La reforma de la ense?anza de la Historia
El nuevo curr¨ªculo de la asignatura en Bachillerato contiene errores de perspectiva y contenido y supone una alteraci¨®n radical, poco consensuada e insuficientemente motivada
La reforma de la ense?anza de la historia en la educaci¨®n secundaria recientemente aprobada por el Gobierno lleva meses encendiendo todas las alarmas en el conjunto de los profesores de historia afectados por la misma, al igual que en el seno de la comunidad profesional de historiadores espa?oles. No es para menos porque esa reforma supone una alteraci¨®n radical, poco consensuada e insu...
La reforma de la ense?anza de la historia en la educaci¨®n secundaria recientemente aprobada por el Gobierno lleva meses encendiendo todas las alarmas en el conjunto de los profesores de historia afectados por la misma, al igual que en el seno de la comunidad profesional de historiadores espa?oles. No es para menos porque esa reforma supone una alteraci¨®n radical, poco consensuada e insuficientemente motivada, pese a todas las declaraciones ret¨®ricas efectuadas.
Desde luego, no cabe objetar nada al texto del Real Decreto de Bachillerato que sostiene que la ense?anza de la historia es ¡°indispensable para la observaci¨®n, interpretaci¨®n y comprensi¨®n de la realidad¡±, toda vez que ¡°el an¨¢lisis de ese pasado¡± constituye ¡°una referencia imprescindible para entender el mundo actual¡±. Tampoco cabe disentir de que esa ense?anza contemple ¡°la aproximaci¨®n a la metodolog¨ªa hist¨®rica¡±, transmitiendo siempre ¡°una concepci¨®n din¨¢mica¡± de la materia que fomente ¡°el ejercicio del esp¨ªritu cr¨ªtico¡± del alumnado, ¡°evitando toda visi¨®n presentista¡± y atendiendo al contexto de los fen¨®menos hist¨®ricos ¡°situ¨¢ndolos adecuadamente en la l¨ªnea del tiempo¡±. Por esas mismas razones, desde hace ya siglos es una realidad fehaciente en casi todo el mundo la institucionalizaci¨®n educativa del aprendizaje de la Historia para los j¨®venes del ciclo formativo de la ense?anza secundaria. El grave problema de esa reforma deriva de que esos mismos principios encomiables son en gran medida vulnerados o distorsionados por serios errores de perspectiva introducidos en el desarrollo normativo de la propuesta, lamentablemente.
La primera y nada irrelevante distorsi¨®n es la premisa de que la organizaci¨®n tem¨¢tica de la materia sigue ¡°la presentaci¨®n cronol¨®gica, con la que el profesorado y el alumnado se encuentra m¨¢s familiarizado¡±, aunque se reconoce que es una concesi¨®n que no reduce la ¡°intenci¨®n tem¨¢tica¡± de su ¡°propia definici¨®n y articulaci¨®n¡±. Pero resulta que esa atenci¨®n a la cronolog¨ªa como factor y vector de ordenaci¨®n del proceso hist¨®rico, sea espa?ol o universal, no es una mera preferencia accesoria, sino un elemento determinante de la propia Historia, entendida como proceso evolutivo de las sociedades humanas desplegadas siempre en el tiempo y sobre el espacio. No en vano, la categorizaci¨®n humana del tiempo, que es continuo e indistinto, exige la determinaci¨®n de fracciones cronol¨®gicas del mismo para comprender lo que de otro modo ser¨ªa una sucesi¨®n de eventos dispersos sin marcos de significado. Por eso la cronolog¨ªa, la medida humana del paso del tiempo seg¨²n ¨¦pocas y periodos hist¨®ricos sucesivos, es un componente b¨¢sico de la perspectiva hist¨®rica moderna y universal. Gracias a ella es posible ejercer la funci¨®n cr¨ªtica y formativa de ¡°la perspectiva del pensamiento hist¨®rico¡±, que permite apreciar los casos de anacronismo, ucronismo o flagrante adanismo presentista que florecen en las visiones sobre el pasado cuando falta conocimiento hist¨®rico consciente de la doble articulaci¨®n temporal y espacial del contexto explicativo de cada fen¨®meno o ¨¦poca hist¨®ricamente considerada.
