El agujero negro de los certificados energ¨¦ticos: por qu¨¦ los propietarios no indican la eficiencia de sus casas en los anuncios
Los due?os no especifican la calificaci¨®n energ¨¦tica de su vivienda a la hora de vender y alquilar, a pesar de ser obligatorio por ley desde hace 10 a?os
El certificado energ¨¦tico de las viviendas no consigue implantarse en Espa?a y eso que es de obligado cumplimiento desde hace algo m¨¢s de una d¨¦cada. Adem¨¢s, muchos de estos documentos se emiten de forma incompleta para abaratar el precio, por lo que la foto final sobre la eficiencia energ¨¦tica de las viviendas espa?olas no se ajusta a la realidad.
Para empezar, la inmensa mayor¨ªa de los anuncios de venta y alquiler de viviendas, tanto en agencias como en portales inmobiliarios, indican que el certificado energ¨¦tico est¨¢ en tramitaci¨®n. Sin embargo, este documento es obligatorio desde 2013 para cualquier inmueble que se ponga en venta o alquiler, por lo que los propietarios est¨¢n cometiendo una ilegalidad. Unos por desconocimiento; otros por evitarse el coste del documento antes de asegurarse la operaci¨®n.
El certificado, que muestra la eficiencia energ¨¦tica mediante una escala de letras que va de la A (la m¨¢xima) a la G (la m¨ªnima), tiene que aparecer en cualquier anuncio junto al resto de informaci¨®n, como el precio, la superficie o el estado de conservaci¨®n.
La realidad es otra. ¡°A¨²n existe un alto grado de incumplimiento respecto a la obligatoriedad del certificado energ¨¦tico¡±, comenta Jos¨¦ Mar¨ªa Bas¨¢?ez, presidente de la Asociaci¨®n Profesional de Sociedades de Valoraci¨®n (Atasa) y del grupo Tecnitasa. ¡°Vemos que no se est¨¢ adjuntando en la comercializaci¨®n de viviendas ni en los contratos de arrendamiento. Solo en las escrituras de compraventa y porque lo exige el notario¡±, a?ade David Paramio, director de Consultor¨ªa Energ¨¦tica de Tinsa. Y explica el motivo de este desinter¨¦s: ¡°Por un lado, el ciudadano lo ve como un mero tr¨¢mite administrativo, y por otro, la Administraci¨®n no est¨¢ vigilando su aplicaci¨®n ni imponiendo sanciones¡±. Son las comunidades aut¨®nomas las encargadas de registrar los certificados, as¨ª como de supervisar que se cumple la normativa o de imponer las sanciones econ¨®micas, que van desde 300 hasta 6.000 euros.
La responsabilidad de anunciar la vivienda sin disponer de certificado es del propietario que vende o alquila. ¡°Y, subsidiariamente, de la inmobiliaria que pone el anuncio, que no podr¨ªa si no dispone del documento¡±, recalca Laura Visier, directora de Rehabilitaci¨®n en UCI (Uni¨®n de Cr¨¦ditos Inmobiliarios).
El certificado energ¨¦tico ha fracasado a tenor de lo poco que ha calado entre los propietarios y eso que la nueva directiva de eficiencia energ¨¦tica europea exige casas cada vez m¨¢s eficientes. No hay concienciaci¨®n. Para Paloma Arnaiz, secretaria general de la Asociaci¨®n Espa?ola de An¨¢lisis de Valor (AEV), ¡°el verdadero problema es que la gente no percibe a¨²n la importancia que tiene la eficiencia energ¨¦tica de sus viviendas¡±.
Seis de cada diez propietarios desconocen la etiqueta energ¨¦tica de la vivienda que habita, seg¨²n un estudio de UCI. M¨¢s grave a¨²n es el hecho de que, a pesar de que m¨¢s del 80% del parque edificado es ineficiente, el 83% de los propietarios consideran que residen en casas medianamente eficientes o incluso muy eficientes. ¡°De manera equivocada se ha mostrado como un tr¨¢mite con un coste asociado, en vez de como una herramienta para mostrar todos los beneficios que tiene un hogar energ¨¦ticamente sostenible¡±, indica Visier. Y agrega: ¡°Si los ciudadanos supieran que con una calificaci¨®n energ¨¦tica A pueden llegar a consumir hasta un 90% menos de energ¨ªa que una con la calificaci¨®n G y los beneficios en t¨¦rminos de salud y confort que supone, seguro que apostar¨ªan por la rehabilitaci¨®n energ¨¦tica¡±.
