?C¨®mo ense?ar un museo?
MUSEO MAXXI DE ZAHA HADID EN ROMA. FOTO:IWAN BAAN
La historiadora Encarna Jim¨¦nez Losantos, directora de comunicaci¨®n del IVAM y ex jefa del Gabinete de Prensa del Ministerio de Cultura y del Museo Reina Sof¨ªa de Madrid, ha publicado un libro que, con esa pregunta C¨®mo ense?ar un museo (IVAM) analiza el papel de los museos de arte contempor¨¢neo hoy y discute qu¨¦ estrategia resulta cabal para acercarlos a un p¨²blico amplio.
¡°Si la Revoluci¨®n Francesa abri¨® las colecciones reales al pueblo¡±, escribe, ¡°las pol¨ªticas sociales y estrategias de comunicaci¨®n han hecho posible que nadie olvide que un museo de arte moderno debe ofrecer servicios que no se dejen arrastrar por el oportunismo y que no confundan un museo con un parque tem¨¢tico¡±.
Jim¨¦nez sostiene que la proliferaci¨®n de este tipo de centros p¨²blicos por las diversas Comunidades Aut¨®nomas obedece al valor a?adido y la imagen de modernidad asociado, desde los a?os ochenta, al arte y la arquitectura. El turismo cultural estar¨ªa, as¨ª, detr¨¢s de la creaci¨®n de muchos de estos museos, que dejaron de construirse con el fin de conservar bienes patrimoniales para abrazar el esquema anglosaj¨®n de rentabilidad econ¨®mica y social.
Seg¨²n Jim¨¦nez, internacionalmente, a los nuevos museos espa?oles se les reconoce ¡°personalidad¡±: ¡°Son menos intercambiables¡±. Pero tiene claro que ¡°la mayor parte de la gente a la que se dirige un museo para captar su atenci¨®n, y hacer que lo visite, desconoce el arte contempor¨¢neo¡±. Esa situaci¨®n justificar¨ªa la labor de divulgaci¨®n y publicidad que ella misma desarrolla.
?Qu¨¦ busca la gente en un museo de arte moderno? ¡°Ver cuadros haciendo zapping ambulante y comprar un recuerdo de la obra de un artista que suena, sentir que est¨¢ al d¨ªa y comer en un restaurante de referencia, entretener a los ni?os y, tal vez, salir con alguna pregunta o respuesta¡±. ¡°Desde que los museos dejaron de ser templos en los que se custodia un patrimonio irrepetible para competir con los parques tem¨¢ticos, cambi¨® la estrategia de acercamiento a un p¨²blico m¨¢s diverso. Hacer exposiciones temporales sirve para dar campanadas medi¨¢ticas (¡). El kitsch tur¨ªstico se apodera del sentido museogr¨¢fico¡±. Jim¨¦nez escribe que se emplea un ¡°sinf¨ªn de recursos para que el visitante se sienta estimulado por lo que desconoce¡±. ¡°Nos acercamos a los realities que hacen de la muerte o los fen¨®menos friquis su fuente de ingresos¡±.
La cara arquitect¨®nica de los nuevos museos es, para la autora, el Guggenheim de Bilbao. Pero tambi¨¦n las sucesivas franquicias de esa marca, como la que Koolhaas levant¨® en Las Vegas y que tuvo que cerrar al poco de inaugurarse. Ese momento anuncia ¡°la crisis de un modelo de gesti¨®n en el que m¨¢s que arte hab¨ªa que presentar un estilo que compraban p¨²blicos perif¨¦ricos para tener glamour¡±. ¡°Ha habido decepciones en la exportaci¨®n de proyectos que ten¨ªan m¨¢s de expansi¨®n de mercado que de propuestas museogr¨¢ficas¡±.
¡°Hablar de cultura es hablar de dinero, y cuando se mueve tanto como en el mundo del arte, la financiaci¨®n de los museos es uno de los puntos clave para conocer los mecanismos de funcionamiento de los museos de arte moderno¡±. Seg¨²n Encarna Jim¨¦nez, una manera de ¡°pagar lo que cuesta el arte¡± es ¡°la explotaci¨®n de los espacios¡±, alquilar el museo como escenario para la pantomima de un acto comercial que quiere se cultural. Y puestos a mover dinero, Jim¨¦nez lo tiene claro: ¡°el mundo del espect¨¢culo mueve m¨¢s dinero y llama m¨¢s la atenci¨®n¡±.
Analizada la situaci¨®n con recato pero sin escatimar crudeza, la jefa de prensa del IVAM tiene clara su postura: ¡°Rothko no es divertido ni tiene por qu¨¦ serlo¡±. La misi¨®n del museo no puede ser m¨¢s entretener que instruir. Por el momento, parece que el entretenimiento es quien gana la partida.
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