En la misma l¨ªnea, derivada de esa falta de atenci¨®n a la periodizaci¨®n como norma de interpretaci¨®n racional, se plantea tambi¨¦n la m¨¢s lesiva de todas las inadecuaciones: el exceso de presentismo y de exclusiva atenci¨®n a la m¨¢s reciente etapa de la historia contempor¨¢nea en la determinaci¨®n del programa de ¡°saberes b¨¢sicos¡± que debiera configurar el ¨¢mbito tem¨¢tico-cronol¨®gico de una Historia de Espa?a. De hecho, en clara disparidad respecto a lo que ha sido norma habitual en la pr¨¢ctica educativa hasta ahora, la presencia de las etapas hist¨®ricas previas se reduce a alusiones fugaces a la sociedad estamental, al absolutismo, al Antiguo R¨¦gimen o a la modernizaci¨®n en las fases m¨¢s tard¨ªas de la Edad Moderna. Este sesgo presentista produce planteamientos explicativos lastrados por una corta visi¨®n sincr¨®nica de los procesos analizados, m¨¢s propios de una lectura sociol¨®gica o period¨ªstica inmediata, considerando casi siempre su ¨²ltima manifestaci¨®n temporal m¨¢s actual, desprovista de la visi¨®n diacr¨®nica que caracteriza la perspectiva hist¨®rica integrada. Un defecto serio que supone ver en el proceso su ¨²ltima foto fija y est¨¢tica del presente m¨¢s cercano a nosotros, omitiendo la pel¨ªcula din¨¢mica completa que permitir¨ªa entender ese final si tambi¨¦n se explica m¨ªnimamente su principio.
Como derivaci¨®n del sesgo presentista se explica igualmente la reducci¨®n de los contenidos hist¨®ricos de la asignatura en beneficio de otros contenidos m¨¢s propios de otras disciplinas como la Sociolog¨ªa, la Ciencia Pol¨ªtica o la Econom¨ªa. Este desplazamiento conceptual no est¨¢ declarado formalmente pero est¨¢ aplicado sistem¨¢ticamente, en abierta contradicci¨®n con la parte expositiva que sustenta la necesidad de dotar al estudiante de una s¨®lida ¡°formaci¨®n hist¨®rica¡± sin otras adjetivaciones. El deslizamiento desde perspectivas hist¨®ricas y diacr¨®nicas hacia miradas actuales de tenor casi period¨ªstico por su actualidad, es particularmente notable en el apartado de ¡°saberes b¨¢sicos¡±. Por eso mismo, en contraste con la pr¨¢ctica habitual de otros curr¨ªculos de la materia en d¨¦cadas precedentes, el texto apenas menciona contenidos de tipo hist¨®rico con cierto nivel de detalle. Y, sin embargo, dedica mucha atenci¨®n a otros aspectos m¨¢s discutibles y marginales para el objeto de la asignatura.
En resoluci¨®n, estas breves notas quisieran alertar al legislador sobre esos errores de perspectiva y contenido que dificultar¨ªan el cumplimiento de un objetivo crucial: ofrecer a los estudiantes de Historia de Espa?a una visi¨®n integrada, solvente y din¨¢mica de la evoluci¨®n hist¨®rica de nuestro pa¨ªs a lo largo del tiempo, aunque su eje nuclear siga siendo, como con anterioridad, esa ¨¦poca contempor¨¢nea que constituye la matriz de nuestro presente como sociedad democr¨¢tica avanzada, consolidada y solidaria. Y para cumplir tambi¨¦n ese papel esencial para la formaci¨®n de la ciudadan¨ªa cr¨ªtica y reflexiva que exige la vida en democracia, es preciso insistir en que esa materia deber¨ªa seguir teniendo el mismo peso horario que ha tenido hasta el presente y sin variaci¨®n, cosa tambi¨¦n puesta en duda con esta reforma poco meditada y consensuada.
Enrique Moradiellos es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Extremadura y miembro de la Academia de la Historia.
Puedes seguir EL PA?S EDUCACI?N en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.