La carrera ol¨ªmpica contra el dopaje
Durante a?os, las agencias antidopaje del deporte organizado han estado compitiendo para ir por delante de los atletas que se sienten tentados a hacer trampas. Al ir haci¨¦ndose m¨¢s dif¨ªcil detectar las drogas que mejoran el rendimiento y al convertirse en realidad la amenaza de los competidores gen¨¦ticamente modificados, ?c¨®mo van a poder dar la talla los buenos de la pel¨ªcula?
Para espectadores y competidores, los Juegos Ol¨ªmpicos se suelen identificar con el lugar en el que se celebran. Pero al hacerse end¨¦mico el uso de drogas que mejoran los resultados, los cient¨ªficos tienden a llamar de otra forma a los Juegos. Para ellos, los Juegos de Atlanta (1996) fueron las Olimpiadas de los Esteroides, y Sidney (2000) fue la Olimpiada EPO. Atenas ha recibido el mote de la Olimpiada de las Hormonas de Crecimiento.
Los Juegos de Atlanta fueron los de los esteroides; los de Sidney, los de la EPO, y los de Atenas pueden ser los de la hormona del crecimiento
Antes de que se extendiera el uso de las hormonas del crecimiento, una de las m¨¢s complicadas de descubrir era la EPO, que aumenta un 20% la potencia
Las agencias antidopaje est¨¢n captando a algunos de los mejores bi¨®logos celulares del mundo para perfeccionar al m¨¢ximo las t¨¦cnicas de detecci¨®n
"La idea de utilizar terapia gen¨¦tica para mejorar el rendimiento los atletas lleva discuti¨¦ndose alg¨²n tiempo, pero probablemente no lo veamos hasta Pek¨ªn"
En los Juegos de este a?o, en Grecia, como en muchos otros anteriores, habr¨¢ otra carrera entre bastidores, la carrera para detectar trampas. Al ir haci¨¦ndose m¨¢s dif¨ªcil superar los l¨ªmites cada vez m¨¢s altos de velocidad y resistencia, se complica tambi¨¦n el reto para los cient¨ªficos y organizadores para llevar la delantera en el juego del dopaje.
Antes era f¨¢cil detectar a los que tomaban drogas -levantadores de peso con mand¨ªbulas de Neanderthal, lanzadoras de peso a las que les azuleaba la barba- y relativamente f¨¢cil detectar el producto qu¨ªmico que les daba este aspecto. Pero las drogas de hoy, y sus manifestaciones f¨ªsicas, son mucho m¨¢s sutiles y, por tanto, m¨¢s dif¨ªciles de tratar.
Un esteroide secreto
Estas ¨²ltimas saltaron a los titulares el mes pasado cuando Marion Jones -la velocista y saltadora de distancia estadounidense que gan¨® cinco medallas en Sidney, entre las que hab¨ªa tres de oro- se convirti¨® en el sujeto de una investigaci¨®n de THG. La tetrahidrogestrinona es un esteroide al que han modificado la estructura qu¨ªmica para evitar su detecci¨®n con los an¨¢lisis est¨¢ndar. El a?o pasado, un entrenador desencantado dio un chivatazo a las autoridades acerca de este "esteroide secreto" y les entreg¨® una muestra en una jeringuilla usada. La muestra pas¨® repetidos an¨¢lisis moleculares hasta que fue identificada y se pudo crear una nueva prueba de detecci¨®n.
Jones, que niega vehementemente haber utilizado el esteroide, no ha fallado en ninguna de las pruebas de control de dopaje en toda su carrera atl¨¦tica. Tampoco su marido, Tim Montgomery, que ostenta el r¨¦cord de los 100 metros, y que est¨¢ siendo investigado desde junio por supuesto uso de THG, hormona del crecimiento, y EPO, o eritropoyetina. Pero puede ser que algo se les haya escapado. En ausencia de pruebas qu¨ªmicas en el momento de la competici¨®n, se est¨¢n reuniendo pruebas circunstanciales para determinar la validez de las cinco medallas de Jones. Los futuros competidores no podr¨¢n utilizar este compuesto qu¨ªmico sin ser descubiertos.
