Paramilitares de paradem¨®cratas
Pol¨ªticos mexicanos act¨²an desde la democracia, en contra de la democracia
En M¨¦xico est¨¢ avanzando el fen¨®meno de los paramilitares y las fuerzas privadas de seguridad, a ciencia, paciencia y negligencia de dem¨®cratas, y con el impulso de un emergente tipo de pol¨ªticos que, bajo la fachada de un discurso democr¨¢tico, act¨²an de manera autoritaria. Los llamamos de manera tentativa: paradem¨®cratas.
La Real Academia de la Lengua espa?ola autoriza el uso del prefijo "para" con el prop¨®sito de se?alar algo que est¨¢: "junto a", "al margen de" o "contra".
Los paradem¨®cratas que est¨¢n surgiendo en M¨¦xico son actores pol¨ªticos, que simulan ser dem¨®cratas, manejan y argumentan una legitimidad democr¨¢tica, asumen un discurso democr¨¢tico, pero que no son dem¨®cratas. Son pol¨ªticos que da?an a la democracia, y que la ven de manera instrumental y utilitaria, no se ajustan a sus reglas, operan en el l¨ªmite, abusando de las libertades de la democracia, lastim¨¢ndola y erosion¨¢ndola. Son pol¨ªticos que act¨²an en la democracia y desde la democracia, en contra de la democracia.
Pens¨¢ndolo con cuidado, tenemos en M¨¦xico muchos casos de pol¨ªticos, tanto de izquierda como de derecha, que podr¨ªan ajustarse al concepto. Personajes que participan de los beneficios de la democracia, pero que no son capaces de asumir ¨¦ticamente los deberes y las cargas de un comportamiento realmente democr¨¢tico. Simuladores de la democracia. Usufructuarios p¨ªcaros de la democracia. Estoy seguro que en este momento, usted ya est¨¢ pensando en varios. Hay muchos paradem¨®cratas en M¨¦xico y en toda Am¨¦rica Latina.
En M¨¦xico un caso reciente pone al descubierto un buen ejemplo, paradigm¨¢tico creo yo, del surgimiento de esta categor¨ªa de pol¨ªticos: los paradem¨®cratas, y muestra sobre todo, los riesgos que este fen¨®meno y los retos que impone a los dem¨®cratas de verdad.
La que le voy a contar es una historia de terror y de suspenso. Un episodio, francamente mafioso. Un pasaje que fascinar¨ªa a Mario Puzo y a Francis Ford Coppola, para continuar la saga de El Padrino.
La escena se desarrolla un d¨ªa antes del d¨ªa de muertos, en M¨¦xico, en el contexto la guerra contra el narcotr¨¢fico.Es la ceremonia de toma de posesi¨®n del nuevo alcalde San Pedro Garza Garc¨ªa, en el norte?o Estado de Nuevo Le¨®n, uno de los Municipio m¨¢s ricos y desarrollados del pa¨ªs, en el que viven varias familias de los due?os de algunos de los grupos industriales, financieros y empresariales m¨¢s poderosos e importantes del pa¨ªs.
El nuevo alcalde es del PAN, del partido del Presidente de la Rep¨²blica y se llama Mauricio Fern¨¢ndez, ex Senador de la Rep¨²blica, un hombre rico, empresario, que hab¨ªa sido amenazado por grupos mafiosos a lo largo de su campa?a, en la que se ha visto inmerso en sonados esc¨¢ndalos por sus tronantes y estridentes declaraciones en contra de la estrategia gubernamental para combatir al crimen organizado.
Cerca de las doce del d¨ªa, al pronunciar su discurso de toma de posesi¨®n, el nuevo alcalde revela, en el cl¨ªmax de la escena, que el capo que lo hab¨ªa amenazado y a quien se consideraba el cabecilla de la mafia de secuestradores en San Pedro Garza Garc¨ªa, hab¨ªa amanecido muerto en el Distrito Federal. Y efectivamente, seg¨²n los diarios nacionales, unas horas despu¨¦s, las autoridades de la ciudad de M¨¦xico, encontraron una camioneta, perfectamente limpia, sin rastro o huella dactilar alguna, con placas del Estado de Nuevo Le¨®n, con cuatro cad¨¢veres. Se trataba en efecto de los delincuentes que hab¨ªan amenazado al edil. ?Qu¨¦ pas¨®? ?C¨®mo supo? ?Qui¨¦n lo hizo?
El problema de esta escena es que se trata de una historia de la vida real. Que no es ficci¨®n. Que los ciudadanos no veremos al final de la pel¨ªcula, ni los cr¨¦ditos y ni la palabra fin. Pero la historia no acaba ah¨ª. Al hecho que ocupa las primeras planas de los diarios nacionales, vienen las declaraciones y las explicaciones de Mauricio Fern¨¢ndez. En ellas, el alcalde deja correr la duda y las especulaciones. Da a entender que es un tipo duro. Que actuar¨¢ de manera en¨¦rgica. Que su trabajo es resolver "broncas" (problemas en M¨¦xico). Deja correr el mito. Construye un discurso de vengador y justiciero. Se comporta como una especie de "superh¨¦roe" de tira c¨®mica, que viene a limpiar la ciudad.
