Del pupitre al puesto de trabajo: as¨ª van alejando las matem¨¢ticas a las ni?as de mejores empleos
Una investigaci¨®n de EsadeEcPol analiza c¨®mo la segregaci¨®n de g¨¦nero en los estudios, que comienza en la educaci¨®n b¨¢sica, determina la brecha laboral y salarial que sufren las mujeres
La desigualdad que sufren las mujeres tiene ra¨ªces muy profundas. Un estudio publicado este martes por EsadeEcPol plantea un novedoso an¨¢lisis que toma como eje las matem¨¢ticas. La investigaci¨®n, como en un viaje, comienza en la ense?anza primaria, con el desapego que buena parte de las ni?as, en una proporci¨®n claramente superior a la de sus compa?eros, empiezan a manifestar hacia la asignatura. Prosigue por la educaci¨®...
La desigualdad que sufren las mujeres tiene ra¨ªces muy profundas. Un estudio publicado este martes por EsadeEcPol plantea un novedoso an¨¢lisis que toma como eje las matem¨¢ticas. La investigaci¨®n, como en un viaje, comienza en la ense?anza primaria, con el desapego que buena parte de las ni?as, en una proporci¨®n claramente superior a la de sus compa?eros, empiezan a manifestar hacia la asignatura. Prosigue por la educaci¨®n b¨¢sica, una etapa en que el sentimiento se ahonda y cristaliza en la elecci¨®n de ramas formativas postobligatorias que muy mayoritariamente evitan tanto la asignatura como sus derivadas, que el informe engloba en el acr¨®nimo anglosaj¨®n STEM: ciencia, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas. Y desemboca en el mercado laboral, donde las mujeres alcanzan una representaci¨®n muy baja en el conjunto de empleos vinculados a dichas disciplinas, apenas uno de cada cuatro, pese a que la brecha salarial respecto a los hombres y otros factores que lastran sus carreras profesionales, como las jornadas reducidas no deseadas, resultan significativamente inferiores en ese sector.
El informe, titulado Mujeres en STEM. Desde la educaci¨®n b¨¢sica hasta la carrera laboral, elaborado por Luc¨ªa Cobreros, Jorge Galindo y Teresa Raigada, cita m¨¢s de 70 investigaciones en torno al asunto publicadas en los ¨²ltimos a?os y presenta tambi¨¦n indicadores propios para mostrar las dimensiones del problema. Alumnos y alumnas muestran desde primaria un diferente rendimiento en matem¨¢ticas a favor de los primeros en las evaluaciones internacionales, tanto en Espa?a como en el promedio de la OCDE (en lectura son las chicas las que sacan ventaja a sus compa?eros, en mayor medida todav¨ªa). Los autores exponen que aquella diferencia ha sido explicada por los investigadores a lo largo del tiempo a trav¨¦s de dos teor¨ªas principales: la que lo atribuye a diferencias biol¨®gicas, y la que lo atribuye a diferencias socioculturales. El estudio de Esade asume la segunda postura que cuenta, asegura, con mayor ¡°apoyo cient¨ªfico¡±. Y, adem¨¢s de analizar los datos, propone cambios en la formaci¨®n del profesorado, los contenidos y la manera de explicarlos. La idea es contrarrestar los estereotipos de g¨¦nero a los que las alumnas se ven expuestas desde peque?as, tanto en su hogar como en la escuela, donde algunos de los docentes tienen ¡°sesgos¡± que los llevan a ¡°asociar caracter¨ªsticas masculinas con las ciencias y femeninas con ¨¢reas como las humanidades¡±.
