?Ser¨¢ el feminismo el pr¨®ximo producto de exportaci¨®n polaco?
Durante gran parte de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, hacerse feminista era un m¨¦todo seguro de ponerse en rid¨ªculo en Polonia. Te consideraban una ingenua entusiasta de las ideas occidentales, supuestamente irrelevantes para la cultura polaca, o algo peor: un f¨®sil de los viejos tiempos, una comunista. Pues bien, los d¨ªas de martirio feminista han pasado: en v¨ªsperas de la presidencia polaca de la Uni¨®n Europea, los derechos de las mujeres se han convertido en asunto de debate p¨²blico, serio y respetable. El feminismo es pr¨¢cticamente una moda e importantes famosos defienden en p¨²blico la igualdad, asistiendo a las manifestaciones del D¨ªa de la Mujer. Ahora, el Tercer Congreso de las Mujeres, previsto para septiembre de 2011 en Varsovia, se denomina oficialmente Congreso de las Mujeres Europeas, y se presenta como uno de los principales acontecimientos de la Presidencia, un escaparate de la exitosa modernizaci¨®n de Polonia. Hace poco, el primer ministro Donald Tusk declar¨® durante un discurso que, hasta que la igualdad no sea algo tangible, su Gobierno escuchar¨¢ con atenci¨®n las recomendaciones del Congreso.
?C¨®mo hemos llegado a esto? ?Estamos ante un aut¨¦ntico compromiso con la justicia de g¨¦nero o ante un mero ejercicio de relaciones p¨²blicas? En parte, el movimiento debe su nueva visibilidad a un cambio de enfoque estrat¨¦gico. Despu¨¦s de 20 a?os de agotadoras e infructuosas luchas por los derechos reproductivos, sus esfuerzos se han desplazado hacia la participaci¨®n pol¨ªtica de la mujer, hacia cuestiones de tipo social y econ¨®mico. Es probable que la enorme influencia pol¨ªtica de la Iglesia cat¨®lica haga de la legalizaci¨®n del aborto una fantas¨ªa durante d¨¦cadas. Entretanto, hay cuestiones en las que tanto la movilizaci¨®n masiva como un aut¨¦ntico ¨¦xito son posibles. La nueva estrategia consiste en no insistir en asuntos que dividen a las mujeres (como el aborto y los derechos de las minor¨ªas sexuales) y en atraerse a mujeres famosas, algo que, a su vez, atraer¨¢ a multitudes. Entre los "patrocinadores" del Congreso de las Mujeres figuran leyendas de la Solidaridad clandestina como Henryka Krzywonos, Danuta Wa??sa (esposa de Lech), la ex primera dama Jolanta Kwa?niewska y la famosa novelista Olga Tokarczuk. Miles de mujeres asisten no solo al propio Congreso anual, sino a los actos que se organizan regularmente en diversas ciudades.
Solo dos a?os despu¨¦s de su nacimiento, el Congreso ha logrado promover dos grandes cambios legislativos: que las mujeres sean el 35% de los candidatos electorales y que haya guarder¨ªas para menores de tres a?os. Ambas leyes han sido aprobadas por el Parlamento y firmadas por el presidente en los ¨²ltimos meses. Las dos fueron objeto de virulentos ataques por parte de la derecha, que las calific¨® de peligrosas para los valores familiares, y son con raz¨®n criticadas por la izquierda, que las ve insuficientes. ?Por qu¨¦ los partidos exigen que haya un 35% de mujeres en las listas y no el 50% como se plante¨® inicialmente? ?Por qu¨¦ la ley sobre cuidados de los ni?os tiene una financiaci¨®n tan escasa? En cualquier caso, estos son los primeros ¨¦xitos tangibles del movimiento: leyes favorables a las mujeres obtenidas por las activistas, no por imposici¨®n de la UE.
Juntas, ambas leyes pueden producir aut¨¦nticos cambios. Polonia es uno de los pa¨ªses europeos con menor porcentaje de mujeres en el mercado laboral (en torno al 53%, frente a una media de alrededor del 60% en la UE). La falta de guarder¨ªas asequibles es un factor clave y la discriminaci¨®n laboral, generalizada. El desfase salarial, ahora ampliamente debatido en los medios de comunicaci¨®n, se sit¨²a en torno al 23%. Est¨¢ claro que las mujeres, las ¨²ltimas en ser contratadas, las primeras en ir al paro y quienes m¨¢s probabilidades tienen de mantener un empleo precario, de corta duraci¨®n y sin prestaciones, han sido las perdedoras de la nueva econom¨ªa de libre mercado polaca. Las m¨¢s j¨®venes pierden sus empleos al quedarse embarazadas, mientras que a las mayores se las va expulsando de su trabajo, pidi¨¦ndoles que se jubilen. Puede que, a consecuencia de las crisis financiera y demogr¨¢fica, las perspectivas de conseguir una pensi¨®n decente no sean halag¨¹e?as para nadie, pero son mucho peores para las mujeres, que no solo ganan menos, sino que se jubilan cinco a?os antes que los hombres (a los 60 y 65 a?os, respectivamente). Es posible que, si un n¨²mero suficiente de mujeres puede dejar a sus peque?os en guarder¨ªas para acudir a trabajar y si se eligen suficientes candidatas susceptibles de insistir en la justicia de g¨¦nero, por lo menos cambie algo toda esa situaci¨®n.
