El valor de una persona
Henos aqu¨ª con un serio problema, un callej¨®n sin salida que empieza a incomodar al Gobierno. ?Qu¨¦ hacemos con esta mujer tozuda que se niega a aceptar lo que la ofrecemos y que, a este paso, se nos queda en una sala del aeropuerto de Lanzarote? ?Qu¨¦ hacemos con Aminetu Haidar? ?Por qu¨¦ su malintencionado entorno no nos ayuda a ayudarla, no la convence de que acepte lo que con tan buena voluntad le ofrecemos?
Bien, a nuestro modesto entender, en esta ¨¦poca de falta de fe en la pol¨ªtica, en nuestros representantes, es reconfortante ver c¨®mo una sola mujer, un solo ser humano que se atreve a decir no y sostener su decisi¨®n, su creencia de lo que es justo, a¨²n a costa de su vida, pone nerviosos a los miembros de un gobierno. Independientemente de lo que cada uno piense de esta mujer, desde que es una hero¨ªna, una defensora de los Derechos Humanos, hasta que es un personaje cerril y enojoso, lo que parece indiscutible es que su actitud pone en valor al individuo frente al sistema y su raz¨®n de Estado.
?Ofrecerle un pasaporte espa?ol? ?Para qu¨¦? Ella podr¨ªa tenerlo si quisiera, su madre es espa?ola. No deja de ser un gesto a la galer¨ªa. ?Por qu¨¦ no entonces amplificar el gesto y conceder la ciudadan¨ªa a los cientos de miles de saharauis que viven abandonados en el desierto m¨¢s ¨¢rido del mundo, ignorados por todos? Se?ores del Gobierno, el valor de Aminetu Haidar es el de haberse convertido en un recordatorio fuerte, inmediato y sin paliativos de una ignominia que va mucho m¨¢s all¨¢ de su problema personal. Aminetu Haidar nos lanza a la cara una injusticia que no puede ignorarse por m¨¢s tiempo: la postura de dejadez de todos, y queremos subrayar este todos, pasados y presentes, los gobiernos de este pa¨ªs respecto al problema del Sahara Occidental, del pueblo saharaui.
Es un caso curioso, que deber¨ªa ser de estudio obligatorio en las clases de Ciencias Pol¨ªticas, c¨®mo un tema tan espinoso como este es el ¨²nico en el que han estado de acuerdo todos los gobiernos de este pa¨ªs desde la muerte del dictador hasta ahora, fueran de centro, de izquierda o de derechas. Es un ejemplo perfecto para entender conceptos como raz¨®n de estado o posibilismo pol¨ªtico.
Aminetu Haidar nos plantea ahora un problema irresoluble en apariencia, de tintes kafkianos, pero que nace de la postura de todos nuestros gobiernos, del abandono de un pueblo, de una gente que, no lo olvidemos nunca- y nosotros hemos tenido la oportunidad de ver en sus campamentos c¨®mo atesoran a¨²n sus antiguos DNI y cartillas militares- no eran s¨²bditos coloniales sino espa?oles de pleno derecho. Los abandonamos, los dejamos a su suerte en manos de una pseudo democracia como la marroqu¨ª. Sufren tortura y exilio, y si a¨²n no se han extinguido- ese parece ser el objetivo del gobierno marroqu¨ª con la aquiescencia de sus aliados de Moncloa y el Eliseo-, es gracias a la ayuda volcada y generosa de gran parte de la sociedad civil espa?ola. En este caso, muy por encima de la talla moral de sus gobiernos.
?Qu¨¦ hacer con esta mujer tan cabezota e ingrata? Se?ores, lo que hay que hacer es dejar de pensar tanto en no ofender a un "aliado", en nuestra balanza comercial con Marruecos, en Ceuta y Melilla, y recuperar la iniciativa diplom¨¢tica para desbloquear de una vez por todas el problema del Sahara.
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