?De qu¨¦ hablamos cuando hablamos de dise?o?
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Barril de agua de Weyers& Borms
Muy, muy atr¨¢s, desgraciadamente sepultada ¨Cy cuando se sepultan las cosas se entierra tambi¨¦n su lecci¨®n- qued¨® la c¨¦lebre, por borde, pregunta ?dise?as o trabajas?, asociada a los espl¨¦ndidos bares ¨Ctambi¨¦n sepultados- de la noche barcelonesa de los ochenta.
Sin haber asimilado la lecci¨®n de aquel despertar, y aquel exceso, hoy la pregunta es otra, m¨¢s aburrida, pero necesariamente m¨¢s b¨¢sica: ?De qu¨¦ hablamos cuando hablamos de dise?o?
Si de verdad alguien est¨¢ interesado en hacer de los simposios, coloquios, mesas redondas o debates sobre el dise?o algo m¨¢s que un pasatiempo, una forma de vida o una distracci¨®n ¨Ces un decir- convendr¨ªa ponerse de acuerdo en algo tan b¨¢sico como esa definici¨®n. El pasado martes 1 de Febrero la instituci¨®n Design Flanders convoc¨® a un debate para presentar el dise?o de la mitad flamenca de B¨¦lgica. Y explicar ¡°c¨®mo se protege ese sector del tsunami de productos orientales¡±. En la mesa alargada se sentaron representantes del ¨¢mbito espa?ol a un lado (el arquitecto Pedro Feduchi; el dise?ador gr¨¢fico y director del DIMAD, Manuel Estrada; la directora de Casa Decor, Kersti Urvois; y el director de la revista Experimenta Pierluigi Cattermole) y al otro lado del escenario algunos profesionales flamencos: los proyectistas Danny Venlet, Siegfried De Buck, Stefan Sch?ning y la comisaria Inge Vranken.
El resultado de las intervenciones record¨® en general la frivolidad de las preguntas de las noches barcelonesas ¡°en bares de dise?o¡±, pero careci¨® de su alegr¨ªa. La responsable de Casa Decor asoci¨® dise?o con cambio cada nueva estaci¨®n ¡°como la moda¡±, coment¨®. Como conclusi¨®n repiti¨® que el dise?o es importante. ?Para qu¨¦? ?Para cambiarlo continuamente?
Cuando el moderador sac¨® el tema de la crisis, el dise?ador Setefan Sch?ning explic¨® que uno debe aprovecharla para prepararse y estar listo la temporada siguiente. De nuevo, como si el ciclo de las vacas flacas siguiera el orden de las pasarelas. En el lado espa?ol, seguramente m¨¢s azotado por los malos resultados econ¨®micos, el arquitecto Pedro Feduchi habl¨® de crisis de ideas y de modelos y de la necesidad de replantearlo todo, desde cero. ¡°La l¨®gica de enriquecerse exportando debe cambiar¡±, ¨Capunt¨® Pierlugi Cattermole, que describi¨® la propia transformaci¨®n que vive su revista, del papel a la pantalla. ¡°C¨®mo conseguir vivir mejor consumiendo menos y gastando menos es el gran reto del mundo¡±, dijo.
Pero el dise?ador australiano afincado en B¨¦lgica Danny Venlet le espet¨® que la crisis era como un tremendo atasco. ¡°No se puede adelantar cuando todos han frenado. Eso s¨ª, cuando uno se para a repostar, conviene a?adirle a la gasolina algo de dise?o¡±.
Manuel Estrada, quiso saber qu¨¦ se pod¨ªa hacer para idear productos que tengan sentido. Y dijo ser consciente de que nuestra sociedad rica, ensimismada, pone en riesgo nuestro nivel de vida. Adem¨¢s, se mostr¨® preocupado por la cantidad de estudiantes de dise?o que hay en el mundo ¡°?Qu¨¦ haremos con ellos?¡±, pregunt¨®.
La postura, aun preocupada, resultaba paternalista. En la platea m¨¢s de uno pensar¨ªa que har¨ªan mejor en no preocuparse por salvar a los otros porque los instrumentos y modelos con los que se van a salvar quienes aspiran a ser dise?adores seguramente no podr¨ªan siquiera imaginarlos los ponentes de esta charla. Son muchos los que est¨¢n entendiendo que, en dise?o pero tambi¨¦n en todo lo dem¨¢s, no habr¨¢ un ¡°despu¨¦s de la crisis¡±. Esto ha pasado de ser un empacho a convertirse en hambruna. Lo ¨²nico bueno de las hambrunas es que agudizan el ingenio. Y son muchos los que est¨¢n indagando en soluciones y mundos (como los prefabricados constructivos como opci¨®n r¨¢pida, econ¨®mica y sostenible descuidada en Espa?a hasta ahora) para responder a las necesidades de una sociedad cambiante en una realidad tambi¨¦n cambiante. No hay recetas, y en dise?o, como en botica, hay de todo y todo es posible, pero aquellos dise?adores que siguen entendiendo que el cambio en esta disciplina es una cuesti¨®n de temporada, de feria y de pasarela, siguiendo el ciclo endiablado del mundo de la moda, demuestran qu¨¦ pobre es su idea del cambio. Y qu¨¦ poco est¨¢n dispuestos a cambiar.
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