A la caza de los copiones de nueva generaci¨®n: un profesor inventa un detector para pillar los pinganillos invisibles
Guillermo Pacheco, f¨ªsico y docente de tecnolog¨ªa en un IES de Madrid, ha ido perfeccionando su sistema de a?o en a?o
¡°Yo voy a demanda: ?oye, Guillermo, te puedes hacer una barrida?¡±. Guillermo es Guillermo Pacheco, f¨ªsico y profesor de tecnolog¨ªa en el IES Lope de Vega de Madrid. La demanda viene de sus compa?eros profesores del instituto. La barrida es la redada, como si fuera un esp¨ªa, que le encargan en las aulas cuando tienen sospechas de que alg¨²n alumno ha estado copiando y puede volver a hacerlo durante un examen. Pacheco tiene 55 a?os, este es su sexto a?o de profesor en el Lope de Vega, un centro con varias ense?anzas...
¡°Yo voy a demanda: ?oye, Guillermo, te puedes hacer una barrida?¡±. Guillermo es Guillermo Pacheco, f¨ªsico y profesor de tecnolog¨ªa en el IES Lope de Vega de Madrid. La demanda viene de sus compa?eros profesores del instituto. La barrida es la redada, como si fuera un esp¨ªa, que le encargan en las aulas cuando tienen sospechas de que alg¨²n alumno ha estado copiando y puede volver a hacerlo durante un examen. Pacheco tiene 55 a?os, este es su sexto a?o de profesor en el Lope de Vega, un centro con varias ense?anzas (ESO, bachillerato, distancia, ciclos y hasta educaci¨®n para mayores) y 1.866 alumnos. Ante los nuevos m¨¦todos tecnol¨®gicos que se est¨¢n ideando para copiar (hay pinganillos sin auriculares del tama?o de una u?a e imanes m¨¢s peque?os que medio grano de arroz que funcionan como pinganillo), ide¨® y construy¨® con sus propias manos un sistema electr¨®nico para detectarlos, que ha ido perfeccionando de a?o en a?o. Es un poco lo que hacen los m¨¦dicos cuando, en la carrera con los deportistas que usan sustancias dopantes cada vez m¨¢s invisibles, tienen que adelantarse ideando m¨¦todos que las detecten. Ahora, dice Pacheco, algunos compa?eros de otros institutos le piden por encargo ¡°el cacharrito ese¡±.
Es martes por la ma?ana y antes de sacar de la mochila todos los artilugios para ense?¨¢rselos al fot¨®grafo, matiza esto: ¡°Si los pillamos en los ex¨¢menes finales es una faena¡ siempre es mejor a lo largo del curso porque ah¨ª tienen la posibilidad de redimirse. De eso se trata, no queremos ir a fastidiar a nadie, incluso los intentamos proteger de ellos mismos¡±. En su instituto la barrida pill¨® a alumnos que estaban copiando con este m¨¦todo en cuatro ocasiones (a trav¨¦s del m¨®vil, varias veces al a?o): la primera, en un examen de f¨ªsica hace cinco a?os; la segunda, hace tres en un examen de filosof¨ªa, la tercera tambi¨¦n hace tres, en un examen del que no recuerda la asignatura, y la ¨²ltima, hace tres semanas en un examen de historia. Matiza que el hecho de que solo haya pillado a cuatro no significa que no haya habido m¨¢s. ¡°Tiene que haber m¨¢s seguro. Me han avisado compa?eros de al menos otros dos institutos en los que pas¨® lo mismo¡ Con decir que hay una tienda f¨ªsica en Madrid dedicada a esto, lo digo todo¡¡±.
?C¨®mo copian? ¡°Usan dos tipos de pinganillos, invisibles a los ojos de los profesores. Uno tiene el tama?o de una u?a [y la forma de un tap¨®n para dormir, pero m¨¢s r¨ªgido y mucho m¨¢s peque?o] con bater¨ªa incorporada para amplificar el sonido. El otro es un im¨¢n peque?¨ªsimo [la mitad de un grano de arroz] que se colocan en el t¨ªmpano [y que luego se sacan con un tubito imantado]. Para que esos pinganillos, que son inal¨¢mbricos, reciban el tema a copiar, tiene que haber un amplificador que lo transmita en baja frecuencia. Cuando el im¨¢n recibe esa onda, vibra y hace que el t¨ªmpano funcione de altavoz¡±, explica. Y a?ade: ¡°Los m¨¢s antiguos est¨¢n conectados a un collar inductor con cable que recibe el audio [el tema a copiar grabado], bien de un m¨®vil o bien de un mp3. Todo va por un conector minijack: basta con pulsar un bot¨®n y en vez de pasar una canci¨®n, pasas la lecci¨®n que necesitas copiar. Para adelante y para atr¨¢s¡±.
