Mareados por la nube

A las 11.40, Noelia y Samara se sentaban, con sus dos ni?os, en sus plazas del vuelo IBE3718 de Iberia con destino a T¨¢nger. Minutos despu¨¦s, los miembros de la tripulaci¨®n les ped¨ªan que bajasen del avi¨®n. El vuelo se hab¨ªa cancelado debido a la nube volc¨¢nica, como otros 44 trayectos operados en Barajas entre las 6.00 y las 13.00. "Nos marean", dice Samara recostada sobre un carrito mientras hace cola frente al mostrador de atenci¨®n al cliente de la compa?¨ªa en la terminal 4. Ni siquiera saben d¨®nde est¨¢n sus maletas. "No puedo m¨¢s", se queja Noelia, con el beb¨¦ de 10 meses en los brazos.

Decenas de personas esperan su turno junto a las dos j¨®venes. Buscan alternativas para viajar, despu¨¦s de que el volc¨¢n island¨¦s se haya vuelto a colar en la rutina de los viajeros espa?oles. La situaci¨®n es a¨²n peor en la T-1, donde operan, entre otras, Easy Jet y Ryanair, que han anulado todos sus vuelos hasta el mediod¨ªa. La fila recorre varias puertas de la terminal. En los pasillos reina el desconcierto. En las pantallas de informaci¨®n, donde se forman corrillos para comentar las incidencias, s¨®lo un pu?ado de vuelos aparecen cancelados.

"?Por qu¨¦ las compa?¨ªas de bajo coste han cancelado los vuelos y Lufthansa o Iberia no?", se pregunta Luis -que prefiere no revelar su verdadero nombre-. Ten¨ªa pensado volar ayer, junto a su hermano, hasta Fr¨¢ncfort y, de all¨ª, trasladarse a Hamburgo para ver jugar al Atl¨¦tico de Madrid la final de la Liga Europa. "Mi hermano se ha ido hoy a Berl¨ªn; consigui¨® billete ayer", cuenta, "yo me voy ma?ana en un viaje organizado en el que un amigo me consigui¨® una plaza, no s¨¦ c¨®mo". Es la mejor opci¨®n que han encontrado despu¨¦s de analizar las m¨¢s ins¨®litas alternativas para no perderse el partido: "Una chica nos dijo que ella y su compa?ero se iban en coche, y nos ¨ªbamos a ir con ellos, pero el alquiler sal¨ªa muy caro, por unos 1.200 euros, as¨ª que lo dejamos. Luego nos comentaron que se ir¨ªan a dedo. Creo que al final no lo hicieron".

Noelia y Samara est¨¢n en una situaci¨®n parecida, pero con mayor resignaci¨®n. "Yo no me puedo quedar aqu¨ª todo el d¨ªa", dice Noelia, que vive en un pueblo fuera de la capital. "Llevo en pie desde las cinco de la ma?ana y tengo al ni?o sin comer y sin dormir". La primera oferta ha sido un vuelo a Casablanca a las 22.00, demasiado tarde para tanto cansancio acumulado. Desde all¨ª deber¨ªan viajar hasta T¨¢nger, donde vive su marido, que espera reencontrarse con su hijo. "?Y por qu¨¦ a Casablanca s¨ª?", se pregunta. "Tambi¨¦n nos han dicho que podemos ir a Barcelona y coger un barco, pero no nos aseguran que salga el avi¨®n", dice. La otra forma de llegar es ir hasta Algeciras en autob¨²s y tomar el ferry.

Tambi¨¦n hay quien prefiere cancelar sus planes, si no se han visto obligados. A Isabel y su hijo le han mandado dar la vuelta en el momento de embarcar hacia Lanzarote, "en la cola", dice. All¨ª les esperaba, a las 17.00, un m¨¦dico, bioqu¨ªmico, con el que tienen pocas posibilidades de volver a conseguir cita: "Eso es un lujo". Cristina y Sandra, en cambio, se quedan sin playa. Pretend¨ªan pasar una semana en Gran Canaria, pero despu¨¦s de llegar en autob¨²s desde Oviedo -ayer les suspendieron el vuelo a Madrid- se han encontrado con que se quedaban en tierra. "Nos han dado billete para ma?ana, pero no nos aseguran que salga", dice Cristina; "si no nos pagan el hotel (en Madrid), qu¨¦ hacemos aqu¨ª", apostilla Sandra.