El BCE y la depreciaci¨®n del euro
Las alzas de tipos pueden tener efectos colaterales en la moneda, adem¨¢s de afectar a la econom¨ªa
Tras su recorte de previsiones de crecimiento, el Banco Central Europeo (BCE) asume que la nueva vuelta de tuerca monetaria es una apuesta arriesgada, habida cuenta de las se?ales cada vez m¨¢s patentes de par¨®n de la actividad en la zona euro. La econom¨ªa espa?ola resiste mejor que otras de nuestro entorno: Alemania, Austria, Italia y Pa¨ªses Bajos bordean la recesi¨®n, por el peso de la industria y la dependencia del mercado chino. ...
Tras su recorte de previsiones de crecimiento, el Banco Central Europeo (BCE) asume que la nueva vuelta de tuerca monetaria es una apuesta arriesgada, habida cuenta de las se?ales cada vez m¨¢s patentes de par¨®n de la actividad en la zona euro. La econom¨ªa espa?ola resiste mejor que otras de nuestro entorno: Alemania, Austria, Italia y Pa¨ªses Bajos bordean la recesi¨®n, por el peso de la industria y la dependencia del mercado chino. En Espa?a, sin embargo, predominan los servicios, propulsados por el tir¨®n del turismo. Y la industria gana cuotas de mercado en Europa, amortiguando el impacto del estancamiento de los intercambios con terceros pa¨ªses.
Sorprende, sin embargo, que el banco central no incorpore expl¨ªcitamente otro gran desaf¨ªo que plantea su decisi¨®n de subir los tipos: el de depreciaci¨®n del euro, y su impacto en la inflaci¨®n. La moneda com¨²n ya ha perdido el 5% de su valor frente al d¨®lar en los dos ¨²ltimos meses ¡ªuna tendencia que parece agudizarse desde este jueves¡ª, elevando la presi¨®n de los costes de las materias primas importadas en d¨®lares, y por tanto complicando la desinflaci¨®n.
La depreciaci¨®n del euro obedece en parte a factores estructurales como la p¨¦rdida de competitividad de la econom¨ªa europea. As¨ª lo evidencia, por ejemplo, el impacto desproporcionado del shock energ¨¦tico en la industria. O el retraso que arrastra el sector del autom¨®vil, tanto en t¨¦rminos de costes como tecnol¨®gico, en relaci¨®n al veh¨ªculo el¨¦ctrico.
Pero la perspectiva de un crecimiento d¨¦bil durante un periodo prolongado, atribuible en cierta medida al ajuste monetario, es otro factor que lastra el valor del euro a corto plazo. Este escenario es distinto al que se dibujaba hace un a?o, cuando la econom¨ªa europea parec¨ªa resistir, y no daba todav¨ªa la sensaci¨®n de descolgarse de Estados Unidos. De ah¨ª que los ajustes monetarios no dieran pie a una depreciaci¨®n cambiaria en ese momento.
Hoy por hoy el descuelgue es discernible, y el encarecimiento del petr¨®leo es un factor agravante: el barril de Brent cotiza en d¨®lares, un 20% m¨¢s que hace dos meses, un incremento que alcanza el 25% cuando la factura se paga en euros. Todo apunta a que la tendencia alcista continuar¨¢, a tenor de los recortes anunciados por los pa¨ªses productores, en su af¨¢n de poner en valor las reservas de hidrocarburos ante la perspectiva vaticinada por la Agencia Internacional de la Energ¨ªa de un punto de inflexi¨®n en la transici¨®n energ¨¦tica durante la pr¨®xima d¨¦cada. Debemos, por tanto, estar atentos a los precios de los carburantes.
No obstante, es poco probable que el repunte del IPC energ¨¦tico ¡ªy su traslado al IPC total¡ª se filtre a los factores subyacentes de la inflaci¨®n de la misma manera que lo hizo el a?o pasado en plena crisis del gas ruso. Ante el enfriamiento de la demanda, las empresas han empezado a moderar sus m¨¢rgenes.
Los salarios, por su parte, crecen a un ritmo m¨¢s elevado, pero sin que nos asomemos a una espiral inflacionaria: los incrementos son fruto de acuerdos de recuperaci¨®n parcial de poder adquisitivo, de car¨¢cter puntual, y no de una pugna reivindicativa. Una de las principales fuentes de datos (Indeed), generalmente sesgada al alza por cubrir principalmente informaci¨®n de ocupaciones profesionales, apunta a una desaceleraci¨®n de las remuneraciones hasta agosto en las grandes econom¨ªas europeas, salvo el Reino Unido. En Espa?a, los incrementos pactados se estabilizan en torno al 4%, en l¨ªnea con el acuerdo sellado a nivel nacional.
En suma, no ser¨ªa sorprendente que el BCE tuviera que proceder a nuevos recortes de sus previsiones de crecimiento. El banco central asume que ese riesgo es inherente a este ciclo monetario. La paradoja es que su propia pol¨ªtica podr¨ªa obligar a ajustar, en este caso al alza, la senda de IPC, por el efecto de exacerbaci¨®n de la inflaci¨®n importada.
IPC
El IPC ha interrumpido su trayectoria descendente, pero descontando los efectos estadísticos, por definición transitorios, y el repunte de los precios energéticos entre los que destaca el encarecimiento de los carburantes, la tendencia subyacente sigue siendo favorable. Prueba de ello, el porcentaje de componentes del IPC que crecen a un ritmo elevado (por encima del 6%) ha descendido del 50% a principios de año, al 37% en agosto. A la inversa, el porcentaje de componentes que crece por debajo del objetivo de inflación del 2% ha pasado del 17% al 26% durante el mismo periodo.
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