Pero incluso el THG es material rudimentario si se compara con las sustancias que est¨¢n desarrollando los cl¨ªnicos y de las que los atletas est¨¢n haciendo pruebas de carretera. "Lo que diferencia a las drogas para mejorar el rendimiento m¨¢s recientes de sus predecesoras es que est¨¢n derivadas de sustancias end¨®genas, o dise?adas para imitarlas muy de cerca, por lo que pueden ser mucho m¨¢s dif¨ªciles de detectar", dice el catedr¨¢tico David Cowan, director del Centro de Control de Drogas en el King's College de Londres.
Richard Holt, de la Universidad de Southampton, profesor de endocrinolog¨ªa y metabolismo, dirige el componente brit¨¢nico de un proyecto de cinco naciones que analizan miles de muestras de hormona del crecimiento. La finalidad del proyecto, que lleva funcionando ocho a?os, es establecer qu¨¦ nivel de hormona del crecimiento cabe esperar en casos individuales. El tama?o del proyecto -denominado GH 2004- indica la escala de una batalla en la que los tramposos utilizan m¨¦todos cada vez m¨¢s sutiles. Los equipos de investigaci¨®n ten¨ªan la esperanza de tener lista una prueba de la hormona del crecimiento para los Juegos Ol¨ªmpicos de 2000, pero est¨¢n empezando a divisar la l¨ªnea de meta para los Juegos de este a?o.
"Tenemos bastante confianza en que habr¨¢ una prueba lista para Atenas", dice Cowan. "Pero incluso si no lo estuviera, la sangre de los competidores se guardar¨ªa en bancos para ser analizada m¨¢s tarde". Su confianza nace de 25 a?os en el ¨²nico centro de prueba de drogas del Reino Unido acreditado por el Comit¨¦ Ol¨ªmpico. En ese tiempo ha visto pelear y ganar batallas sobre el uso de drogas naturales para el rendimiento.
El caso de la EPO
Antes de que se extendiera el uso de las hormonas del crecimiento, una de las m¨¢s complicadas de descubrir era la EPO, que es un compuesto producido por el ri?¨®n que incrementa el n¨²mero de gl¨®bulos rojos, aumentando el ox¨ªgeno que llega a los m¨²sculos e incrementando su potencia aproximadamente en un 20%. Tras un trabajo forense intensivo se logr¨® una prueba de detecci¨®n de EPO justamente a tiempo para Sidney 2000. Los controladores pensaban que hab¨ªan detenido su uso, pero hay expertos en el tema que dicen que algunos atletas y sus cuidadores han encontrado formas de ocultar la EPO calculando bien el tiempo y con m¨¦todos naturales que lo enmascaran.
Los atletas, conscientes de que los cient¨ªficos les siguen la pista, est¨¢n buscando otros potenciadores naturales. No es f¨¢cil conseguir que los atletas hablen de sustancias que actualmente est¨¢n cambiando de manos. Pero los culturistas, sujetos a menos normas, s¨ª hablar¨¢n. "La hormona del crecimiento es genial porque la gente la ve como un anabolizante, pero m¨¢s natural que los esteroides", dice Sheru Harmet Angrish, que fue m¨ªster Asia y m¨ªster Londres y que ahora compite para m¨ªster Universo. "Pero la combinan con insulina, y eso es peligroso".
La muerte, en abril, de Louise Nuttall-Halliwell, candidata a miss Universo, por una sobredosis de insulina da testimonio de esto. Lo que la escocesa y otros han intentado conseguir, cree Angrish, es desencadenar la producci¨®n del factor de crecimiento semejante a la insulina, o IGF-1. Parece que la qu¨ªmica para aficionados y los cotilleos sobre terapia gen¨¦tica entraron en fatal contacto en su caso.
Libres para experimentar siempre que no usen diur¨¦ticos o esteroides antes de la competici¨®n, muchos culturistas tratan sus cuerpos como si fueran laboratorios andantes. Son los conejillos de Indias que los atletas siguen a veces, como en el caso de la insulina. "Prueban todo tipo de cosas, incluso si les lleva un a?o o dos dar con la f¨®rmula correcta", dice Angrish. "Pero no hablan mucho de ello".