Hasta los cinco a?os no existe diferencia en las ¡°expectativas de brillantez¡± entre chicas y chicos, seg¨²n estudios llevados a cabo en distintos pa¨ªses. A los seis, sin embargo, coincidiendo con el primer curso de educaci¨®n primaria, ¡°tanto los ni?os como las ni?as categorizan a los ni?os como las personas ¡®realmente inteligentes¡±, y comienzan a manifestar ¡°tanto de forma impl¨ªcita como expl¨ªcita que las matem¨¢ticas son ¡®cosa de chicos¡±. En la evaluaci¨®n internacional TIMSS, que eval¨²a a estudiantes de 10 a?os, las ni?as espa?olas obtienen 14,6 puntos menos que los ni?os, lo que convierte a Espa?a en el tercer pa¨ªs de la UE con mayor diferencia (por detr¨¢s de Chipre y Portugal). Vivir en pa¨ªses m¨¢s igualitarios parece contribuir a reducir la brecha, mientras que hacerlo en hogares donde los roles de g¨¦nero est¨¢n muy marcados los ampl¨ªa, seg¨²n las evidencias disponibles. Mientras que otro estudio sugiere que estudiar en clases con mayor porcentaje de alumnas podr¨ªa mejorar su rendimiento en las disciplinas STEM. Este trabajo, publicado en 2023, utiliz¨® datos de Grecia, donde el alumnado de secundaria es asignado aleatoriamente a las aulas, lo que puede dar lugar a desproporciones significativas de g¨¦nero.
Las ni?as experimentan m¨¢s ansiedad ante las matem¨¢ticas ¨Dun estudio lo detecta tan pronto como a los siete a?os¨D. Y solo en ellas, adem¨¢s, los nervios se relacionan con una bajada del rendimiento en la materia. A los 16 a?os, las chicas espa?olas obtienen 10,1 puntos menos en matem¨¢ticas en los ex¨¢menes del informe PISA (en lectura, las alumnas aventajan en 25,3 puntos a sus compa?eros). La diferencia, que est¨¢ en l¨ªnea con el promedio de la Uni¨®n Europea, se ha reducido en 6,4 puntos entre 2012 y 2022. Pero el malestar que la asignatura genera en las adolescentes se ha disparado en el mismo periodo; el porcentaje de chicas que afirman que se ponen nerviosas al resolver problemas matem¨¢ticos ha pasado del 11% al 21,3%.
Cinco investigaciones publicadas desde 2018 respaldan la impresi¨®n com¨²n de que lo que ni?as y ni?os dicen querer ser de mayores acaba teniendo influencia en lo que acaban siendo. Lo que hace m¨¢s importante contrarrestar los estereotipos de g¨¦nero que las rodean desde peque?as. Las chicas tienden a apoyar m¨¢s los valores comunitarios y menos los individuales, y expresan una ¡°preferencia relativamente m¨¢s alta¡± hacia ¡°la familia frente a la carrera¡± profesional. Y las adolescentes con una visi¨®n ¡°tradicional de la feminidad¡± y los ¡°roles de trabajo¡± tienen menos probabilidades de seguir de adultas ¡°carreras relacionadas con ciencias f¨ªsicas, matem¨¢ticas, ingenier¨ªa y tecnolog¨ªa¡±, seg¨²n una investigaci¨®n que sigui¨® durante a?os a las mismas personas en EE UU.
A los 15 a?os, solo el 1,3% de las adolescentes espa?olas de 15 a?os quieren dedicarse a las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n (frente al 10,3% de los chicos), y un 9,8% a la ingenier¨ªa, la f¨ªsica, la qu¨ªmica, las matem¨¢ticas o la biolog¨ªa (frente al 17,5% de los alumnos), seg¨²n el informe PISA. El 21,9% de las estudiantes quiere dedicarse, en cambio, a trabajos relacionados con la salud (frente al 8,7% de los chicos). Ello se materializa en el Bachillerato, donde en 2021 ellas representaban el 76% en la rama de artes, el 64% en humanidades, el 54% en ciencias sociales, y el 48% en ciencias. En la Selectividad, las alumnas se examinan menos de la mitad que sus compa?eros de F¨ªsica y Dibujo t¨¦cnico.
Uno de los elementos que, seg¨²n apuntan los autores del informe de Esade, contribuye a que las chicas se alejen m¨¢s de las matem¨¢ticas y del resto de las disciplinas asociadas a ellas que los chicos ser¨ªa la diferente tendencia a competir. Dos investigaciones citadas en el informe se?alan que ¡°el alumnado con una mayor propensi¨®n a la competici¨®n, independientemente de las calificaciones, tiene una mayor probabilidad de elegir una especializaci¨®n en matem¨¢ticas, siendo los chicos m¨¢s propensos a competir¡±. Cuando la habilidad en matem¨¢ticas no se mide en un momento concreto, por ejemplo en un ¨²nico examen, sino en todo el trabajo hecho a lo largo del curso, las diferencias de rendimiento se difuminan o incluso obtienen mejor resultados las chicas. De ah¨ª que uno de los trabajos concluya que ¡°ciertos resultados de ex¨¢menes de matem¨¢ticas podr¨ªan estar exagerando la ventaja de los hombres sobre las mujeres¡±.