Pero lo m¨¢s grave: anuncia y reitera en varias ocasiones, con total claridad, que en su estrategia contra el crimen organizado, utilizar¨¢, al margen de la ley y sin importar el alcance de sus facultades, "grupos de limpieza". Grupos de inteligencia y actores rudos, de elite, civiles, para detener a los delincuentes. Anuncia de manera clara el uso de paramilitares, para enfrentar la lucha contra la delincuencia organizada.
Los ciudadanos nos quedamos absortos, pasmados. Los comunicadores que lo entrevistaban se quedaban sin argumentos ante la fanfarroner¨ªa, el cinismo y la gravedad de semejantes declaraciones.
Ante esos hechos y semejantes dichos, no funcionaron de inmediato los controles y los contrapesos de la democracia. La clase pol¨ªtica de todos los partidos call¨®. Se trata de un hombre rico, representante de poderosos intereses econ¨®micos y prevaleci¨® el c¨¢lculo pol¨ªtico frente a los principios.
Los dem¨®cratas callaron. Un gran silencio. Tibios reproches. Solo algunos medios. Moderados cuestionamientos. Pocos comentaristas. Lo dejaron correr y el nuevo alcalde, envalentonado, segu¨ªa en los medios, con injurias, malos modos e improperios, reiterando su propuesta, retando a la democracia y al estado de derecho, con un discurso populista, que tristemente, y eso es lo m¨¢s grave, hizo eco y obtuvo la simpat¨ªa de muchos ciudadanos.
En los programas de radio, se escucharon las voces de mucha gente, que ante el miedo cotidiano por la violencia generada por la delincuencia organizada, aplaud¨ªan el discurso autoritario del alcalde de Garza Garc¨ªa. Saludaban la ramplona idea de los grupos paramilitares para "matar" a los delincuentes y festejaban la propuesta de crear grupos de elite para "limpiar" la ciudad de las mafias.
Una triste fe en la existencia de h¨¦roes de tira c¨®mica. La ciudadan¨ªa desesperada se aferraba ante "la ¨²ltima esperanza" frente al fracaso del Estado y de las autoridades. El extra?o sue?o de un pueblo que parece creer que es posible el surgimiento de un superh¨¦roe, una especie de Batman, Hombre Ara?a o Superman tropical, que, al margen de la ley, sea capaz de acabar con los criminales y delincuentes. Un gran reflejo del miedo y la desesperaci¨®n.
Una actitud lastimosa, triste e irreal. Un ambiente perfecto para las medidas extremas y las regresiones autoritarias. El clima ideal, el entorno perfecto, para la derrota de la democracia.
El gobierno del Presidente Calder¨®n tard¨® varios d¨ªas en que se escucharan las primeras declaraciones de su gobierno reprochando el hecho. Cinco d¨ªas despu¨¦s del discurso del sonado alcalde, aparecieron las primeras declaraciones del Secretario de Gobernaci¨®n, (el titular del Ministerio del interior) apelando al estado de derecho. Y varias horas despu¨¦s, se escucharon t¨ªmidas y tibias, fr¨ªas y fuera de contexto, las voces del Presidente del PAN, del Presidente electo de la Comisi¨®n Nacional de los Derechos Humanos y de otros funcionarios. Solo declaraciones.
Un Presidente Municipal anuncia el uso de grupos paramilitares, detalla la existencia de grupos de inteligencia y de limpieza al margen de la ley y el personaje, hoy, sigue en su puesto.
El anuncio formal de la existencia de grupos paramilitares organizados por paradem¨®cratas nos lleva simplemente a una etapa abierta, p¨²blica y c¨ªnica de un fen¨®meno grave que est¨¢ avanzando en M¨¦xico.
La existencia de grupos paramilitares, ciudadanos armados y guardias privadas, es un fen¨®meno en marcha. Un proceso soterrado, silencioso, hasta ahora discreto, con muchas caras y expresiones. Fuera de todo c¨¢lculo de las autoridades y al margen de cualquier control institucional o gubernamental, hay ganaderos, agricultores, industriales y empresarios, que preparan y arman a grupos privados de seguridad, para defender sus intereses y proteger sus propiedades.
Crecen los grupos y servicios de seguridad privada, que venden servicios para protegerse de los secuestros y defender a los ciudadanos de la delincuencia organizada. Abundan escoltas, guardaespaldas, autom¨®viles blindados, sin placas y con vidrios polarizados, hombres armados que se muestran a la luz del d¨ªa, en las principales ciudades del pa¨ªs.
Los paramilitares formales de Mauricio Fern¨¢ndez, son la expresi¨®n c¨ªnica abierta y p¨²blica, de un fen¨®meno que sabemos, que conocemos. Es el anuncio formal de la existencia de esos grupos, s¨®lo que ahora, m¨¢s grave, se revelan actuando desde las instituciones de la democracia.
La tolerancia y la simpat¨ªa de la gente, la lentitud de las autoridades y el silencio de los dem¨®cratas, hace que los paramilitares de los paradem¨®cratas, sea un hecho preocupante y la promesa de tiempos peores.
Cuidado. Hay hechos que no debemos dejar pasar. No nos hemos indignado lo suficiente. Si no reaccionamos y si no actuamos a tiempo y con mayor energ¨ªa, si no reprobamos y rechazamos este tipo de episodios, si no hacemos mucho m¨¢s, sencillamente, la democracia se nos va a escurrir como arena entre las manos.
Sabino Bastidas Colinas es analista pol¨ªtico
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