A pesar de no ser un t¨¦rmino del vocabulario del licenciado medio en biolog¨ªa, el IGF-1 se est¨¢ convirtiendo con rapidez en el tema de conversaci¨®n en los vestuarios. Provocado por los mismos genes que liberan la hormona del crecimiento humana, es un compuesto que potencia el crecimiento y reparaci¨®n de los m¨²sculos. El IGF-1 estuvo por primera vez en el centro de atenci¨®n del atletismo en Sidney. Se encontr¨® en posesi¨®n de una nadadora china que hab¨ªa surgido de la nada para zambullirse repentinamente en la liga de las medallas. A lo mejor hab¨ªa o¨ªdo hablar del poderoso rat¨®n de Pensilvania.
Cuando los cient¨ªficos de la Universidad de Pensilvania inyectaron a ratones con el gen IGF-1 y les obligaron a hacer ejercicio en escaleras, los flacos roedores empezaron a ganar volumen al ir desarroll¨¢ndose su musculatura m¨¢s all¨¢ de su norma biol¨®gica. Cuando se ejercitan duramente los m¨²sculos, se producen desgarros microsc¨®picos. Esto provoca la producci¨®n de IGF-1 en el h¨ªgado, que env¨ªa una prote¨ªna para reparar el da?o, construyendo m¨²sculo a la vez. Iny¨¦ctalo y el gen har¨¢ el trabajo sin que los m¨²sculos tengan que hacerlo. Parec¨ªa que aqu¨ª hab¨ªa un agente secreto que pod¨ªa aportar fuerza y potencia sin tener que realizar trabajo tedioso con pesas. Y era tan natural como el agua.
Pero el exceso de IGF-1 puede inducir la divisi¨®n de las c¨¦lulas cancerosas y elevar la producci¨®n de insulina, cosa que, como sucedi¨® en el caso de Nuttall-Halliwell, puede ser fatal. En el Royal Free Hospital de Londres, el profesor Geoffrey Goldspink ha estado trabajando en la producci¨®n de un factor de crecimiento con una finalidad m¨¢s concreta. Ensamblando el gen IGF-1 ha clonado una variante que est¨¢ m¨¢s localizada en los m¨²sculos.
El Factor Mecano
?sta tiene propiedades a¨²n m¨¢s din¨¢micas. El Factor de Crecimiento Mecano (MGF, siglas en ingl¨¦s) es producido naturalmente por el m¨²sculo cuando ¨¦ste se ejercita. Activa las c¨¦lulas madre, que crean n¨²cleos nuevos para el crecimiento de nuevas fibras musculares. En principio, los deportistas cuya disciplina exija una fortaleza adicional en grupos espec¨ªficos de m¨²sculos pueden obtenerla inyect¨¢ndose MGF y evitando las complicaciones sist¨¦micas de la hormona del crecimiento o IGF-1.
"La MGF es producida por los m¨²sculos y una de sus propiedades m¨¢s sorprendentes es que se queda all¨ª", dice Goldspink. "Dado que tiene un efecto similar al de la hormona del crecimiento, pero sin sus riesgos, los deportistas la contemplan como una forma de eliminar ese paso". Cuando se inyecta a ratones j¨®venes, ¨¦stos aumentan el tama?o y la fortaleza de sus m¨²sculos en un 35% en dos semanas, dejando en la sombra a los roedores de Pensilvania. Y esto sin que los ratones tengan que subir escaleras, y mucho menos levantar hierro.
"Naturalmente, los m¨²sculos humanos son mucho m¨¢s grandes que los de los roedores, y un m¨²sculo inusualmente poderoso necesitar¨ªa un tejido conectivo muy fuerte y un mayor suministro nervioso", dice Goldspink. "Pero parece que el MGF potencia tambi¨¦n eso".
Las pruebas en humanos est¨¢n a¨²n lejos. Pero eso no impedir¨¢ experimentar a los atletas con m¨¢s ambici¨®n que talento. Goldspink tiene un par de solicitudes de MGF a la semana. "S¨®lo est¨¢ disponible para investigaci¨®n y, afortunadamente, puedo decir que est¨¢ patentado por UCL y el Royal Free, as¨ª que yo no puedo suministrarlo". Los intentos de otros de clonar el MGF han fracasado por el momento. "Es un proceso dif¨ªcil porque el gen est¨¢ ensamblado. Llevamos la delantera".
