Sama de Langreo da un emotivo adios a la ¨²ltima v¨ªctima de ETA
Los llantos, los silencios y los aplausos marcaron el funeral por Juan Carlos Beiro en la peque?a localidad asturiana
Tras un emotivo funeral en la parroquia de Sama de Langreo, s¨®lo roto por los los llantos de la madre de Juan Carlos Beiro, miles de personas han despedido a las puertas del templo los restos mortales del guardia civil asesinado ayer por ETA y natural de esta localidad asturiana.
La iglesia parroquial de Santiago Ap¨®stol se qued¨® peque?a esta tarde y varios miles de personas -8.000, seg¨²n la Polic¨ªa Local- se congregaron en el exterior del templo, en el que se dieron cita el presidente del Principado, Vicente Alvarez Areces; el ministro del Interior, Angel Acebes; el secretario general del PP y ministro de Administraciones P¨²blicas, Javier Arenas; el secretario general del PSOE, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, y el coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares.
El funeral, que se inici¨® minutos antes de las seis de la tarde, fue oficiado por el arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, quien destac¨® en su homil¨ªa el "grito un¨¢nime" por la eliminaci¨®n del terror. "Desde este lugar de Asturias surge hoy un grito un¨¢nime a favor de la eliminaci¨®n de todo m¨¦todo de terror y pedimos a ETA que desista en sus acciones criminales contra la vida y la libertad", ha dicho el prelado.
Tras la ceremonia, el f¨¦retro fue introducido en el coche f¨²nebre por agentes de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, a trav¨¦s de un pasillo formado por una treintena de guardias, que cantaron el himno de la Benem¨¦rita en un ambiente de intensa emoci¨®n.
Tambi¨¦n estuvieron presentes en el funeral el director general de la Guardia Civil, Santiago L¨®pez Valdivielso; el secretario de Estado para la Seguridad, Ignacio Astarloa; el director general de la Polic¨ªa, Agust¨ªn D¨ªaz de Mera, y la delegada del Gobierno en Asturias, Mercedes Fern¨¢ndez, junto a otras autoridades.
Al finalizar la ceremonia, Aznar entreg¨® la bandera de Espa?a y el tricornio colocados sobre el f¨¦retro a la esposa del guardia asesinado, que los mantuvo abrazados sobre su pecho hasta abandonar el templo. Sobre las escaleras de la iglesia, el presidente del Gobierno y el resto de las autoridades permanecieron unos cinco minutos en silencio antes de que el coche con el f¨¦retro se pusiera en marcha con destino al tanatorio de Cabue?es, en Gij¨®n, donde los restos mortales del guardia asesinado fueron incinerados en una ceremonia ¨ªntima.
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