Tribuna: Desde el banquillo
El portavoz socialista valenciano, ?ngel Luna, que ser¨¢ juzgado por denunciar el 'caso G¨¹rtel', compara su proceso con el que narr¨® Kafka
Por fin se ha producido lo que con tanto anhelo ha venido persiguiendo el President Camps: en pocos d¨ªas me sentar¨¦ en el banquillo de los acusados. Los jornaleros que ha tenido dedicados al empe?o, Blasco y los otros, le habr¨¢n comentado, de la manera aduladora con que acostumbran, que ya est¨¢ hecha parte de la faena. No deja de resultar ins¨®lito que el primero que se sienta en el banquillo, a partir del caso G¨¹rtel sea yo. Que resulte ins¨®lito no quiere decir que no tenga explicaci¨®n que, sin duda, la tiene aunque yo, en este momento y por lo que hace referencia a la instrucci¨®n del procedimiento, me encuentre en la situaci¨®n del protagonista de "El proceso, de Kafka, no pudiendo entender nada de lo que me sucede. Debiera, tal vez, concluir que mi comprensi¨®n del ¨¢rea de lo penal no es satisfactoria pero lo asombroso del caso es que nadie acierta a explicarme lo que est¨¢ pasando, salvo algunos de mis m¨¢s furibundos adversarios ideol¨®gicos. Claro que sus "razones" no me resultan desinteresadas desde el punto de vista pol¨ªtico, por decirlo francamente.
Volviendo a Camps y sus devotos, seguro que piensan que deslegitimando la voz que pregunta se resuelve del problema de la falta de respuestas. ?Qu¨¦ equivocados! La legitimidad fundamental est¨¢ en las preguntas, no en quien las hace. Anulado, si lo fuera, el que inquiere, seguir¨ªan persistiendo las cuestiones planteadas y nunca respondidas: ?d¨®nde est¨¢ el dinero p¨²blico que ha desaparecido o se ha malversado?, ?por qu¨¦ se ocultan tantos contratos p¨²blicos?, ?qui¨¦n ampar¨® a la trama G¨¹rtel para que obtuviera trato de favor de tantos organismos y empresas dependientes de la Generalitat?, ?qu¨¦ paso con la visita del Papa?, ?c¨®mo se financiaba la propaganda dedicada a enaltecer la figura del l¨ªder Camps?... y tantas otras que no acaban en el caso G¨¹rtel.
No las han respondido y no piensan responderlas. No pueden. Nunca reconocer¨¢n lo que han hecho porque habr¨ªan de abandonar el poder, que es lo ¨²nico que les importa. Sus actuaciones habr¨¢ que reconstruirlas a partir de lo que podamos investigar quienes estemos dispuestos a ello. Es evidente que los jueces, los fiscales y la polic¨ªa tienen su trabajo que hacer pero los dem¨¢s no podemos escurrir el bulto. La defensa de la democracia y de sus reglas nos incumbe a todos... a todos los dem¨®cratas, por supuesto.
Es evidente que, para esa defensa, los diputados de la oposici¨®n tenemos un papel destacado, una mayor obligaci¨®n, si se quiere. Y no podemos renunciar a ella. No nos han elegido, ni nos pagan los ciudadanos para llevar una vida placentera y ocupar un lugar de perfil bajo. Estamos aqu¨ª para dar la cara, sobre todo frente a un Consell autoritario como el que tenemos que sostiene los privilegios de algunos frente al inter¨¦s general. Y a¨²n m¨¢s, si cabe, frente a un Consell que extorsiona y persigue a quienes no se someten a sus deseos. Si no lo hacemos nosotros, ?qui¨¦n lo va a hacer? Habr¨¢, pues, que asumir los riesgos del oficio, como lo hacen los bomberos o los electricistas.
El riesgo, aqu¨ª, es enfrentarse al poderoso, al que maneja presupuestos y condiciona conciencias y en eso hay otros gremios que tambi¨¦n tienen mucho decir. Sabiendo ya lo que sabemos sobre lo que ha ocurrido, estamos ante una encrucijada y convendr¨¢ estar atentos al camino que escoge cada uno para transitar el futuro. Siempre he pensado que uno de los objetivos del periodismo es dar a conocer asuntos que se pretenden mantener en el secreto, sobre todo si ¨¦ste afecta a famosos o a poderosos. Por eso me ha parecido tan antinatura la manera como algunos han asumido o, incluso, jaleado que se me persiguiera por un delito denominado, precisamente, "revelaci¨®n de secretos" que, adem¨¢s, se ha demostrado que no exist¨ªa. Claro que tambi¨¦n han asumido o jaleado que se me persiguiera por otros delitos, teniendo como ten¨ªan absolutamente claro lo artificioso del montaje. Pero lo de la "revelaci¨®n de secretos", en asuntos de dinero p¨²blico, pone de manifiesto c¨®mo hay quien est¨¢ dispuesto a negar lo que es y la funci¨®n social que deber¨ªa cumplir con tal de... ?de qu¨¦?
Ser¨¢ triste ver c¨®mo pierden la cartera despu¨¦s de haber vendido la conciencia. Esa es la transacci¨®n comercial que m¨¢s empobrece a una sociedad, sin que acostumbre a servir, a largo plazo, al que la protagoniza. Al menos yo, desde el banquillo, seguir¨¦ conservando mi conciencia, lo que no es poco vistos los tiempos que corren.
Y como yo muchos otros y las preguntas se har¨¢n una y otra vez y se buscar¨¢n papeles donde se encuentren y se ense?ar¨¢n y se volver¨¢ a avergonzar al que oculta, al que manda y oculta pero no da la cara, porque esta sociedad sabe del valor de la democracia y no se la va a dejar arrebatar f¨¢cilmente. Ni por los que manejan los presupuestos, ni por los que manejan los teclados. Al tiempo.
?ngel Luna es portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes valencianas.
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