Para que las cosas sigan as¨ª, la Autoridad Mundial Anti-Dopaje (WADA) y la Agencia Estadounidense Anti-Dopaje (USADA) est¨¢n captando a algunos de los mejores bi¨®logos celulares del mundo. Goldspink ha recibido financiaci¨®n para desarrollar una prueba de detecci¨®n, uni¨¦ndose a una comunidad de miles de cient¨ªficos, t¨¦cnicos de laboratorio y chaperones que trabajan en la detecci¨®n de drogas en el deporte.
Pero no solamente los deportistas y los controladores de drogas est¨¢n interesados en el trabajo de Goldspink. La gente con enfermedades que desgastan los m¨²sculos podr¨ªan inyectarse MGF en los m¨²sculos que fallan, lo que podr¨ªa liberarlos de la necesidad de utilizar sillas de ruedas u operaciones que insertan varillas de acero en sus cuerpos. En ¨²ltimo t¨¦rmino, el gen MGF podr¨ªa ser introducido para fortalecer todos los m¨²sculos.
"Tambi¨¦n podr¨ªa usarse en la enfermedad de las neuronas motoras, que no tiene tratamiento", dice Goldspink. "Estos factores de crecimiento constituyen un gran avance m¨¦dico". Estos avances no se pueden mantener en secreto. Como dice Goldspink: "No podemos detener el progreso de la medicina o retener la informaci¨®n. Su mala utilizaci¨®n en el deporte es un subproducto inevitable".
La malversaci¨®n est¨¢ bien documentada. Los esteroides se desarrollaron para tratar las enfermedades que debilitan los huesos, la hormona del crecimiento para la resistencia a la insulina y los problemas de pituitaria, la EPO para enfermedades del ri?¨®n y la anemia, y la insulina para la diabetes. As¨ª, mientras los cient¨ªficos fuerzan el paso en el terreno en constante movimiento de la terapia gen¨¦tica, los atletas escudri?an las revistas m¨¦dicas y captan a cl¨ªnicos corruptos para tomar la delantera.
"La idea de utilizar la terapia gen¨¦tica para manipular el rendimiento de los atletas lleva discuti¨¦ndose alg¨²n tiempo. Algunos pensaron que se utilizar¨ªa en Atenas", dice Bruce Lynn, un fisi¨®logo del University College de Londres. "Probablemente no lo veamos utilizado hasta Pek¨ªn
[los Juegos Ol¨ªmpicos de 2008], como muy pronto. Pero con los avances en terapia gen¨¦tica leg¨ªtima, habr¨ªa que tener mucho valor para excluir la posibilidad de experimentaci¨®n en los atletas en los pr¨®ximos cinco a?os".
El caso chino
La historia de China, de dopaje promocionado por el Estado, ha alimentado las sospechas de que Pek¨ªn 2008 se convertir¨¢ en los Juegos de la Ingenier¨ªa Gen¨¦tica. El asombroso rendimiento de los atletas adolescentes en los ¨²ltimos juegos nacionales chinos han llevado a los cient¨ªficos a especular, extraoficialmente, que esto ya est¨¢ sucediendo.
?C¨®mo se realizar¨ªa la ingenier¨ªa gen¨¦tica de los atletas? Hay dos m¨¦todos principales, dice Lynn. Uno de ellos consiste en tomar una muestra de sangre y retirar, modificar gen¨¦ticamente y reemplazar los gl¨®bulos blancos. El otro es inyectar directamente en los m¨²sculos el ADN modificado. En ambos casos, los nuevos genes se insertar¨ªan primero en un virus debilitado. Los virus viajan eficazmente por todo el cuerpo, as¨ª que podr¨ªan servir de taxi al material gen¨¦tico hasta su meta biol¨®gica. Una vez en el torrente sangu¨ªneo o en el tejido muscular, los genes seguir¨ªan produciendo las prote¨ªnas activas que afectan al rendimiento.
"De una forma u otra hay potencial para una enorme distorsi¨®n del rendimiento deportivo. Si bien la informaci¨®n procedente de la ciencia gen¨¦tica conducir¨¢ indudablemente a un mejor tratamiento de las enfermedades, tambi¨¦n ofrecer¨¢ una caja de Pandora a la industria del deporte".
