La creciente divergencia entre EE UU y Europa
La influencia de la Reserva Federal complica el escenario deseado de bajadas de los tipos de inter¨¦s
En una econom¨ªa global de vasos comunicantes, el coste de las hipotecas que soportan las familias espa?olas depende sobremanera de las decisiones que tome una instituci¨®n extracomunitaria, la Reserva Federal estadounidense. Este estrecho v¨ªnculo entre nuestro entorno econ¨®mico en general y la pol¨ªtica monetaria de EE UU ha quedado patente tras conocer dos hechos relevantes: la resiliencia de la inflaci¨®n en ese pa¨ªs y las se?ales de fortaleza de su econom¨ªa. Estos vigorosos resultados contrastan con la debilidad de la c...
En una econom¨ªa global de vasos comunicantes, el coste de las hipotecas que soportan las familias espa?olas depende sobremanera de las decisiones que tome una instituci¨®n extracomunitaria, la Reserva Federal estadounidense. Este estrecho v¨ªnculo entre nuestro entorno econ¨®mico en general y la pol¨ªtica monetaria de EE UU ha quedado patente tras conocer dos hechos relevantes: la resiliencia de la inflaci¨®n en ese pa¨ªs y las se?ales de fortaleza de su econom¨ªa. Estos vigorosos resultados contrastan con la debilidad de la coyuntura en Europa y la desescalada del IPC, variables que, tras la comprensible decisi¨®n del BCE esta semana, abr¨ªan la puerta a una senda sostenida (y muy esperada) de recortes de tipos de inter¨¦s.
Sin embargo, la relajaci¨®n se complica ya que algunos miembros del BCE no dudar¨¢n en aludir a los riesgos que comporta un desacoplamiento con respecto al gigante estadounidense. En todo caso, todo apunta a que la Reserva Federal querr¨¢ asegurarse de la transitoriedad del repunte de los precios antes de reducir el precio del dinero. De momento, el IPC en la primera potencia econ¨®mica del mundo parece anclado en el entorno del 3,5%, y con pocos visos de bajar a tenor de la fortaleza del mercado laboral y de la demanda. Dada la proximidad de las elecciones presidenciales, es probable que Washington opte por la prudencia ante el temor a que un recorte en los tipos coincida con un nuevo repunte de los precios.
Por su parte, la misi¨®n del BCE es aplacar la inflaci¨®n, algo que ya est¨¢ en v¨ªas de conseguir, con un IPC del 2,4%, justificando bajadas de tipos en el transcurso del a?o. Pero los banqueros centrales m¨¢s preocupados por la inflaci¨®n aluden al riesgo de depreciaci¨®n del euro que entra?a un diferencial creciente en el precio del dinero entre ambas econom¨ªas. Sobre todo teniendo en cuenta que el petr¨®leo, que cotiza en d¨®lares, tiende a encarecerse. Otro factor es la resiliencia de la inflaci¨®n en los sectores de servicios. Ante estos argumentos, el BCE har¨ªa bien en mantener su intenci¨®n de ajustar los tipos en junio: de no hacerlo, se expone a ir a contracorriente de las necesidades de su econom¨ªa, algo que podr¨ªa tambi¨¦n pesar en el valor del euro. No obstante, no est¨¢ claro que ese sea el camino m¨¢s all¨¢ de junio.
La inflexi¨®n deber¨ªa tener pocas consecuencias para la marcha de la econom¨ªa espa?ola en el corto plazo, a diferencia de otros socios comunitarios. Pero presenta riesgos a?adidos para la inversi¨®n y las cuentas p¨²blicas, dos de nuestros principales frentes de vulnerabilidad. Se anticipaba un despegue de la inversi¨®n empresarial durante los dos pr¨®ximos a?os, bajo de la premisa de los fuertes recortes de tipos de inter¨¦s que se vislumbraban en el horizonte. Unas expectativas que ahora se enfr¨ªan, y que podr¨ªan incitar a las empresas a proseguir su proceso de desendeudamiento.
En cuanto al d¨¦ficit, el tir¨®n de la econom¨ªa deber¨ªa acercarnos al objetivo del 3% de aqu¨ª a finales del pr¨®ximo ejercicio. M¨¢s all¨¢, sin embargo, las cosas se complican por el doble efecto de los tipos de inter¨¦s en los costes financieros del Estado y en la inversi¨®n, factor crucial para asegurar un crecimiento sostenido y una s¨®lida base recaudatoria. En caso de debilidad persistente, las normas fiscales europeas ¡ªen particular la que ata?e a la deuda, que es la que m¨¢s va a incidir¡ª exigir¨ªan un ajuste fiscal dif¨ªcil de asumir, y por tanto inveros¨ªmil: nuestras cuentas deber¨ªan dejar atr¨¢s abruptamente el d¨¦ficit primario ¡ªfuera de intereses¡ª para arrojar un excedente cercano al 1% del PIB, algo que solo es posible con fuertes incrementos de impuestos o recortes de gasto dif¨ªcil de asumir. Ante la eventualidad de una pol¨ªtica monetaria m¨¢s restrictiva de lo previsto, urge una estrategia para desatascar la inversi¨®n y corregir los desequilibrios presupuestarios, aprovechando la ventana de oportunidad que nos concede el tir¨®n coyuntural de la econom¨ªa.
Repunte inflacionista
El repunte del IPC en marzo hasta el 3,2%, frente al 2,8% en febrero, se explica sobre todo por factores puntuales. Los productos energéticos, especialmente tras la normalización del IVA de la electricidad, explican tres décimas de las cuatro que aumentó la inflación. Sin embargo, la persistencia de la inflación en el sector de servicios, con tasas constantes del 3,9%, es un elemento de mayor arraigo y relativamente generalizado (paquetes turísticos, hoteles, seguros, servicios recreativos y restaurantes). En términos armonizados, nuestra inflación se sitúa nueve décimas por encima de la media de la eurozona.
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