Cuba: ?liberaci¨®n o destierro?
Disfrutamos en Espa?a de la presencia de un curioso progresismo afecto a las dictaduras, por lo menos tan curioso como un conservadurismo ultra que se considera democr¨¢tico, se llena la boca de la palabra liberal y sin embargo a la menor ocasi¨®n pone de manifiesto su verdadera naturaleza. Tampoco faltan exponentes de una singular tercera v¨ªa que desde una mezcla de esp¨ªritu libertario y fondo de reacci¨®n claman contra la prohibici¨®n del burka, muestran su orgullo por desconocer el significado del hiyab y por supuesto renuncian a establecer v¨ªnculo alguno entre la concepci¨®n de la mujer como ser invisible y las lapidaciones en curso. La opini¨®n est¨¢ bien servida.
La excarcelaci¨®n de un grupo de opositores cubanos y su env¨ªo al exilio en Espa?a ha sido la ocasi¨®n para una explosi¨®n de j¨²bilo de los primeros, y de paso para una verdadera exaltaci¨®n de la l¨ªnea Moratinos, consistente en dejar fuera a la disidencia -hasta el punto de no visitar a Fari?as en huelga de hambre- insistiendo en una acci¨®n de apoyo a los supuestos reformadores del gobierno Castro. Todo culminar¨ªa en la supresi¨®n por la Uni¨®n Europea de la Posici¨®n Com¨²n de 1996 seg¨²n la cual se exig¨ªa el respeto de los derechos humanos en la Isla. Actitud juzgada "agresiva": mejor fraternizar con la dictadura al modo del "canciller espa?ol" y conseguir ventajas para "los mercenarios de Estados Unidos" en prisi¨®n (terminolog¨ªa de la televisi¨®n de Hugo Ch¨¢vez).
Hasta ahora los frutos de tal colaboracionismo hab¨ªan sido m¨ªnimos, y siempre subordinados a la pol¨ªtica de imagen castrista. Sin embargo, parece llegado el momento de una cierta apertura, donde el papel esencial correspondi¨® a la Iglesia. Moratinos lo secunda, ofrece Espa?a como refugio y hace llegar a los primeros excarcelados. Hasta aqu¨ª, nada que objetar: abiertamente elogiable. La lectura pol¨ªtica sobre los cambios en curso dentro del r¨¦gimen, y la consiguiente necesidad de que la Uni¨®n Europea suprima urgentemente la Posici¨®n Com¨²n, es otra cosa.
Para empezar, el destierro de opositores excarcelados forma parte de la tradici¨®n comunista, como forma de limpieza pol¨ªtica del interior del pa¨ªs, donde realmente aquellos pod¨ªan representar una amenaza. En La guerra privada de Lenin, Lesley Chamberlain cuenta como Lenin adopt¨® a partir de 1917, y sobre todo en 1922, medidas de deportaci¨®n a efectos de "liberar al pa¨ªs de insectos nocivos", con especial atenci¨®n a mencheviques e intelectuales (Sorokin, Berdiaev, Jakobson). "Purgaremos a Rusia durante mucho tiempo", advirti¨®. Medio siglo m¨¢s tarde, en 1974, por iniciativa de Andropov, un aut¨¦ntico leninista, tuvo lugar la deportaci¨®n a Alemania de Solyenitsin, "ese v¨¢ndalo de Solyenitsin" (Brezhnev dixit), siendo autorizada en la misma d¨¦cada la salida de otros "perturbadores de la paz" . Vale la pena leer El coro m¨¢gico de Solomon Volkov. As¨ª que destierro no es liberalismo, ni respeto de los derechos humanos. Lo han explicado con toda claridad Osvaldo Pay¨¢ y Elizardo S¨¢nchez, opositores que han consagrado su vida a la lucha por la democracia y por la reconciliaci¨®n entre los cubanos.
Dispersos por Espa?a y en condiciones de vida de estricta supervivencia, el peligro para el r¨¦gimen que ofrecen los reci¨¦n llegados es m¨ªnimo. Las expectativas de Moratinos consisten en que la liberaci¨®n sea general. Si eso sucede y los todav¨ªa presos pueden permanecer en la Isla como ciudadanos de pleno derecho -esto es, sometidos al mismo nivel de represi¨®n que cualquier otro cubano-, entonces s¨ª cabr¨¢ hablar de un viraje. Eso s¨ª, sin triunfalismo, ya que se tratar¨¢ en todo caso de recuperar la situaci¨®n de m¨ªnima permisividad truncada por la oleada de detenciones en la primavera negra de 2003. Adem¨¢s la resurrecci¨®n de Fidel no es buena noticia de cara a la puesta en pr¨¢ctica del supuesto realismo de Ra¨²l.
Una vez m¨¢s, la ponderaci¨®n es de rigor. Lo ocurrido es un indicio al que debe prest¨¢rsele m¨¢xima atenci¨®n, en espera de pr¨®ximos desarrollos. En modo alguno supone una desautorizaci¨®n para la pol¨ªtica de denuncia de la dictadura y de su recurrente violaci¨®n de los derechos humanos, compatible con otro rechazo, el del embargo impuesto por los Estados Unidos al pueblo cubano. De retirar la UE su Posici¨®n Com¨²n como concesi¨®n previa, seg¨²n insist¨ªa Moratinos, Ra¨²l Castro no habr¨ªa tenido el menor incentivo para entreabrir la puerta del di¨¢logo con la Iglesia y de una cierta tolerancia, gesto acompa?ado por la sensaci¨®n de que se da un debate interno ante el dram¨¢tico anquilosamiento de un socialismo de la penuria. Resumen, sensibilidad s¨ª; no cheques en blanco.
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