Pacheco explica que ahora ya no tienen ni por qu¨¦ llevar un collar con un amplificador en el cuello, los nuevos inductores pueden emitir las ondas por las que llega el contenido que se quiere copiar, a trav¨¦s de un GSM colocado en un boli, en el reloj, en una calculadora o incluso en las gafas. Pulsas un bot¨®n y cambias de lecci¨®n: si lo haces con una calculadora o un boli es mucho menos llamativo que pulsar un bot¨®n de un aparatito que lleves en el cuello. Esas tarjetas GSM pueden recibir una llamada de m¨®vil de un c¨®mplice que est¨¦ dictando bien desde casa, bien desde otra aula. Al ser emisiones de baja frecuencia, son indetectables para un detector de m¨®vil. Si hace cinco a?os, cuenta Pacheco, el precio por el pinganillo y el transmisor era de 80 euros, ahora los hay mucho m¨¢s baratos porque hay mucha m¨¢s competencia.
Estos m¨¦todos para copiar los descubri¨® Pacheco hace cinco a?os, cuando un compa?ero suyo profesor de f¨ªsica le dijo que sospechaba que uno de sus alumnos estaba copiando. Oyeron hablar a los alumnos de pinganillos. Pusieron en internet: formas de copiar. Y se abri¨® la caja de pandora. ¡°Vimos que lo del pinganillo pod¨ªa ser el m¨¦todo y nos pusimos a estudiar en qu¨¦ consiste exactamente, si era algo que fuera bluetooth. Nos dimos cuenta de que era una comunicaci¨®n por inducci¨®n en un im¨¢n que se pon¨ªan en el o¨ªdo. Lo que hice fue experimentar con alg¨²n circuito para detectarlo. Nos pusimos nosotros una especie de bobina-pulsera [atada al codo y escondida debajo de la camisa] que funcionara de inductor de ondas, pero a la inversa: si pasaba a 30 cent¨ªmetros del alumno con mi aparato, este emit¨ªa a mis auriculares el dictado que estaba copiando el alumno¡±. As¨ª es como pill¨® a alumnos y alumnas. ¡°Acabo de detectar la frecuencia, s¨¦ que est¨¢s copiando, qu¨ªtate el pinganillo¡±, cuenta que les dijo.
¡°Han admitido que estaban copiando¡±
¡°Se podr¨ªan enrocar, pero no lo han hecho, han admitido siempre que estaban copiando¡±, relata. Y a?ade: ¡°El primer aparato lo ten¨ªa atado al brazo, escondido. Hemos ido mejorando con los a?os la distancia a la que detecta las ondas. Al principio ten¨ªas que acercarte a unos 30 cent¨ªmetros del cuerpo, ahora hemos conseguido m¨¢s sensibilidad, hasta a tres metros¡±.
El primer aparato que construy¨® le llev¨® unos d¨ªas, y lo hizo en sus ratos libres, adem¨¢s. ¡°Con respecto a hace cinco a?os, ahora hay 50.000 formas de hacer lo que hacen; la com¨²n a todas es que desde el transmisor al o¨ªdo tiene que ser a baja frecuencia y as¨ª es como lo pillas con el aparato que ide¨¦. Al principio cost¨®, es como todo: ?Qu¨¦ cuesta m¨¢s: poner un tornillo o saber qu¨¦ tornillo poner? Una vez que sabes las cosas, lo haces en una tarde¡±.
Incide en que no cree que estos m¨¦todos se vayan a generalizar. ¡°Pero hay que estar alerta. Nos hab¨ªamos confiado y nos hemos dado cuenta de que es posible que nos la hayan colado en m¨¢s de una ocasi¨®n. Es entendible porque todo evoluciona, aunque tengo la sensaci¨®n de que no se va a desmadrar. Adem¨¢s, aunque vengan con mejores sistemas, van a tardar en adelantarnos, porque no saben en qu¨¦ punto estamos. El objetivo es que no se desmadre y que vean que se les puede pillar, porque claro, combatir contra una empresa electr¨®nica es imposible tanto en medios como en tiempo: los profesores no damos abasto¡±. Y concluye con una reflexi¨®n: ¡°Desde la ense?anza p¨²blica estamos haciendo bien las cosas, me he decidido a contar esto como medida de prevenci¨®n y disuasi¨®n: es para evitar que los chavales pasen por situaciones desagradables¡±.
Puedes seguir EL PA?S Educaci¨®n en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.