El fantasma de la manipulaci¨®n gen¨¦tica hace que parezca inocua la utilizaci¨®n actual de drogas del rendimiento inyectables o por v¨ªa oral. En el nuevo panorama, en lugar de inyectarse EPO varias veces a la semana, los atletas podr¨ªan insertarse un gen EPO. Las empresas de biotecnolog¨ªa que buscan tratamientos gen¨¦ticos para las enfermedades del ri?¨®n y la anemia ya est¨¢n realizando experimentos con animales. Uno de los retos consiste en encontrar la forma de desactivar el gen. Con la EPO, si el gen siguiera vivo, la sobreproducci¨®n de gl¨®bulos rojos espesar¨ªa la sangre, lo que causar¨ªa problemas circulatorios mortales en potencia. Pero en principio se podr¨ªa utilizar un medicamento para desactivar el gen. Esto sigue siendo especulaci¨®n, pero los controladores saben que el genio de los genes est¨¢ fuera de la l¨¢mpara. Junto a sus m¨¢s de 120 sustancias prohibidas, WADA ha a?adido ahora "el dopaje gen¨¦tico".
El ingenio cient¨ªfico y las nuevas tecnolog¨ªas, como la espectrometr¨ªa de masas de alta resoluci¨®n -una t¨¦cnica para "obtener la huella dactilar" de las sustancias-, ha permitido a los cient¨ªficos mantener la delantera. Pero la detecci¨®n del dopaje gen¨¦tico les presenta el m¨¢s grande de los desaf¨ªos: ?C¨®mo se demuestra que los genes de alguien no son los que le corresponden por derecho de nacimiento?
Hay varias opciones te¨®ricas, dice Lynn. "Una de ellas es tomar muestras de sangre de los atletas j¨®venes antes de que entren en competiciones nacionales y almacenarla para que se pueda comparar su perfil de ADN con una muestra tomada a?os m¨¢s tarde. Aunque muy sutiles, habr¨ªa diferencias en los patrones ADN de muchas c¨¦lulas si se hubieran insertado genes adicionales. Otro signo revelador ser¨ªa hallar indicios del virus utilizado para insertar el gen. Un virus que ha sido modificado contendr¨¢, en teor¨ªa, peque?os trozos de ADN que nunca se encontrar¨ªan en virus silvestres, sin modificar".
Genes marcadores
Estos cambios min¨²sculos pueden detectarse con una t¨¦cnica denominada reacci¨®n en cadena de polimerasa. Otra posibilidad es introducir genes marcadores en la mezcla medicinal para que se puedan detectar con facilidad. De forma m¨¢s radical, se podr¨ªa tomar una muestra de tejido muscular para su an¨¢lisis. Sea cual fuere el m¨¦todo que resulte mejor, seguir¨¢ habiendo enormes problemas: el tiempo y los recursos que requiere este trabajo, la necesidad de obtener la autorizaci¨®n de los atletas para hacer pruebas invasoras y las implicaciones ¨¦ticas.
?Est¨¢n realmente los competidores y los entrenadores prepar¨¢ndose para reparar gen¨¦ticamente la desigualdad atl¨¦tica? Hugh Montgomery, doctor del University College de Londres, no est¨¢ convencido de que se vaya a aplicar el dopaje gen¨¦tico en Pek¨ªn. "Yo creo que estamos muy lejos de una aut¨¦ntica manipulaci¨®n gen¨¦tica en el deporte porque, t¨¦cnicamente, no es f¨¢cil regular la forma en que se manifiestan en el cuerpo los genes transferidos. La perspectiva de utilizar grandes cantidades de virus para transportar los genes suscita tambi¨¦n cuestiones complejas. Ser¨ªa complicado y caro y casi imposible de mantener en secreto. Y a¨²n no sabemos si lo podemos utilizar con seguridad para influir en el crecimiento y el funcionamiento de los m¨²sculos en personas sanas".
"Los atletas corren terribles riesgos para su salud porque realmente no pueden saber qu¨¦ est¨¢n haciendo", dice Goldspink. "Dos o tres atletas j¨®venes han muerto de c¨¢ncer, y es posible que fuera a consecuencia de un mal uso del IGF-1. Un conejo de Indias humano, en las primeras pruebas del IGF-1, muri¨® despu¨¦s de que el virus utilizado para transportar los genes escapase al control".
? The Daily Telegraph.
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