El movimiento de mujeres es ya lo suficientemente grande como para estar internamente dividido. Para los medios, el Congreso es radical. Magdalena ?roda, carism¨¢tica intelectual y cerebro del movimiento, suele ser vilipendiada por la derecha, que la considera una ide¨®loga izquierdista, que odia al hombre y pretende destruir la familia, aunque en realidad el Congreso de Mujeres es el ala moderada del feminismo polaco. Las aut¨¦nticas radicales, asociaciones de mujeres de izquierda que trabajan en ONG feministas, organizan manifestaciones callejeras anuales conocidas con el nombre de Manifa y critican el Congreso por sus planteamientos neoliberales, por coquetear con el Gobierno y por desatender a las mujeres pobres. Sus principales figuras (y gran parte de su financiaci¨®n) proceden m¨¢s del mundo empresarial que del obrero y sindical, y sus reuniones con frecuencia se celebran en la Bolsa de Varsovia. Aunque muchas mujeres participan activamente en ambas corrientes del movimiento, la diferencia entre una y otra es patente, ya que, con su lema: "Basta de explotaci¨®n", el objetivo de la Manifa de este a?o era dar a conocer las terribles condiciones laborales de las enfermeras y las empleadas de supermercados. Entretanto, el Congreso est¨¢ iniciando una campa?a para el establecimiento de cuotas de g¨¦nero en las juntas directivas.
Otro de los motivos de pol¨¦mica es que el Congreso ha abandonado la lucha por los derechos reproductivos. El aborto se prohibi¨® en Polonia en 1993, lo cual ha generado una enorme cantidad de abortos clandestinos. Ahora que la educaci¨®n sexual ha desaparecido hace tiempo de las escuelas, siendo sustituida por clases de religi¨®n ya muy arraigadas, el debate sobre la sexualidad y la maternidad lo dirige la Iglesia cat¨®lica, con un discurso basado en la verg¨¹enza, no en los derechos. ?Acaso puede la libertad reproductiva aparcarse durante un tiempo por motivos estrat¨¦gicos, para volver despu¨¦s a convertirse en asunto clave para las mujeres, cuando estas hayan ganado poder pol¨ªtico? El plan suena bien, pero puede que el "momento justo" nunca llegue, y entretanto las fuerzas conservadoras continuar¨¢n promoviendo sus planteamientos. Perdida hace tiempo la batalla del aborto, ahora necesitamos defender la fecundaci¨®n in vitro, que, para la Iglesia cat¨®lica, al igual que el aborto, es un "asesinato".
Puede que las fisuras existentes dentro del movimiento sean penosas, pero no cabe duda de que hablar de "feminismo polaco" ya no es un ox¨ªmoron. Despu¨¦s de dos d¨¦cadas aludiendo a la "especial situaci¨®n de la mujer en Polonia", supuestamente debida a la importancia de la Virgen Mar¨ªa en la cultura nacional, el compromiso con la igualdad de g¨¦nero se est¨¢ convirtiendo en un nuevo punto de venta de Polonia como miembro de la UE. Puede que el nuevo feminismo sea un tanto tibio frente a cuestiones clave para la Iglesia cat¨®lica, pero no deber¨ªamos tacharlo sin m¨¢s de farsa. Probablemente, los dos objetivos principales -las cuotas en las listas y la reforma de la asistencia infantil- acaben generando un aut¨¦ntico cambio. Si tenemos en cuenta la bien ganada reputaci¨®n de Polonia como pa¨ªs conservador y hom¨®fobo, que adem¨¢s vulnera los derechos reproductivos de las mujeres, hay que alegrarse de que ahora la pol¨ªtica convencional se entusiasme con la justicia de g¨¦nero.
Agnieszka Graff Estudiosa y comentarista feminista, cofundadora de la Coalici¨®n de Mujeres 8 de Marzo | Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo
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