La segregaci¨®n educativa m¨¢s radical en Espa?a se da en la FP, donde solo un 7% de las alumnas se grad¨²an en titulaciones en STEM, frente a un 52% de los estudiantes varones. En la universidad, las mujeres representan el 14% en inform¨¢tica, el 27% en las carreras de ciencias, el 37% en las de matem¨¢ticas y estad¨ªstica, el 73% en salud y servicios sociales, y el 78% en educaci¨®n. Pese a lo cual, la tasa de abandono en primer curso, uno de los indicadores sobre rendimiento universitario, es menor entre ellas en las carreras STEM ¨D8% frente a 13% en ingenier¨ªas, por ejemplo¨D.
Investigaciones citadas en el estudio de Esade sugieren que las mujeres presentan una ¡°mayor susceptibilidad a las se?ales de no pertenencia¡±, lo que las llevar¨ªa a evitar los entornos muy masculinizados. Entre las medidas que parecen tener un resultado positivo a la hora de alentar a las alumnas a decantarse por actividades STEM figura la de ponerlas en contacto con mujeres que trabajan en ellas, para que se lo expliquen de primera mano. ¡°Los resultados¡±, a?aden los investigadores de Esade, se?alando en una direcci¨®n parecida, ¡°sugieren que las intervenciones m¨¢s efectivas fueron las que trataron de mejorar la percepci¨®n de las carreras STEM sin enfatizar excesivamente la infrarrepresentaci¨®n de las mujeres¡±.
Todo lo anterior desemboca en que solo el 5,5% de las mujeres ocupan puestos de trabajo STEM, frente al 13% de los hombres, si bien la brecha es m¨¢s reducida entre la poblaci¨®n m¨¢s joven (en la franja de 16 a 29 a?os los porcentajes son del 9% y el 17% respectivamente). Y sucede a pesar de que las mujeres que trabajan en esa clase de empleos tienen mejores salarios que las que lo hacen en otros. Y, aunque tambi¨¦n cobran menos que sus compa?eros hombres, esa brecha es un tanto menor (el salario de los hombres es un 10% superior al de las mujeres en el caso de las profesionales y del 8% en el caso de las t¨¦cnicas, por debajo del promedio de las ocupaciones, situado en el 20%). La proporci¨®n de trabajadoras con contratos parciales es, en empleos STEM, del 7,6%, cuando en el resto de los empleos alcanza el 26,9%.
Las trayectorias educativas expuestas conducen a una realidad laboral en la que solo el 5,5% de las mujeres ocupan puestos de trabajo STEM (el 13% de los hombres). El informe de Esade, que utiliza un indicador propio basado en la explotaci¨®n de los microdatos de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, refleja un cambio general positivo. Solo el 3,7% de las mujeres de 45 a 64 a?os tienen un empleo del sector, pero el porcentaje aumenta al 7%, entre los 30 y los 44, y al 9,1% entre los 16 y los 29. En la primera de estas franjas, la proporci¨®n de hombres en puestos STEM triplica a las mujeres, mientras que en la cohorte de edad m¨¢s joven dicho factor se reduce a 1,84.
Los autores del estudio de Esade proponen una serie de medidas para abordar la situaci¨®n. Entre ellas: mejorar la formaci¨®n pedag¨®gica del profesorado y generalizar un enfoque de g¨¦nero a la hora de explicar las matem¨¢ticas y el resto de las materias STEM; incluir referentes femeninos en los materiales did¨¢cticos y llevar a las aulas a mujeres reales que trabajan en el sector (o a las alumnas a sus puestos de trabajo), y crear entornos laborales m¨¢s inclusivos. La falta de una cultura acogedora y la persistencia de estereotipos de g¨¦nero en las empresas figuran, junto a las dificultades para conciliar, seg¨²n varias investigaciones citadas en el informe, como las principales razones para la ¡°baja preferencia¡± de las mujeres a la hora de elegir ocupaciones cient¨ªfico-t¨¦cnicas.
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