Desde Certicalia, plataforma en la que se pueden comparar precios y contratar a profesionales y donde el coste medio del certificado ronda los 60 euros, no consideran este dato como una se?al de fracaso, sino ¡°como una indicaci¨®n clara de que queda mucho trabajo por hacer en t¨¦rminos de educaci¨®n y difusi¨®n¡±.
Otra herida por la que sangra el sistema son las deficiencias que se est¨¢n encontrando en algunos de estos documentos. ¡°La Administraci¨®n tampoco est¨¢ vigilando la calidad de los certificados energ¨¦ticos ni que se est¨¦ realizando de manera correcta¡±, indica el consultor de Tinsa, empresa que dispone de un departamento de control y validaci¨®n de certificados. En la tasadora estiman que entre el 40% y el 45% de estos documentos est¨¢n mal realizados, por lo que la letra que se est¨¢ adjudicando a las viviendas podr¨ªa ser mejor o peor de lo que en realidad es. ¡°Desde 2013 se han realizado aproximadamente seis millones de certificados energ¨¦ticos sobre un parque de 26 millones de viviendas y el 90% tiene las peores letras, es decir, la E, F y G. Yo creo que, en realidad, la calificaci¨®n es un poco mejor¡±, considera Paramio, que ante este panorama ve necesario que haya verificadores de certificados energ¨¦ticos.
Se est¨¢n cometiendo varias irregularidades. Hay certificados que se realizan sin que un t¨¦cnico visite el inmueble, algo totalmente ilegal. ¡°La normativa exige una visita interior al inmueble para realizar una evaluaci¨®n precisa y correcta. Hacer el certificado sin visitar interiormente el inmueble no cumple con los est¨¢ndares legales y, adem¨¢s, puede dar lugar a certificados incorrectos¡±, informa Bas¨¢?ez.
A la hora de emitir estos informes, muchos t¨¦cnicos toman como referencia la superficie catastral de la vivienda en lugar de la habitable. ¡°Se est¨¢ introduciendo un exceso de superficie que no se puede certificar y este es un error muy com¨²n¡±, se?ala Paramio. Otra inexactitud es indicar los valores que se desconocen por defecto, lo que puede dar una calificaci¨®n que no es la real. ¡°Aunque no se hayan hecho comprobaciones o mediciones, los programas permiten emitir certificados, lo que penaliza la letra y no responde a la realidad¡±, estima Arnaiz. Otro fallo es no indicar las orientaciones de las fachadas o dar datos incorrectos de los puentes t¨¦rmicos, as¨ª como errores en las potencias, rendimientos o antig¨¹edad de las instalaciones, como las calderas.
Precios
Otra cuesti¨®n son los precios. ¡°Es un producto que el mercado ha denostado porque no le ha dado valor y no lo paga¡±, denuncia Paramio. ¡°Un certificado se puede contratar por 45 euros, cuando se trata de documentos muy complejos cuyo valor deber¨ªa rondar, al menos, entre 250 y 300 euros¡±, insiste.
En Tinsa hablan de intrusismo profesional. La normativa vigente establece que pueden emitir estos documentos los t¨¦cnicos competentes, es decir, ingenieros, ingenieros t¨¦cnicos, arquitectos y arquitectos t¨¦cnicos. Pero esto abre la puerta a otras titulaciones como los ingenieros de montes, top¨®grafos, de minas, agr¨ªcolas, forestales¡ No obstante, Paramio cree que ninguno de ellos tiene competencias en edificaci¨®n, aunque la ley lo permita.
El grupo Tinsa, a trav¨¦s de su filial de datos y validaci¨®n Deyde DataCentric, acaba de llegar a un acuerdo con el Ministerio para la Transici¨®n Energ¨¦tica para crear una base de datos nacional de certificados de eficiencia energ¨¦tica. Esto permitir¨¢ al Gobierno detectar los fallos y tomar medidas, como el rescalado de las letras, es decir, que los criterios de emisi¨®n y consumos por zonas clim¨¢ticas podr¨ªan cambiar. Esto es importante para poder cumplir los criterios de eficiencia energ¨¦tica que marca la UE. Un volver a empezar.
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