Que Saturno no devore a sus hijos
Que el sostenimiento del sistema nacional de salud (SNS), est¨¢ en entredicho, parece fuera de toda duda. La seriedad de la amenaza es de tal calibre, que incluso ha propiciado algo ciertamente poco habitual: un acuerdo un¨¢nime entre las comunidades aut¨®nomas en el Consejo Interterritorial de Sanidad. Las medidas que acordaron para rebajar el gasto sanitario pretenden reducir en unos 1.500 millones anuales el coste de los medicamentos y crear un sistema de compra de material sanitario para obtener mejores precios, compartido por todas las comunidades.
En el actual escenario de crisis econ¨®mica, la capacidad recaudatoria de la Administraci¨®n est¨¢ agotada, pero la cuant¨ªa de la factura sanitaria sigue creciendo y el d¨¦ficit p¨²blico previsible va a ser dif¨ªcil de contener. Las medidas adoptadas hasta el momento son muy limitadas y parecen esquivar transformaciones de envergadura. Sin ellas, el gasto sanitario va a seguir creciendo a no ser que se act¨²e sobre diversos factores que lo agrandan. Es el caso, por ejemplo, de la utilizaci¨®n de los servicios sanitarios, muy superior a la del promedio de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. Contribuyen a ella el envejecimiento de la poblaci¨®n y la apreciaci¨®n de barra libre que propicia la protecci¨®n universal y gratuita del SNS. Pero el gasto sanitario tambi¨¦n aumenta debido al coste de las innovaciones y de las nuevas tecnolog¨ªas, a la mayor complejidad de la pr¨¢ctica m¨¦dica, a la descoordinaci¨®n entre niveles asistenciales y a la escasa productividad que se adjudica al personal sanitario estatuario. Y en general, a la rigidez de la administraci¨®n p¨²blica espa?ola, muy celosa en el estricto cumplimiento de las normativas, pero despreocupada y sin incentivos para fomentar la eficiencia en el funcionamiento de sus instituciones sanitarias.
A corto plazo, las posibilidades de transformaci¨®n del SNS son escasas. A lo sumo se pueden a?adir algunas medidas destinadas a la reducci¨®n del gasto. Pero la rigidez del sistema y la aversi¨®n de los responsables pol¨ªticos a la toma de decisiones potencialmente impopulares, pueden mantener el freno a la introducci¨®n de copagos -para moderar la frecuentaci¨®n y utilizaci¨®n de servicios- o a la exclusi¨®n de algunas prestaciones del cat¨¢logo del SNS. En todo caso, se hace dif¨ªcil pensar en una reforma del sistema sanitario sin contemplar una mayor implicaci¨®n de los ciudadanos, ya sea asumiendo el pago de algunas prestaciones, contratando seguros complementarios o adquiriendo una mayor responsabilidad sobre su propia salud.
A medio y largo plazo las reformas del SNS deber¨ªan fundamentarse en la prevenci¨®n y la educaci¨®n sanitaria y estimular una mayor flexibilidad del SNS para una mejor adaptaci¨®n a los nuevos retos, como puede ser la prevalencia de enfermedades cr¨®nicas. La firme reintroducci¨®n del modelo de separaci¨®n de la financiaci¨®n y compra de servicios, de la provisi¨®n de los mismos, puede contribuir a esa mayor flexibilidad, porque de entrada obliga a la evaluaci¨®n de resultados y en consecuencia, a una mayor transparencia en las decisiones.
Paralelamente, deber¨ªa dotarse a los centros sanitarios de una real autonom¨ªa de gesti¨®n, imprescindible para una conseguir una mejor eficiencia de esas instituciones y una mayor implicaci¨®n de sus profesionales. La garant¨ªa y preservaci¨®n de la autonom¨ªa de gesti¨®n requiere una personalidad jur¨ªdica propia y el amparo de un ¨®rgano de gobierno independiente.
Hasta el momento, ninguna comunidad aut¨®noma ha sido capaz de dotar de esa autonom¨ªa de gesti¨®n a las instituciones sanitarias transferidas del viejo INSALUD, que siguen sujetas a las disposiciones, normativas y regulaciones propias de la Administraci¨®n p¨²blica espa?ola, muy poco adecuadas para gestionar la complejidad de esos centros. Su transformaci¨®n en organizaciones modernas, con una efectiva capacidad de gesti¨®n, m¨¢s flexibles, es muy dif¨ªcil. Los innegables cambios experimentados se han producido cuando el empuje y la voluntad de los profesionales sanitarios ha coincidido con la continuidad de un mismo equipo directivo, que ha garantizado la continuaci¨®n de los proyectos. Cuando las comunidades aut¨®nomas han creado nuevos hospitales han preferido constituirlos bajo marcos jur¨ªdicos m¨¢s adecuados -consorcios, fundaciones, empresas p¨²blicas, concesiones administrativas...- en principio favorecedores de una gesti¨®n m¨¢s eficiente. Parad¨®jicamente, muy pocos son los casos en que esas mismas administraciones han sido capaces de respetar la autonom¨ªa necesaria de esos centros y no han interferido en su funcionamiento, desvirtuando el sentido y la l¨®gica que propici¨® su creaci¨®n, cual Saturno devorando a sus propios hijos.
Para mantener el SNS es necesario y dif¨ªcilmente aplazable acometer reformas de envergadura, postergadas desde hace demasiado tiempo. A los pol¨ªticos que deben emprenderlas la situaci¨®n les exige discernimiento, generosidad y coraje, pero fundamentalmente que eviten esa naturaleza de escorpi¨®n que no puede evitar picar a la rana cuando cruza el r¨ªo a lomos de ella.
Manel Peir¨® es vicedecano Acad¨¦mico de la ESADE Business School
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