El extra?o caso del masai que vigilaba el castillo medieval de un italiano hortera en una playa de Kenia

Si ven¨ªs al archipi¨¦lago de Lamu, en Kenia, en plan antropol¨®gico o de conocimiento del medio os recomendar¨ªa alojaos en Lamu Town (en pr¨®ximos post dar¨¦ hoteles). Es donde est¨¢ la actividad, la vida y el comercio. Pero aqu¨ª no hay playa; ten¨¦is que pedir a alg¨²n pescador que os lleve (cuesta un euro).En cambio si ven¨ªs buscando sol y playa mi consejo es que os aloj¨¦is en Shela, la otra aldea de la isla de Lamu (las separan unos 40 minutos a pie), donde hay tambi¨¦n muchos alojamientos y algunos servicios. Pero sobre todo, la aldea est¨¢ en el inicio de la interminable y bell¨ªsima playa de Shela, una de las m¨¢s largas que conozco. Ten¨¦is 15, 20, 25 kil¨®metros, qu¨¦ se yo, de playazo interminable y solitario para vosotros solos. Bueno, hay algo que interrumpe esa solitud. Como a una media hora a pie de Shela aparece de repente entre las altivas dunas...?un castilo medieval! Pens¨¦ que era una antigua fortaleza pero no. Es el chal¨¦ que un millonario italiano se hizo construir en medio de la nada, en un paraje de soberbia belleza. Decididamente el mal gusto no tiene patria ni frontera: el temido estilo Cid Campeador tambi¨¦n lleg¨® a Lamu.Para vigilar su fortaleza al italiano se le ocurri¨® contratar a dos masais, famosa tribu de la sabana de Kenia conocida tanto por sus t¨²nicas rojas y sus orejas deformadas como por el valor, austeridad y fidelidad de sus guerreros. Tu pones a un masai con su lanza a vigilarte la casa y, por ejemplo, le dices que a partir de las 10 no entre nadie... y a partir de las 10 no entran ni los marines con todos sus helic¨®pteros. Ni tu tampoco por mucho que le recuerdes que eres el due?o.El caso es que esos dos primeros seguratas masai les fue bien en Lamu. Y llamaron a su primos de la tribu. Y ahora Lamu y Shela est¨¢n llenas de masais con sus estilizadas figuras, sus telas rojas, sus orejas perforadas y sus lanzas...?vendiendo artesan¨ªa! Ponen una nota de color entre el blanco de las chilabas swahili... pero queda tan raro ver a un fiero guerrero masai de la sabana vendiendo baratijas en la playa como un ping¨¹ino de vacaciones en el desierto. Me encontr¨¦ a uno de ellos frente al pastiche de castillo y le ped¨ª que posara.