El Big Ben cumple 150 a?os
Desde hoy y hasta el 7 de septiembre Londres celebrar¨¢ el cumplea?os de uno de sus s¨ªmbolos m¨¢s representativos
Londres celebra hoy el 150 aniversario del Big Ben, uno de sus s¨ªmbolos m¨¢s representativos. Las conmemoraciones continuar¨¢n el 11 de julio, fecha de la primera campanada, y el 7 de septiembre, cuando se cumplir¨¢n 150 a?os desde que las campanas empezaron a marcar los cuartos con cuatro notas de un pasaje del Mes¨ªas de Haendel.
El reloj, situado en una de las torres del palacio de Westminster, debe su nombre, seg¨²n los historiadores, a Benjamin Hall, responsable de la reconstrucci¨®n de la sede del Parlamento brit¨¢nico, despu¨¦s de que el primer palacio de Westminster quedara destruido por un incencio en 1834.
Al igual que en sus inicios, el reloj celebrara su aniversario rodeado de pol¨¦mica, de esc¨¢ndalos y de intrigas pol¨ªticas. Durante las ¨²ltimas semanas el Big Ben ha sido testigo silencioso del esc¨¢ndalo de los gastos privados de los parlamentarios brit¨¢nicos a cuenta del dinero p¨²blico que ha causado una honda conmoci¨®n pol¨ªtica y social, una controversia que parece formar parte de su estructura.
Nacimiento con pol¨¦mica
Hace 150 a?os, la construcci¨®n del Big Ben se vio envuelta en la competencia feroz para volver a levantar el nuevo palacio de Westminster. La obra fue objeto de disputas, insultos y demandas judiciales entre quienes quer¨ªan tener el protagonismo de erigir una nueva sede parlamentaria, tal y como recuerda el diario The Times a partir de las informaciones, los art¨ªculos y las cartas que public¨® en aquella ¨¦poca.
Finalmente, un arquitecto, Charles Barry, y un abogado y relojero aficionado, Edmund Becket Denison, fueron los encargados de erigir la torre y construir el reloj, aunque su relaci¨®n fue un desastre. No se soportaban y se culpaban de los retrasos y los gastos presupuestarios extra que supuso la puesta en marcha del reloj, que finalmente empez¨® a funcionar el 31 de mayo de 1859, aunque no fue hasta el 11 de julio cuando la gran campana son¨® por primera vez.
Pocas semanas despu¨¦s, las agujas se pararon y de nuevo Barry y Denison se echaron la culpa mutuamente, al igual que cuando m¨¢s adelante la gran campana sufri¨® una grieta, al parecer porque el martillo que la golpeaba para marcar las horas era demasiado grande. A partir de ah¨ª, la pol¨¦mica se traslad¨® a la ciudadan¨ªa durante toda una d¨¦cada y The Times reproduce fragmentos de las cartas en las que sus lectores se quejaban de que el sonido de las campanadas no era lo suficientemente imperial o de quienes protestaban porque se o¨ªa demasiado fuerte incluso desde la distancia. A pesar de todo, Barry termin¨® con el t¨ªtulo de Sir y Denison con el de Lord, y su papel qued¨® diluido cuando tom¨® el control sobre la reconstrucci¨®n del Parlamento Benjamin Hall.
Hoy en d¨ªa, son tres las personas que cuidan la exactitud del reloj de la torre de Westminster y tres d¨ªas por semana -lunes, mi¨¦rcoles y viernes- se encargan de dar cuerda a la gigantesca maquinaria que lo mueve. El fin de semana se queda vac¨ªo, lo que estuvo a punto de parar el reloj el pasado 2 de febrero -un lunes-, cuando Londres sufri¨® la mayor nevada de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas.
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