"Esa ni?a est¨¢ en mi cabeza..."
Zapatero se impone a Rajoy, incapaz de ir m¨¢s all¨¢ de su discurso catastrofista
Cada vez que Rajoy perd¨ªa el hilo del debate corr¨ªa a refugiarse en su tema preferido, ETA, pensando que Zapatero no lo perseguir¨ªa hasta all¨ª. Pero cuando, inesperadamente, Zapatero recogi¨® el guante, lo mir¨® a los ojos con un gesto muy parecido al odio y le record¨® que durante la presente legislatura han sido asesinadas cuatro personas por 238 durante el ¨²ltimo Gobierno de Aznar, entonces Rajoy, visiblemente molesto, se quej¨®:
-No cre¨ªa yo que usted iba a utilizar a los muertos...
-No, es usted el que utiliza a las v¨ªctimas para acusarme a m¨ª de agredirlas.
Y entonces Olga Viza dio paso a la publicidad.
El efecto fue muy parecido al que se experimenta en un partido de f¨²tbol cuando uno de los dos equipos marca un gol un segundo antes del descanso. Jarro de agua fr¨ªa en el equipo goleado. Euforia en el goleador. La sorpresa no se la llev¨® s¨®lo Rajoy. Tambi¨¦n las huestes de Zapatero se quedaron perplejas ante la reacci¨®n furibunda del presidente del Gobierno, que abandon¨® su predicado buen talante para exigirle a Rajoy que pidiera perd¨®n all¨ª mismo por la participaci¨®n del Gobierno de Aznar en la guerra de Irak y tambi¨¦n por alentar la teor¨ªa de la conspiraci¨®n en torno al 11-M. Para entonces, el debate -que hab¨ªa empezado con la propuesta de Zapatero de mirar al futuro- era ya una refriega. Olga Viza permiti¨® que el duelo tuviera momentos vibrantes, con continuas interrupciones, con la c¨¢mara viajando de un candidato a otro de una forma muy eficaz, sin el almid¨®n del primer encuentro.
Zapatero lleg¨® con la lecci¨®n muy bien aprendida. Utiliz¨® los tres primeros cuartos de hora para lanzar m¨¢s de 30 propuestas, mientras Rajoy se escudaba en las tres muletillas del primer debate. La econom¨ªa espa?ola va muy mal. No caben tantos inmigrantes. Usted ha negociado con ETA... Zapatero quiso pillar en falta a Rajoy cuando anunci¨®, con gesto solemne:
-Quiero asumir un compromiso. Sea cual sea el resultado del d¨ªa 9, el PSOE apoyar¨¢ al Gobierno de Espa?a en la lucha antiterrorista. Sin condiciones. Me gustar¨ªa o¨ªrle decir lo mismo, se?or Rajoy.
-No se preocupe...
Pero cuando le toc¨® el turno al candidato del PP, su respuesta fue:
-Sea cual sea el resultado electoral, apoyar¨¦ al Gobierno si quiere luchar contra el terrorismo. Pero no apoyar¨¦ una negociaci¨®n con los terroristas...
La primera impresi¨®n es que Rajoy no s¨®lo no acort¨® distancias, sino que se sinti¨® acorralado por un Zapatero con los deberes hechos. El primer golpe de efecto del presidente fue colocar en la mesa un libro blanco lleno de estad¨ªsticas para que nadie lo acusara -como en el primer debate- de maquillar los datos. La decisi¨®n de Olga Viza de no intervenir en el juego consigui¨® que el espect¨¢culo luciera. Todo apunta a que el electorado -rescatado de su aparente apat¨ªa por la irrupci¨®n de los debates- encontr¨® anoche m¨¢s motivos para llenar las urnas de papeletas. Y ¨¦ste, como todo el mundo sabe gracias al desliz de Elorriaga, es un mal dato para Rajoy.
El debate estaba a punto de terminar. Zapatero repiti¨® sus "buenas noches y buena suerte". ?Hablar¨ªa Rajoy de su ni?a? Habl¨®. Dijo:
-Esa ni?a est¨¢ en mi cabeza...
La noche abandonaba as¨ª los parajes de la pol¨ªtica para adentrarse en los siempre inquietantes de la parapsicolog¨ªa.
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