s de retroceder hasta un 0,8% en el peor a?o de la pandemia, el PIB lleva en terreno positivo desde 2021, cuando se recuper¨® con un generoso rebote del 4,1%. El 4,5% que se espera para 2023 tiene a la exportaci¨®n de soja y de carne de vaca como principales motores de una econom¨ªa que tambi¨¦n apuesta por el ma¨ªz y por la producci¨®n agroforestal con una fiscalidad cada vez m¨¢s baja para la inversi¨®n extranjera.
Los impuestos nunca han sido el punto fuerte de Paraguay, cuya recaudaci¨®n tributaria ascendi¨® a solo el 9,5% del PIB en 2020, seg¨²n los datos del Banco Mundial (sus vecinos, Argentina y Brasil, est¨¢n por encima del 30%). Pero el aporte del sector de la soja es a¨²n m¨¢s irrisorio, con una presi¨®n fiscal que en a?os recientes baj¨® hasta el 0,16%, seg¨²n un estudio de la economista Sarah Zevaco. ¡°Paraguay es el ¨²nico pa¨ªs donde la producci¨®n de granos no est¨¢ gravada¡±, explica Alhel¨ª Gonz¨¢lez C¨¢ceres, de la Sociedad de Econom¨ªa Pol¨ªtica de Paraguay (SEPPY).
La creaci¨®n de empleos es el argumento que se usa para justificar la exenci¨®n de impuestos. El problema de una producci¨®n altamente mecanizada como la agropecuaria es que no necesita a muchos trabajadores. La concentraci¨®n de las tierras, por otro lado, evita que esa riqueza se reparta entre peque?os propietarios. De acuerdo con los datos del ¨²ltimo censo agr¨ªcola (2008), al menos el 85% de la tierra est¨¢ en manos de un 2,5% de la poblaci¨®n.
Apostar por explotaciones agropecuarias extensivas no solo atenta contra la redistribuci¨®n de la riqueza. Tambi¨¦n pone en riesgo a las comunidades ind¨ªgenas que ven sus bosques talados, a la biodiversidad del pa¨ªs y a la soberan¨ªa alimentaria. ¡°Salvaguardar la diversidad productiva de la econom¨ªa campesina paraguaya es fundamental para la alimentaci¨®n de los sectores vulnerables y de la clase media baja en las ciudades¡±, explica Dionisio Borda, que ejerci¨® como ministro de Hacienda durante el Gobierno progresista de Fernando Lugo (2008-2012).
En Paraguay existe adem¨¢s el problema de las tierras mal habidas, como llaman a los m¨¢s de siete millones de hect¨¢reas que el dictador Alfredo Stroessner ¡ªafiliado al Partido Colorado, gobern¨® de facto entre 1954 y 1989¡ª entreg¨® a militares, pol¨ªticos y empresarios afines. Hace un a?o se cre¨® una comisi¨®n para poner en manos de los peque?os campesinos estas tierras obtenidas de manera ileg¨ªtima, pero por el momento no ha habido grandes avances.
El movimiento campesino ten¨ªa cierta capacidad de presi¨®n pero, con la presidencia de Mario Abdo Ben¨ªtez, se pas¨® una ley que criminaliza la protesta campesina, en palabras de Borda, lo que ha hecho a¨²n m¨¢s dif¨ªcil la recuperaci¨®n de esas tierras mal habidas. ¡°Los peque?os productores necesitan un apoyo del Gobierno, no solo por el problema de las tierras, que es fundamental, sino para que los ayude con mejoras tecnol¨®gicas y de cr¨¦dito¡±, dice Borda.
Otra caracter¨ªstica que distingue a la econom¨ªa paraguaya es el gigantesco caudal de energ¨ªa generado por dos grandes hidroel¨¦ctricas que comparte con Argentina (Yaciret¨¢) y Brasil (Itaip¨²). Mientras socios como Brasil lo han aprovechado para su desarrollo industrial, Paraguay nunca hizo las inversiones necesarias en tecnolog¨ªa de transmisi¨®n que habr¨ªan permitido al pa¨ªs adoptar un modelo econ¨®mico con mayor capacidad de generaci¨®n de empleo. En opini¨®n de Luis Rojas, economista del centro de estudios Henoi, ese esfuerzo industrializador no lleg¨® porque el Partido Colorado ha preferido hasta ahora vender a Argentina y Brasil los excedentes de energ¨ªa paraguaya para obtener recursos con los que financiar al Estado, que emplea a unas 338.000 personas (datos de junio de 2022). Seg¨²n Rojas, tener a casi el 10% del censo electoral trabajando para el Estado es una estrategia ganadora cuando llega el d¨ªa de las elecciones. ¡°El ¨²nico factor de industrializaci¨®n que ha habido en los ¨²ltimos a?os son las maquilas para procesos industriales de Brasil, con leyes muy favorables y exoneraci¨®n de impuestos y aranceles... Eso ha tra¨ªdo muchas empresas pero la transformaci¨®n es m¨ªnima y en seguida el producto se vuelve a exportar, no deja un proceso industrial instalado¡±, dice.
Cuando este 15 de agosto ocupe la presidencia, una de las tareas urgentes de Pe?a ser¨¢ renegociar el tratado que regula la venta a Brasil de los excedentes de energ¨ªa paraguaya en Itaip¨². Seg¨²n Borda, hay dos variables clave en esa negociaci¨®n: subir una tarifa que lleva 50 a?os calcul¨¢ndose de acuerdo con el coste de producci¨®n (y no por el precio de mercado), y obtener la libertad para vender los excedentes a terceros pa¨ªses como Argentina o Uruguay. ¡°En el per¨ªodo de Lugo se logr¨® un acuerdo con Lula por el que el pago de la energ¨ªa que vend¨ªa Paraguay a Brasil pas¨® de unos 120 millones de d¨®lares al a?o a unos 360 millones, pero no s¨¦ si con este Lula va a ser posible, porque est¨¢ muy presionado por su sector empresarial y tiene menos libertad¡±, dice Borda.
Cuentas p¨²blicas
La deuda p¨²blica tambi¨¦n es motivo de preocupaci¨®n. Cuando ocup¨® la presidencia Horacio Cartes (2013-2018, tambi¨¦n del Partido Colorado) ascend¨ªa a 3.500 millones de d¨®lares y representaba un 10% del PIB. En diez a?os se ha situado en 15.000 millones y un 37% del PIB. Hasta el FMI, dice Borda, est¨¢ aconsejando aumentar la recaudaci¨®n tributaria para enfrentar esta carga y mejorar las grav¨ªsimas deficiencias en salud y educaci¨®n. ¡°El impuesto indirecto sobre el consumo, que pagan el pobre y la clase media baja, representa m¨¢s de la mitad de la recaudaci¨®n tributaria¡±, explica Borda.
Una cifra que parece inconcebible en un pa¨ªs donde una de cada cuatro personas es pobre y dos de cada tres trabajadores no tiene protecci¨®n social. Borda cree que la reforma tiene que incluir progresividad en el impuesto a la renta, ¡°que hoy no pasa del 10% por muchos que sean los ingresos¡±, aumentos en el impuesto a las rentas de las empresas, ¡°que est¨¢ en un 8%¡±, y sobre todo incrementos en el impuesto al patrimonio. ¡°La gente que especula con la tierra en Paraguay lo hace en primer lugar porque es barata, pero tambi¨¦n porque el impuesto que pagan por la tierra es irrisorio¡±.
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