La inmigraci¨®n y el modelo productivo
El fen¨®meno migratorio est¨¢ dinamizando la econom¨ªa espa?ola, pero no resuelve los principales desequilibrios
La capacidad de integraci¨®n de la poblaci¨®n inmigrante en el mercado laboral ha sido una de las claves del diferencial de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola con relaci¨®n al resto de Europa. Ahora bien, por s¨ª sola la inmigraci¨®n solo aporta un paliativo transitorio ante los desequilibrios estructurales que frenan la convergencia con las econom¨ªas m¨¢s pr¨®speras.
De momento los beneficios son evidentes. En los ¨²ltimos cinco a?...
La capacidad de integraci¨®n de la poblaci¨®n inmigrante en el mercado laboral ha sido una de las claves del diferencial de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola con relaci¨®n al resto de Europa. Ahora bien, por s¨ª sola la inmigraci¨®n solo aporta un paliativo transitorio ante los desequilibrios estructurales que frenan la convergencia con las econom¨ªas m¨¢s pr¨®speras.
De momento los beneficios son evidentes. En los ¨²ltimos cinco a?os, la poblaci¨®n extranjera en edad de trabajar se ha incrementado en 1,2 millones de personas (incluidos los de doble nacionalidad), mientras que el n¨²mero de espa?oles lo ha hecho en menos de 120.000. El crecimiento poblacional se ha trasladado al conjunto del mercado laboral: el n¨²mero de ocupados espa?oles se ha incrementado en casi 900.000 personas y apenas un poco menos en el caso de los extranjeros, conforme a los datos de Eurostat.
Algunos socios comunitarios con pol¨ªticas migratorias restrictivas no han tenido la misma suerte. En Suecia, pa¨ªs con una poblaci¨®n inmigrante menguante, si bien a partir de niveles elevados, el empleo de los nacionales se ha incrementado menos de la mitad que en Espa?a (comparando los datos del segundo trimestre con el periodo anterior a la pandemia).
Estas cifras evidencian el efecto multiplicador de la inmigraci¨®n, especialmente cuando la fuerza laboral for¨¢nea viene a ocupar empleos poco demandados por los aut¨®ctonos. No se puede entender la expansi¨®n del turismo de estos ¨²ltimos a?os sin la contribuci¨®n de la mano de obra inmigrante. En la hosteler¨ªa, uno de cada cuatro puestos de trabajo est¨¢ ya ocupado por un extranjero.
De manera m¨¢s fundamental, la din¨¢mica de la econom¨ªa est¨¢ estrechamente relacionada con el buen funcionamiento de las cadenas de suministro: las actividades de mayor valor a?adido, que no dependen directamente de la inmigraci¨®n, como las empresas tecnol¨®gicas, la ciencia, la industria farmac¨¦utica o la exportaci¨®n agroalimentaria, requieren insumos aportados a un precio competitivo por el resto de los eslabones productivos. Estos ¨²ltimos se caracterizan por la elevada intensidad en mano de obra extranjera, por ejemplo en el transporte, la construcci¨®n, la producci¨®n agr¨ªcola o los servicios dom¨¦sticos: en este ¨²ltimo caso, la mano de obra extranjera representa el 45% del total, a tenor de las cifras de afiliaci¨®n.
El shock poblacional tambi¨¦n altera la pir¨¢mide demogr¨¢fica, aportando un bal¨®n de ox¨ªgeno al sistema de pensiones. La OCDE estima que la contribuci¨®n a las arcas p¨²blicas en concepto de impuestos y de cotizaciones sociales supera el gasto inducido por la presi¨®n poblacional en pr¨¢cticamente todas las econom¨ªas avanzadas, incluida Espa?a.
Con todo, la inmigraci¨®n es una soluci¨®n parcial y esencialmente transitoria a los principales desequilibrios que arrastra la econom¨ªa espa?ola. La tasa de paro supera netamente la media europea de los nacionales como de los extranjeros ¡ªsi bien la brecha es algo menor para estos ¨²ltimos¡ª. El est¨ªmulo al crecimiento que procede de la inmigraci¨®n permite cubrir algunas de las necesidades de numerosos sectores que se enfrentan a cuellos de botella para encontrar trabajadores, pero no resuelve los problemas de intermediaci¨®n laboral ni la falta de movilidad, agravada por la escasez preocupante de vivienda. Por otra parte, la experiencia internacional muestra que, con el tiempo, las tasas de natalidad y la longevidad tienden a acercarse al comportamiento demogr¨¢fico de los aut¨®ctonos.
Finalmente, la productividad no parece haberse beneficiado del fen¨®meno migratorio, tanto en el ¨¢mbito general como en los sectores de alto valor a?adido que encabezan las cadenas de suministro. Y los salarios han perdido poder adquisitivo ante la intensidad del brote inflacionario. Con todo, existe la duda razonable de si la inmigraci¨®n, al tiempo que aporta muchos beneficios macroecon¨®micos a corto plazo, relaja la presi¨®n sobre la pol¨ªtica econ¨®mica para mejorar nuestro modelo productivo. Es necesario realizar un diagn¨®stico riguroso con una mirada a largo plazo para no caer en esa trampa.